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Free Gifts. Capitalism and the politics of nature

Enviado por Manuel González en Vie, 11/14/2025 - 13:36
Cita: 

Battistoni, Alyssa [2025], "Introduction", Free Gifts. Capitalism and the politics of nature, Princeton, Princeton University Press, pp. 1-22,

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2025
Revista descriptores: 
Alternativas civilizatorias [1]
Combate y adaptación frente a la destrucción del ambiente [2]
Fronteras del capital [3]
Tema: 
La Naturaleza como "regalo gratuito": Crítica de la valoración capitalista
Idea principal: 

    Alyssa Battistoni es una teórica política especializada en economía política y pensamiento ambiental. Su trabajo se centra en la intersección entre el capitalismo, el cambio climático y el feminismo, proponiendo nuevas formas de entender el valor y el trabajo en la era del Antropoceno.


    La vida en la Tierra se limita a la "zona crítica", una delgada capa planetaria que, aunque insignificante en la escala del universo, alberga una complejidad biológica única. Sin embargo, esta vitalidad atraviesa un proceso de degradación acelerada. La intervención humana transformó radicalmente la composición de la biosfera, desplazando a la fauna salvaje en favor de animales domésticos criados para el consumo y sustituyendo ecosistemas complejos por monocultivos e infraestructura urbana. Este fenómeno trasciende la pérdida directa de especies; incluye alteraciones sistémicas como la desincronización de los ciclos reproductivos debido al cambio climático y la contaminación sensorial que afecta la comunicación animal (datos cruciales 1 y 2).

    La crisis climática, manifestada en fenómenos meteorológicos extremos inmediatos, es solo la punta del iceberg de una crisis de interdependencia más profunda. La supervivencia humana depende intrínsecamente de procesos biológicos que a menudo se ignoran, como la polinización, la filtración de agua y la actividad microbiana del suelo. La noción de que el planeta es un telón de fondo pasivo e inmutable para la historia humana se ha roto, dando paso al reconocimiento de una amenaza existencial compartida (datos cruciales 3 y 4).

    Frente a esta realidad, existe una desconexión vertiginosa entre el diagnóstico científico-político y el económico. Mientras las ciencias naturales y sociales debaten sobre el riesgo de colapso civilizatorio, la economía convencional reduce la catástrofe a un problema de precios y contabilidad. Economistas como Nicholas Stern clasifican el cambio climático como una "externalidad" o un "fallo de mercado", sugiriendo que la destrucción ocurre simplemente porque los servicios ecosistémicos carecen de un precio monetario.

    Esta interpretación económica presenta una paradoja fundamental. Resulta inverosímil que un sistema como el capitalismo, célebre por su capacidad de mercantilizar aspectos íntimos de la vida humana, sea incapaz de valorar la naturaleza por un simple descuido contable. La tesis central del texto sostiene que esta omisión no es un error, sino una característica funcional del sistema. El capitalismo opera bajo la premisa de que la naturaleza es un “regalo gratuito": un recurso que puede extraerse y consumirse sin necesidad de pago o reposición. El problema no es que el mercado haya fallado en alcanzar a la naturaleza, sino que el sistema depende de mantenerla fuera del intercambio económico para sostener su acumulación.

    La política de la naturaleza

    La historia del pensamiento político moderno se construyó sobre una distinción fundamental: la separación entre la política y la naturaleza. Tradicionalmente, la política se definió como el ámbito de la decisión humana y el cambio, mientras que la naturaleza se concibió como un telón de fondo pasivo e inmutable. Esta dicotomía cumplió una función crítica durante la Ilustración, pues permitió desacralizar el mundo y establecer que las estructuras sociales, al no ser naturales, podían ser desafiadas y transformadas.

    La crisis climática actual desestabilizó este marco teórico, generando dos interpretaciones contrapuestas sobre la realidad material. Por un lado, teóricos como Bill McKibben proclamaron el “fin de la naturaleza", argumentando que la intervención humana alteró la atmósfera hasta el punto de que ya no existe un mundo independiente de la sociedad. Desde esta perspectiva, la naturaleza se revela como una construcción social y política. Por otro lado, la catástrofe ecológica señala el "retorno de la naturaleza" como una fuerza autónoma e ingobernable. Autores como Dipesh Chakrabarty sostienen que la crisis climática nos confronta con la agencia de una materia no humana que resiste al control y amenaza la continuidad de la historia humana.

