Diseñando transiciones regionales sistémicas. Una experiencia de investigación-acción en Colombia
Enviado por Fernanda Chávez en Lun, 06/02/2025 - 13:04Campo, María y Arturo Escobar [2023], "Diseñando transiciones regionales sistémicas. Una experiencia de investigación-acción en Colombia", Miriam Lang, Breno Bringel y Mary Ann Manahan (editores), Más allá del colonialismo verde. Justicia global y geopolítica de las transiciones ecosociales, Buenos Aires, CLACSO, octubre, pp. 351-366, https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/bitstream/CLACSO/249068/1/M... [1]
Maria Campo es una feminista negra colombiana. Es miembro de la Asociación Casa Cultural El Chontaduro y del Tejido de Transicionantes por / con / desde la región del Valle Geográfico del río Cauca. Participa en la defensa de los derechos étnico-territoriales y de las mujeres negras.
Arturo Escobar es un activista-investigador colombiano y profesor emérito de antropología en la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill. Es un reconocido intelectual, con trabajos pioneros en el campo del posdesarrollo y la ecología política.
En el Valle del Río Cauca, Colombia, se desarrolla una transformación ecosocial que surge como respuesta a las problemáticas ambientales y sociales provocadas por el modelo extractivo. Esta transformación, considerada una transición civilizatoria, busca establecer economías equitativas y territorios sostenibles, especialmente para garantizar el bienestar de la niñez y la juventud, promoviendo un enfoque colectivo y no individualista.
El proyecto adopta una perspectiva crítica y emancipadora —antirracista, antipatriarcal, anticlasista y poscapitalista— que impulsa la autonomía de los territorios. Se basa en tres nociones teóricas: pluralidad de transiciones ecológicas, los conflictos ambientales como expresión de choques culturales, y la construcción de paz desde la diversidad territorial.
Esta iniciativa es desarrollada por tres actores clave: el Tejido de Transicionantes, un grupo de activistas y académicos con formación diversa; la Casa Cultural El Chontaduro, que promueve la equidad en comunidades vulnerables de Cali; y la Asociación de Consejos Comunitarios de Suarez (ASOCOMS), una organización de comunidades afrodescendientes que defiende los derechos humanos y ambientales. El capítulo examina el contexto de esta transición, su base teórica, las acciones emprendidas y los aprendizajes obtenidos a través de la investigación-acción.
La región del valle geográfico del río Cauca y la necesidad de una transición ecosocial
El Valle Geográfico del Río Cauca (VGRC) ha sido históricamente un territorio disputado por intereses económicos extractivistas, el narcotráfico y el conflicto armado. Estas dinámicas han afectado la soberanía alimentaria, la autodeterminación de los pueblos y han profundizado múltiples formas de violencia, especialmente contra mujeres y juventudes negras. La respuesta estatal ha sido la militarización, lo que ha impactado negativamente las formas de vida ancestrales de los pueblos étnicos.
El entorno natural ha sufrido un grave deterioro a causa del modelo agroindustrial, que ha provocado crisis ambientales, sanitarias y sociales. Esta situación ha generado una región marcada por la exclusión de comunidades negras, indígenas y campesinas, y ha contribuido al agravamiento del cambio climático.
Frente a esto, se vislumbra una alternativa: la transformación del VGRC en una región agropolitana y acuapolitana, que articule campo y ciudad, basada en la agroecología, la restauración territorial, la soberanía alimentaria y el reconocimiento de derechos de comunidades negras, indígenas y campesinas. Esta visión propone un equilibrio entre ruralización selectiva de lo urbano y urbanización autogestionada de lo rural, en armonía con la naturaleza anfibia del territorio.
Estas experiencias se enfrentan a un modelo económico dominante que prioriza la competitividad urbana global, pero representan una vía concreta para contribuir a los principales retos nacionales: la consolidación de la paz y la superación del conflicto armado en zonas rurales y urbanas. Estas iniciativas responden a los grandes retos nacionales, como la consolidación del Acuerdo de Paz firmado con las FARC en 2016 y la necesidad de avanzar en negociaciones con el ELN y otros actores armados en todo el país.
