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Al calor del pasado: hacia una historia de la economía fósil

Enviado por Samuel Carmona en Lun, 06/02/2025 - 17:40
Cita: 

Malm, Andreas [2016]. Capítulo 1: Al calor del pasado: hacia una historia de la economía fósil. Capital fósil. El auge del vapor y las raíces del calentamiento global, Nueva York, Verso

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2016
Revista descriptores: 
Destrucción del ambiente [1]
Fronteras del capital [2]
Papel de las CTN en el colapso sistémico - Energía [3]
Riesgos existenciales [4]
Tema: 
Los origenes de la economía fósil
Idea principal: 

    Andreas Malm es profesor de ecología humana en la Universidad de Lund, Suecia y es miembro del cuerpo editorial de la revista Historial Materialism. Su libro Fossil Capital fue premiado con el Isaac and Tamara Detuscher Prize y está basado en su tesis doctoral defendida en 2014.


    En el capítulo, Andreas Malm introduce el análisis señalando que los orígenes de la economía basada en la explotación del carbón —particularmente en el Reino Unido del siglo XIX— nunca consideraron seriamente las consecuencias ambientales que podrían derivarse de ella. Según el autor, "el calentamiento global es el efecto involuntario por excelencia". Las críticas ambientales eran escasas y marginales, pues, si bien se trataba de un terreno inexplorado, prevalecían los beneficios inmediatos de la mecanización industrial sobre cualquier posible repercusión ecológica. Todo el proceso estaba subordinado a las necesidades de la burguesía.

    Ahora sí se sabe

    En contraste, en la actualidad el conocimiento sobre los efectos contaminantes de las emisiones es ampliamente compartido. Desde 1990, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) ha emitido informes alertando sobre las consecuencias de un planeta cada vez más cálido. Las advertencias de la comunidad científica no han faltado.

    Sin embargo, a pesar de los compromisos internacionales para reducir las emisiones, estas no han disminuido. Entre 1990 y 2012, la producción global de CO₂ aumentó 58%. Los combustibles fósiles siguen siendo un pilar fundamental de la producción mundial. Las proyecciones indican que esta tendencia difícilmente se revertirá: en la década de 1990 la tasa de crecimiento anual de emisiones fue de 1%, mientras que para el año 2000 se elevó a 3.1%. En otras palabras, el tratamiento de las emisiones contaminantes sigue siendo sumamente permisivo.

    Una historia bajo un cielo plomizo

    Para Malm, comprender el nivel de degradación ambiental causado por la humanidad no es tarea sencilla. Las conexiones entre causa y efecto no siempre son evidentes; por ejemplo, resulta difícil vincular directamente la extracción de petróleo con una sequía específica.

    Por ello, el autor propone tomar como punto de partida la totalidad histórica de la llamada "economía fósil", ya que el problema ambiental antecede por mucho a la aparición del término calentamiento global. Malm plantea que cada etapa de esa economía debe reinterpretarse desde una perspectiva de "historia ambiental". Así, eventos como guerras, el surgimiento de superpotencias económicas y otros procesos históricos son inseparables del desarrollo de la economía fósil, ya que esta se consolidó y expandió en dichos contextos. Las transformaciones ambientales deben, por tanto, ocupar un lugar central en su análisis.

    El cambio climático antropogénico, sostiene Malm, tiene su raíz en la praxis humana, no en el fenómeno climático como un eje explicativo independiente. Es decir, construir la historiografía del calentamiento global no implica buscar el clima en la historia, sino la historia en el clima. Políticas públicas y procesos productivos explican alteraciones como lluvias, heladas o sequías. Esta mirada exige —según Malm— un “salto a través de las divisiones ontológicas”.

    La venganza del tiempo

    En las últimas décadas, el tiempo como dimensión estructural ha sido desplazado por el espacio, en parte debido al auge de la geografía crítica, que privilegia la simultaneidad por encima de la secuencia histórica. En ese contexto, se ha proclamado incluso el "fin del tiempo histórico".

    Malm considera que el calentamiento global debería desmentir tales afirmaciones. El espacio en el que se habita está profundamente marcado por las acciones pasadas. Los procesos que conforman la cotidianidad fueron moldeados por el uso intensivo de combustibles fósiles, lo que implica que el presente está entrelazado con las emisiones del pasado. Los espacios afectados por el cambio climático sólo adquieren relevancia en la medida en que se reconocen como productos de este proceso temporal.

    Tecnologías como el transporte, al perfeccionarse mediante el uso de combustibles fósiles, consolidaron una dependencia estructural. Malm denomina esto carbon locking: “una segmentación tecnológica que, basada en combustibles fósiles, bloquea el desarrollo de alternativas energéticas”.

    El cambio climático opera en escalas temporales que pueden parecer inconexas, pero que están profundamente entrelazadas. Las emisiones son acumulativas: cuanto más se perpetúe la "normalidad capitalista", más difícil será romper con ella. Cada generación carga con los residuos de la anterior. Así, las condiciones futuras de vida en la Tierra estarán determinadas por emisiones pasadas. Este ciclo, según Malm, encierra una violencia estructural: “la tiranía de los muertos oprime el cuerpo de los vivos”. Las inundaciones o los incendios son ejemplos tangibles de este legado.