    Frente a esta tensión, Battistoni propone que no es necesario desechar la teoría política existente, sino reorientarla. La premisa central es que toda organización de la vida humana es inherentemente una empresa material y, por tanto, natural. La tarea del pensamiento contemporáneo consiste en rematerializar la política, reconocer la realidad física del mundo sin renunciar a la crítica social. No se requiere una nueva filosofía desde cero, sino identificar dónde interactúan ya la política y la naturaleza.

    El sitio más denso de esta interacción es la economía. Es en este ámbito donde la materia natural se transforma en artefactos humanos y combustible. En la actualidad, esta interacción está estructurada por el capitalismo. Lejos de ser simplemente un sistema de producción e intercambio, el capitalismo opera como una fuerza dominante de "creación de mundo" y "creación de planeta". Este sistema reorganiza no solo las relaciones sociales, sino la composición molecular de la atmósfera y la biosfera misma. Por consiguiente, comprender la política de la naturaleza hoy exige analizar cómo el capitalismo representa y utiliza materialmente al mundo natural, tratándolo sistemáticamente como un recurso disponible.

    El regalo gratuito de la naturaleza

    La concepción de la naturaleza como un "regalo" tiene profundas raíces en la economía política clásica y el pensamiento occidental. Autores como Adam Smith, Jean-Baptiste Say y David Ricardo reconocieron que elementos naturales como la fertilidad del suelo, el viento o la luz solar realizaban un trabajo indispensable y gratuito en la producción. Esta visión se alineaba con tradiciones filosóficas y religiosas que interpretaban la naturaleza como una donación divina, ya sea para el dominio humano o para su cuidado.

    Sin embargo, existen interpretaciones divergentes sobre la naturaleza de este don. Mientras que para filósofos como Bataille y Derrida el don representa una generosidad pura y unidireccional que escapa al intercambio, para muchas culturas indígenas y antropólogos como Mauss y Polanyi, el don implica una reciprocidad obligatoria, recibir conlleva el deber de reponer y mantener relaciones sociales. En ambos casos, el don se posiciona como una alternativa o antítesis a la lógica de la mercancía.

    El concepto de "regalo gratuito de la naturaleza" que analiza el libro rompe con estas tradiciones. No es un acto de generosidad ni una relación de reciprocidad, sino una categoría específicamente capitalista definida por su relación con el mercado. El término "gratuito" no denota libertad, sino ausencia de costo monetario. La paradoja central es que estos elementos naturales son valiosos precisamente porque son útiles materialmente pero no tienen valor económico.

    Lejos de ser una anomalía, el "regalo gratuito" es una forma social tan central para el capitalismo como el salario o la mercancía. Representa aquellos aspectos del mundo material, desde la energía del vapor hasta los órganos animales, que el sistema utiliza pero no valora. Funciona como la "sombra de la mercancía", revelando los límites de la mercantilización impuestos por el propio mercado. El análisis de este concepto permite explorar las dimensiones materiales que el capitalismo abandona o no puede absorber, los residuos no deseados y el trabajo que escapa a la forma salarial, ofreciendo una nueva perspectiva para entender tanto la crisis ecológica como la naturaleza misma del sistema económico.

    Teorizando el regalo gratuito

    La teorización del "regalo gratuito de la naturaleza" se aparta de los enfoques ecológicos tradicionales, que suelen centrarse en el impacto ambiental directo del capitalismo o en su extractivismo. En lugar de ello, este análisis examina cómo la naturaleza es integrada conceptualmente dentro de las relaciones sociales fundamentales del sistema. Para comprender la crisis ecológica actual, Battistoni sostiene que es necesario fusionar dos interrogantes clásicas: la pregunta ambiental sobre qué es la naturaleza y la pregunta marxista sobre qué es el valor bajo el capitalismo.

    Aunque la figura de Marx ha sido discutida por su supuesto antropocentrismo, su crítica metodológica a la economía política es el punto de partida esencial para este estudio. Marx observó que, en un régimen de propiedad privada, los "regalos gratuitos" de la naturaleza se convierten exclusivamente en regalos para el capital. Sin embargo, su aporte más relevante no reside en sus comentarios directos sobre la ecología, sino en su distinción entre el contenido material de los objetos y su forma social. Al cuestionar por qué el trabajo humano asume la forma específica de "valor" en el capitalismo, Marx desnaturaliza el sistema, demostrando que es una organización histórica contingente y no una necesidad eterna.

    Battistoni invierte la lógica de Marx para formular una crítica política de la ecología. Si Marx preguntó por qué el trabajo humano se expresa como valor, la autora pregunta por qué la naturaleza no lo hace. ¿Por qué capacidades materiales tan diversas son uniformemente clasificadas como "regalos gratuitos"? Esta interrogante revela que la distinción tajante que el capitalismo traza entre el trabajo humano (valorado) y las fuerzas naturales (gratuitas) es una construcción social específica que organiza el mundo más que humano.

