Conectan 16 minicerebros humanos para crear “ordenador vivo”
Enviado por Aline Dorantes en Jue, 08/15/2024 - 11:54Espinosa, Felipe [2024], "Conectan 16 minicerebros humanos para crear 'ordenador vivo'", Deutsche Welle, 11 de junio, https://p.dw.com/p/4gvmF [1]
Felipe Espinosa Wang es periodista, ha publicado en Deutsche Welle —servicio de radiodifusión internacional financiada por Alemania—; también es músico, guitarrista, y embajador cultural.
Desde hace décadas los científicos han buscado la manera de imitar las capacidades del cerebro humano a través de redes neuronales artificiales que doten de mayor sofisticación a la inteligencia artificial. FinalSpark —una empresa tecnológica suiza centrada en los “bioordenadores”— ha dado un nuevo giro al ofrecer la posibilidad de que esa capacidad provenga de cerebros reales, disminuyendo al mismo tiempo, el consumo energético. Esto permitiría a las empresas de Inteligencia Artificial (IA) continuar sus ritmos desenfrenados de actividad sin preocuparse por su huella ecológica.
El “ordenador vivo” de FinalSpark integra 16 organoides cerebrales en matrices conectadas a electrodos, la mayor parte de estos son minicerebros cultivados en laboratorio a partir de células madre neurales humanas. Así, el bioprocesador está conformado por neuronas vivas capaces de aprender y procesar información.
Menor consumo energético
Neuroplatform es la plataforma que alberga la información de los bioordenadores de FinalSpark, quien decidió hacer de este un laboratorio global para que los investigadores de todo el mundo experimenten con los bioprocesadores desde cualquier parte del mundo. El consumo energético que requiere el procesamiento de la información es hasta un millón de veces inferior con respecto de los procesadores digitales convencionales compuestos de silicio. Este hecho es significativo frente al problema de la reducción de emisiones asociadas al creciente uso de la Inteligencia Artificial (IA).
FinalSpark ha expresado su voluntad de ofrecer sus avances de forma pública con “el objetivo común de construir el primer procesador vivo del mundo”. Además de que Neuroplatform es un laboratorio global de investigación, la empresa ha ofrecido también acceso gratuito a nueve instituciones de investigación y algunas universidades (más de tres docenas) ya han abocado su interés hacia esta tecnología.
Tejidos neuronales y funcionales
Al integrar organoides vivos, la Neuroplataforma de FinalSpark está equipada con un sistema de suministro de nutrientes para mantener los tejidos neuronales vivos y operativos durante periodos prolongados de hasta 100 días, lo cual ha permitido a los investigadores realizar estudios extensos (dato crucial 1).
Un estudio publicado en 2023 por la Revista Nature titulado “Brain organoid reservoir computing for artificial intelligence” ya sentaba las bases para implementar elementos vivos en la tecnología. En dicho estudio, el objetivo fue conectar neuronas a circuitos eléctricos para crear un dispositivo capaz de reconocer la voz. No obstante, el invento de FinalSpark destaca por su enfoque “sostenible”.
Se trata de una propuesta atractiva porque permitiría a las empresas de IA reducir sus emisiones sin comprometer sus avances tecnológicos. Estas requieren cada vez más de recursos para sus centros de datos de las redes neuronales artificiales (en las que se basan modelos lingüísticos como Chat GPT; aunque al mismo tiempo, hay una preocupación creciente por las emisiones de carbono y demanda de agua que ello supone.
1) En un artículo publicado en Frontiers in Artificial Intelligence, Fred Jordan —cofundador de FinalSpark—, y sus colegas señalaron que, desde 2021, la Neuroplataforma se ha empleado con más de 1 000 organoides cerebrales, y ha recopilado más de 18 terabytes de datos.
Las soluciones frente a los problemas ambientales a nivel global se centran en dos ejes: reducción de emisiones y tecnología. Si hay nuevos avances tecnológicos que permitan a las empresas deslindarse de sus responsabilidades sociales y ambientales, estos se aceptan y celebran sin evaluar detenidamente sus implicaciones. ¿Qué minerales demandan las estructuras que sostienen y hacen posibles los ordenadores vivos? ¿Qué hacer frente a la basura tecnológica que generan los centros de investigación y las empresas de inteligencia artificial? ¿Los avances en IA únicamente se encuentran frenados por un problema de emisiones?