Transiciones civilizatorias, cosmovisiones / ontologías relacionales y paz territorial pluriversal
El proyecto se apoya en una tríada conceptual: las transiciones sociopolíticas, la ontología relacional y la paz territorial. Diversos movimientos latinoamericanos —como los indígenas, afrodescendientes, feministas y campesinos— abogan por una transformación civilizatoria que cuestione el modelo hegemónico occidental, capitalista y patriarcal, proponiendo cosmovisiones que reconozcan la profunda interdependencia entre seres y territorios
El enfoque del diseño autónomo para las transiciones, vinculado a luchas por la reexistencia, promueve un mundo diverso y plural. Este proyecto incorpora saberes críticos y cosmovisiones como el Ubuntu, que replantean los límites entre lo humano y lo no humano.
En Colombia, se ha desarrollado el concepto de paz territorial, entendida como un equilibrio entre actores humanos y no humanos en un entramado socioecológico y cultural. Esto se conecta directamente con la pluriversalidad y la justicia ontológica, particularmente relevante para pueblos étnicos y mujeres. El enfoque del proyecto es interseccional, ampliado hacia una perspectiva ontológica que articula dimensiones como raza, género, clase, edad, territorio y cosmovisión.
La propuesta se articula con el actual Plan Nacional de Desarrollo, que prioriza la vida y plantea apuestas por la paz, la justicia ambiental y la justicia social. Las luchas históricas del feminismo negro en Colombia han sido precursoras de estas ideas, centradas en el derecho a la ciudad, los territorios y la justicia racial.
La transición ecosocial radical propuesta por el proyecto no se basa en conceptos de adaptación o resiliencia, sino en reexistencia y cimarronaje, expresiones de resistencia y reconstrucción del tejido de la vida desde una perspectiva ecológica y ontológica. Estas nociones, enraizadas en las luchas de los pueblos afrodescendientes, son fundamentales para enfrentar los traumas causados por el cambio climático y los conflictos sociales.
La Transicionada: objetivos, estrategias y acciones
El colectivo denomina su trabajo La Transicionada, más que un proyecto, un trayecto vivo que apuesta por transformar las formas de pensar, sentir y actuar (sentipensaractuar) mediante otras formas de comunicación emocional y simbólica, basadas en el jugar, corrazonar y lenguajear. Esta propuesta busca superar los marcos hegemónicos racistas, patriarcales, capitalistas y capacitistas.
El objetivo principal es impulsar una transición socioecológica en el Valle Geográfico del Río Cauca hacia una sociedad justa, sostenible, diversa y con paz territorial, promoviendo la soberanía alimentaria. Para ello, se plantea articular iniciativas transformadoras dispersas bajo una nueva narrativa regional: otro valle geográfico del río Cauca es posible. Inspirados en la Comisión de la Verdad, se propone conversar para sanar el tejido de la vida, generando contranarrativas que reconozcan la diversidad simbólica, cultural y emocional de los pueblos.
Los tres objetivos principales del trayecto son:
Fortalecer la articulación entre iniciativas territoriales transformadoras, especialmente las enfocadas en agua, alimentación, cambio climático, justicia, paz y ordenamiento territorial.
Codiseñar estrategias narrativas y mediáticas para imaginar otros futuros posibles, mediante medios artísticos, audiovisuales, teatrales y digitales.
Implementar acciones concretas de diseño para la transición en dos territorios afrodescendientes (Suárez y el oriente de Cali), enfocadas en soberanía alimentaria, paz y cambio climático.
Estos objetivos están guiados por principios de transformación productiva, restauración eco-ontológica (de mundos y ecosistemas) y reparación histórica, dentro de un enfoque agropolitano, étnico-cultural y pluriversal. Se busca promover la recomunalización de la vida, la relocalización económica, las autonomías territoriales, la despatriarcalización y desracialización de las relaciones sociales, y la reintegración con la Tierra.
Entre las acciones concretas se destacan: el mapeo de iniciativas mediante cartografía participativa; un diagnóstico de paz territorial pluriversal; la creación de redes entre actores; estrategias para la imaginación colectiva y construcción de escenarios de transición; así como talleres comunitarios, elaboración de un atlas digital y el desarrollo de un co-laboratorio de diseño territorial para fortalecer las capacidades locales y fomentar prácticas de transición sostenibles.