    La propuesta teórica del libro busca superar tanto la abstracción excesiva de cierto marxismo como el materialismo que ignora las estructuras sociales. Battistoni enfatiza el carácter dual de las formas capitalistas, la interacción constante entre las cualidades materiales concretas y las relaciones sociales abstractas. Reconocer esta dualidad permite entender que el mundo material no es solo un recurso pasivo ni una agencia puramente vibrante, sino una realidad física organizada, parcial e imperfectamente, por la lógica del capital. Este enfoque abre preguntas políticas fundamentales sobre la posibilidad de transformar radicalmente nuestro sistema de valoración.

    La crítica de la falta de libertad capitalista

    La identificación del "regalo gratuito" como una forma social capitalista abre la puerta a la política, pero no constituye en sí misma una crítica normativa. Para construir esta crítica, Battistoni se aleja de los enfoques ecológicos tradicionales que valoran la naturaleza como un estándar moral intrínseco o un refugio contra la alienación. Argumenta que muchas filosofías ambientales fallan al asumir el estatus normativo de la naturaleza, tratando sus crisis como fallos morales individuales en lugar de analizar las estructuras que condicionan la acción humana.

    El problema fundamental del capitalismo no es solo su destrucción ambiental o la distribución injusta de daños, sino que limita la libertad humana. El sistema restringe la capacidad colectiva e individual de decidir cómo valorar y relacionarse con el mundo no humano. En lugar de adoptar un marco republicano de libertad, la autora recurre al existencialismo de Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Mientras la perspectiva antifundacionalista, en la cual los valores están dados por la naturaleza o por Dios, la autora propone que los valores deben ser activamente afirmados y construidos por los seres humanos.

    El capitalismo opera como una forma de dominio que coarta este proyecto existencial de creación de valor. Este dominio se manifiesta en dos vertientes: el dominio de clase (poder desigual sobre los activos productivos) y el dominio del mercado (donde las decisiones parecen ocurrir "a nuestras espaldas", sin intención consciente). El "regalo gratuito de la naturaleza" es crucial aquí porque su falta de precio genera un vacío de valoración que el mercado no puede llenar automáticamente, obligando a la sociedad a confrontar preguntas políticas sobre el valor real de las cosas.

    La paradoja del regalo gratuito, que cosas esenciales como el aire limpio o la biodiversidad carezcan de valor económico frente a mercancías triviales, revela la "medición errónea de la riqueza" en el corazón del capitalismo. A diferencia de un "truco" sobrevalorado, el regalo gratuito es infravalorado, lo que genera una inquietud moral y política. La crítica de Battistoni no busca prescribir cómo debería valorarse la naturaleza, sino desentrañar cómo el imperativo de acumulación de valor abstracto bajo el capitalismo impide que la sociedad articule y practique otras formas de valoración necesarias para la supervivencia y el florecimiento colectivo.

    Concretando: rematerializando el capitalismo

    El tercer proyecto del libro se enfoca en concretar la teoría del "regalo gratuito" mostrando cómo la forma social del valor capitalista colisiona con la realidad material del mundo. La autovalorización del capital no ocurre en el vacío; siempre requiere atravesar el mundo material, lo que genera fricciones inevitables. La intervención metodológica clave es leer sitios aparentemente dispares como manifestaciones interconectadas de este mismo proceso central, el encuentro conflictivo entre el valor abstracto y la materia más que humana.

    Esta perspectiva rechaza la distinción entre un "adentro" y un "afuera" del capitalismo. No existen espacios no contaminados o "reservas inocentes". En cambio, el análisis se centra en cómo el mundo material, con todas sus capacidades humanas y no humanas, es organizado por las relaciones sociales capitalistas. Fenómenos que suelen tratarse por separado, como la gratuidad de las emisiones de carbono, la devaluación del trabajo doméstico y la destrucción de ecosistemas, se revelan como consecuencias interrelacionadas de una causa común, la forma en que el sistema gestiona o ignora los regalos gratuitos de la naturaleza (datos cruciales 6 y 7).

    El análisis se sitúa históricamente en el período de la Gran Aceleración, desde 1950 en adelante, una era definida por un aumento exponencial de la actividad humana y un deterioro paralelo de la salud biosférica. Durante este tiempo, la concepción de la naturaleza cambió radicalmente: de ser vista como un ciclo incesante de renovación (como pensaban Adorno o Arendt a mediados del siglo XX), pasó a ser reconocida como un sistema profundamente alterado por la intervención humana (datos cruciales 5 y 6).