    Ante esta realidad, Malm insiste en la necesidad urgente de actuar. La disyuntiva es clara: romper con la normalidad capitalista o sucumbir ante un destino acumulado e insoportable.

    En busca de los orígenes de la economía fósil

    Dos conceptos fundamentales atraviesan el análisis: economía fósil y normalidad capitalista.

    La primera se define como una economía de crecimiento autosostenido basada en un consumo creciente de combustibles fósiles, lo que conlleva un aumento constante de emisiones de CO₂. La segunda hace referencia al modelo que promueve un crecimiento económico continuo, impulsado por los beneficios materiales derivados de la energía fósil. Según Malm, es este paradigma el principal motor del calentamiento global.

    Aunque no toda la influencia humana sobre el clima se reduce a la quema de combustibles fósiles, este factor constituye el núcleo cualitativo y cuantitativo del problema. Las emisiones de CO₂ superan en magnitud a otras fuentes, como la deforestación o los óxidos de nitrógeno. Por tanto, la relación entre la cantidad de CO₂ emitido —producto de la normalidad capitalista— y el grado de degradación ambiental es fundamental.

    La economía fósil es totalizante: moldea las condiciones de existencia humana y define la realidad a través de actividades emisoras de gases contaminantes. Por ello, Malm insiste en que la economía fósil es “una sustancia totalmente histórica”, cuyo origen se remonta a la Primera Revolución Industrial en Gran Bretaña, país que en 1825 concentraba 80% de las emisiones globales de CO₂ (y 62% en 1850).

    Situar ese origen es clave para Malm porque permite rastrear los elementos necesarios para una transición energética actual. Esta transición —que él define como el paso de un sistema económico basado en una matriz energética a otro— fue en su momento lenta, impulsada por el precio favorable del carbón y dependiente de innovaciones tecnológicas.

    Aunque podrían trazarse paralelismos con la transición hacia energías renovables, Malm subraya que el contexto actual es radicalmente distinto. En el siglo XIX no existía un problema climático global, lo cual exige nuevas soluciones, como la planificación colectiva basada en la sostenibilidad del planeta. En este nuevo paradigma, el precio deja de ser un asunto privado para convertirse en un bien público.

    No obstante, dicha transición no será sencilla: existen poderosos intereses privados que buscarán mantener el statu quo. Conocer las fuerzas motrices y las leyes internas de la economía fósil es, por tanto, una clave para identificar y superar los obstáculos hacia un futuro sostenible.

    El momento del vapor

    A la pregunta “¿Cómo hemos llegado a este atolladero?”, Malm responde remontándose al momento en que el carbón dejó de ser una fuente de calor para convertirse en un insumo para producir movimiento. Este cambio fue crucial durante la Revolución Industrial en Gran Bretaña, con la invención de la máquina de vapor.

    La conversión de energía térmica en energía mecánica significó la consolidación de la economía fósil, especialmente a través del motor rotativo. Esta tecnología no solo incrementó la productividad laboral y el rendimiento per cápita, sino que impulsó a otras industrias y mercancías, proyectando la economía fósil más allá de Gran Bretaña, a través de la competencia económica —incluida la economía de guerra—.

    Ver la energía como poder

    Malm cierra el capítulo enfatizando que la energía no solo es una cuestión termodinámica, sino también una relación de poder. Los combustibles fósiles otorgan un poder dual: energético y social. Energía y poder no pueden disociarse, pues se constituyen mutuamente. Sin embargo, la ciencia contemporánea aún tiende a tratarlos como esferas separadas.

    Las causas profundas del calentamiento global, según Malm, deben buscarse en las estructuras sociales. La energía fósil es, en este sentido, una materialización de las relaciones sociales: relaciones de trabajo asalariado o forzado, explotación y subordinación. En última instancia, la economía fósil surge de la explotación del trabajador como mediador entre la sociedad y la naturaleza. El uso del poder se ejerce precisamente en el grado en que se está sometido a él.

Trabajo de Fuentes: 

Marx, K. (2010), Surveys from Exile: Political Writings, Vol. 2, Londres.

Russell, E., J. Allison, T. Finger, et al. (2011) «The Nature of Power: Synthesizing the History of Technology and Environmental History», Technology and Culture 52, p. 247

Smil, V. (2008). Energy in Nature and Society: General Energetics of Complex Systems, Cambridge MA, p. 12

Nexo con el tema que estudiamos: 

    En nuestro estudio sobre el papel de las corporaciones energéticas en el colapso del proyecto civilizatorio capitalista, este texto abona en el análisis sobre los orígenes de la matriz energética basada en combustibles fósiles, subrayando el papel central que desempeña la energía en la sostenibilidad del sistema capitalista. Esta mirada al pasado permite comprender que la energía no solo es un requisito indispensable para toda actividad humana, sino también una causa estructural de la actual crisis climática y ambiental. De este modo, el texto propone entender la energía no solo como un concepto termodinámico, sino también como una relación de poder.


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