Transiciones y dinámicas socioterritoriales
Con más de treinta años de labor, la Casa Cultural El Chontaduro ha construido un proceso político y cultural en el oriente de Cali, centrado en el reconocimiento territorial de comunidades afrodescendientes desplazadas del Pacífico. En medio de una violencia urbana silenciosa que restringe sus libertades, son las mujeres negras quienes han liderado formas innovadoras de resistencia, promoviendo paz y oportunidades en contextos marcados por exclusión y desigualdad.
El Chontaduro representa una forma de cimarronaje urbano, construida desde el arte, el afecto y la acción colectiva. Mediante diversas expresiones culturales, buscan sanar heridas históricas provocadas por el racismo estructural, la violencia de género y la presencia de dinámicas armadas y criminales en el territorio. Su apuesta se dirige a reconstruir vínculos comunitarios y restaurar la dignidad de los cuerpos y espacios profundamente afectados.
En paralelo, ASOCOMS se formó para enfrentar la exclusión del pueblo negro en Suárez durante el proceso de consulta ambiental de la represa La Salvajina. Desde los años ochenta, estas comunidades han sostenido una resistencia articulada con pueblos indígenas, denunciando el despojo territorial y la afectación de sus fuentes hídricas. A través de la caminata de 1986 (Dato crucial 1) y otras acciones, consolidaron su organización para defender el derecho a permanecer en su territorio con dignidad.
Actualmente, ASOCOMS promueve procesos de agricultura ecológica, justicia de género, evaluación de megaproyectos y fortalecimiento organizativo. La defensa del río Ovejas, ante el intento de su desvío, es símbolo de una lucha por la vida. En ambos casos —El Chontaduro y ASOCOMS—, se expresa una resistencia viva y territorial que exige justicia para las comunidades afrocolombianas y para los ecosistemas que habitan.
Breve conclusión
El proyecto propone una transición integral en el Valle del Cauca, que combine descarbonización con soberanía alimentaria, justicia social, economías posextractivistas y respeto por la diversidad cultural. Plantea formas de vida antirracistas, pospatriarcales y enraizadas en los territorios, reconociendo los saberes de quienes cuidan y habitan los espacios.
Convoca a un pacto social, ecológico y pluriversal, basado en la desglobalización selectiva y la relocalización de actividades clave (alimentar, sanar, aprender, habitar). Esta transición gradual busca enfrentar la crisis climática y construir una paz territorial diversa y sostenible.
1. Desde 1986, cuando encharcaron el río Cauca, se realizó la primera acción hermanada entre el pueblo negro y los pueblos indígenas del Cauca; caminando más de cien kilómetros para denunciar el despojo y los abusos por parte del gobierno con el proyecto de la represa. Población infantil, juvenil y adulta caminantes del ochenta y seis se constituyeron en ASOCOMS.
Los procesos de transición ecosocial en el Valle Geográfico del Río Cauca revelan una resistencia activa frente a la destrucción ambiental provocada por el avance de las fronteras del capital, donde las empresas transnacionales, en complicidad con estructuras estatales, imponen modelos extractivistas que degradan territorios, violentan comunidades y perpetúan desigualdades históricas. Esta situación se enmarca en una gobernanza global que prioriza el crecimiento económico sobre el bienestar de los pueblos y los ecosistemas.
En este contexto, las mujeres —especialmente las mujeres negras y racializadas— han desempeñado un papel central en el combate y adaptación frente al despojo territorial, aportando saberes, liderazgos y estrategias de cuidado que reconstituyen el tejido social y ecológico desde lo cotidiano y lo comunitario. Su acción política se enmarca en una crítica profunda al entrelazamiento entre corporaciones, guerra y género, visibilizando cómo los cuerpos y territorios son objeto de control en el marco de economías extractivas militarizadas.
Los trayectos como La Transicionada, ASOCOMS y El Chontaduro, así como múltiples redes y proyectos locales, representan esfuerzos concretos por desmantelar las relaciones desiguales entre empresas, estados y sociedad, apostando por la reexistencia, la relocalización de la vida y la paz territorial pluriversal. Estas experiencias desafían las narrativas hegemónicas del desarrollo y proponen una transformación civilizatoria basada en el respeto a los territorios, la diversidad de mundos y las formas de vida sostenibles, enraizadas en la justicia ambiental, social y epistémica.