    El libro rastrea cómo pensadores del siglo XX, especialmente economistas como Pigou, Coase y Hayek, intentaron conceptualizar estos desbordamientos de la actividad económica mediante términos como "externalidades" o "bienes públicos". Battistoni lee a estos autores no para rechazarlos, sino para entender cómo sus ideas, aunque limitadas, capturan dilemas cruciales sobre la paradoja de la utilidad sin valor. Al oscilar entre la teoría abstracta y el análisis concreto, la obra demuestra que la naturaleza es integral incluso para los modos de pensamiento que pretenden ocuparse solo de lo social, y que la política de la naturaleza debe construirse sobre la comprensión de estas interacciones materiales.

    Esquema por capítulos

    Se traza un arco narrativo que va desde la teoría económica hasta una propuesta política, fundamentándose en una relectura de Marx y la economía clásica. El texto introduce el concepto de "regalo gratuito" para explicar cómo el capitalismo, al separar el valor de cambio del valor de uso, es incapaz de valorar económicamente a la naturaleza. Apoyándose en un enfoque existencialista que une a Sartre y Hayek, la obra critica cómo el dominio del mercado restringe la libertad colectiva para elegir valores, rechazando las apelaciones morales simples en favor de un análisis sobre la falta de libertad estructural.

    El cuerpo del análisis desciende a ecologías concretas para ilustrar este concepto en la práctica: la fábrica, el medio ambiente, el hogar y la biosfera. Battistoni examina cómo el capital se apropia sin costo de la cooperación y los recursos naturales, externaliza daños en forma de residuos y se apoya en el trabajo reproductivo y regenerativo no remunerado. Se destaca la paradoja de que estos procesos, vitales para la vida, pero invisibles económicamente, resisten la mercantilización y requieren una valoración política en lugar de financiera.

    Finalmente, la obra concluye imaginando un escenario donde la naturaleza deje de ser un recurso gratuito. Recuperando el concepto de libertad situada de Simone de Beauvoir, se propone superar la visión de la libertad como dominación. En su lugar, aboga por una relación de reciprocidad y respeto con el mundo no humano, ofreciendo una vía ética para navegar la existencia en un planeta finito y propenso al desastre.

Datos cruciales: 

    1) Actualmente, un millón de especies se encuentran en peligro de extinción.

    2) En los últimos cuarenta años, se perdió aproximadamente 50% de la fauna vertebrada del planeta.

    3) La biomasa de vertebrados está dominada por la actividad humana donde el ganado constituye 60% de los mamíferos y 70% de las aves.

    4) Las temperaturas globales aumentaron 1.1 °C respecto a los niveles preindustriales y se proyecta un incremento de 2.5°C o más para finales del siglo XXI.

    5) Durante la Gran Aceleración (desde 1950), la producción anual de plásticos se ha multiplicado por trescientos.

    6) En el mismo período, el número de vehículos de motor en el planeta se ha multiplicado por veinte.

Cápitulos relevantes para el proyecto: 

4 No Such Thing as a Free Gift: The Violent Paradoxes of Social Cost

5 ­Labor of Life: Reproduction and the Nature of the Human

6 Planetmaking: Nature as Capital

7 Freedom beyond the Free Gift

Epilogue: After the Gift

Nexo con el tema que estudiamos: 

    Battistoni redefine la frontera de capital que originalmente se ve como el límite de la mercantilización, un espacio que el capital busca conquistar y ponerle precio. Sin embargo, la autora plantea una paradoja donde el capitalismo, famoso por su capacidad de mercantilizarlo todo, depende estructuralmente de que vastas áreas de la naturaleza permanezcan sin precio. La frontera no es lo que el capital está a punto de valorar, sino lo que necesita mantener con un precio cero para que la acumulación sea posible. La crisis ecológica surge cuando esta frontera de regalos gratuitos se agota. El problema central del capitalismo es que limita nuestra capacidad de decidir cómo relacionarnos con el mundo material. Por lo tanto, el "combate" debe ser político y existencial, enfocado en recuperar la capacidad de "determinar valores por nosotros mismos", fuera de la lógica singular del valor de cambio.

    Esta reflexión enriquece los debates sobre los "gratuitos" que sostienen la acumulación de capital. A diferencia de muchas críticas feministas, que descartan el argumento de Marx sobre el tema, la autora propone argumentos para ir más allá sin abandonar los argumentos principales de la crítica de la economía política.


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