Committing geocide: climate change and corporate capture

Cita: 

George, Susan [2016], “Committing geocide: climate change and corporate capture”, Transnational Institute, 22 de septiembre, https://www.tni.org/es/node/23189

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Septiembre 22, 2016
Tema: 
El geocidio como acción colectiva que pone en peligro la vida del planeta.
Idea principal: 

Susan George es presidenta de la Junta del Transnational Institute, en Amsterdam y presidenta honoraria de ATTAC-France.

La conferencia de Susan George sobre el geocidio fue presentada en el Seminario Conciencia: Diálogo Interreligioso, Intercultural y Cambio Climático, organizado por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos y la UNESCO en Buenos Aires, Argentina, el 1 y 2 de septiembre de 2016.

La exposición de Susan George se organizó en tres partes: la definición del geocidio, su manifestación y los mecanismos corporativos que refuerzan este modo de destrucción de la vida.

George llama geocidio a “la acción colectiva de una única especie, de entre millones de otras especies, que está cambiando el planeta Tierra hasta el punto de que puede volverse irreconocible e incapaz de albergar vida. Esta especie está cometiendo geocidio contra todos los componentes de la naturaleza, ya sean organismos microscópicos, plantas, animales o incluso la propia humanidad”.

El geocidio es un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad, diferente a la extinción y al ecocidio. En términos geológicos, la desaparición de una especie entera es un suceso común: este fenómeno se da en promedio en 10 millones de años. Sin embargo, la especie humana con sus 200 mil años habitando el planeta parece determinada a adelantar su propia extinción, junto con la del resto de la vida en el planeta. La tasa natural de extinción es según los científicos, aproximadamente mil veces mayor que el promedio y algunos han comenzado a llamar a nuestra era la sexta gran extinción. Aunque los humanos y todas las especies vivas tienen una gran capacidad de adaptación, esta no es infinita y los humanos parecen incapaces de admitir la posibilidad de la extinción.

Geocidio también es un término más amplio que el de ecocidio, que se limita a entornos o puntos geográficos concretos como la devastación de un bosque o la contaminación masiva. “El geocidio es, lamentablemente, algo más general: es un asalto masivo contra la naturaleza de la que solo somos una parte, contra toda la vida terrestre y contra la creación, así como la completa negación de los derechos humanos”.

El geocidio es un proceso de destrucción definitiva que está en marcha. Susan George retoma datos contenidos en el State of the Climate Report, publicado por la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), para señalar la forma y magnitud del cambio climático, una de las expresiones del geocidio.

• En 2015 se alcanzaron nuevos máximos en la temperatura y el nivel del mar: 2015 ha sido el año más caliente registrado, y con seguridad 2016 también lo será; el Océano Pacífico estuvo dos grados más caliente y el Ártico alcanzó un récord de ocho grados más que en la media histórica; la capa de hielo marítima del Ártico fue la más baja desde que los satélites empezaron a medirla hace 37 años. El calentamiento oceánico da lugar a lo que algunos científicos llaman “olas de calor marinas”, esto es, la aparición de algas tóxicas que se propagan, matando corales, peces, aves y mamíferos.

• Las inundaciones, sequías, incendios forestales y tormentas violentas continuarán afectando a la sociedad: no sólo aumentará el número de refugiados climáticos, sino el de muertes, arreciará la escasez de alimentos y agua, y con ello el control y la contención militar.

• El cambio climático es exponencial, lo que implica que cada aumento en calor puede provocar mayores aumentos, a esto se le llama retroalimentación positiva. El caso del permafrost, la capa de suelo en permanente estado de congelación, en Siberia y Alaska es espeluznante: se estima que cerca de 1,400 miles de millones de toneladas de gas metano están aprisionadas en el permafrost, pero el derretimiento podría liberar a la atmosfera este gas, veinte veces más poderoso que el dióxido de carbono, lo que haría al proceso de cambio climático imparable.

En la última parte de su exposición, Susan George identifica a los sujetos que garantizan el geocidio como un estado permanente de las cosas, sus objetivos y los mecanismos que utilizan.

Lejos de señalar al sujeto individual, Susan George apunta a quienes dirigen las empresas transnacionales como los mayores responsables de que no se avance en medidas que mitiguen el cambio climático. Los empresarios del gas, carbón, petróleo y los banqueros, tienen los recursos económicos y las influencias políticas para asegurar sus objetivos: altas ganancias a cualquier costo, sin necesidad de conflictos armados abiertos. Con esos recursos, las corporaciones garantizan mayor libertad de acción y mayores beneficios a corto plazo, aun a expensas del planeta.

Susan George identifica tres estrategias corporativas orientadas a obtener una mayor libertad y mayores beneficios: el cabildeo, los subsidios y los tratados comerciales.

• El cabildeo o lobby es ahora una de las principales industrias de servicios. Se pueden distinguir tres tipos. El primero se basa en la publicidad, las comunicaciones y las relaciones públicas para presentar la mejor cara de la empresa y mejorar las ventas e influir sobre la opinión pública, los líderes de opinión, los medios y los gobiernos. El segundo implica la inversión en “think-tanks”, organizaciones no gubernamentales y el pago a científicos o políticos corruptos para negar la existencia del cambio climático, como lo hizo Exxon Mobil durante cuarenta años. Finalmente, estas empresas también pertenecen invariablemente a las organizaciones de lobby que abarcan toda la industria, cuyo papel es defender los intereses de todo el sector frente a medidas gubernamentales de regulación ambiental.

• Los subsidios a los combustibles fósiles disminuyen los costos para los consumidores o permiten a las corporaciones reducir los costos del daño medioambiental que generan, lo que hace más barato seguir contaminando. Según el FMI, el costo total de los subsidios a los combustibles fósiles es de casi un billón novecientos mil millones de dólares. Si se eliminaran los subsidios a los combustibles fósiles y las empresas pagaran por el daño que generan, el FMI calcula que las emisiones globales de CO2 caerían 13%.

• Finalmente, los tratados comerciales bilaterales y multilaterales funcionan como un mecanismo que permite a los inversores corporativos extranjeros demandar a gobiernos soberanos ante tribunales por cualquier legislación que la empresa considere que pueda dañar a sus beneficios presentes o, incluso, futuros. Esto incluye medidas de regulación o reparación ambiental, la eliminación de subsidios o explotación en zonas protegidas. Petroleras como Occidental, Chevron, Lone Pine, han demandado a los gobiernos de Ecuador, Estados Unidos y México, entre otros, obtenido costosas indemnizaciones. Aun en el caso de que un gobierno ganara, éste tendría que pagar los costos del arbitraje privado.

Susan George concluye señalando que aunque los esfuerzos individuales son importantes, estos no serán suficientes a menos que se obligue a las estructuras actuales a promover el cambio o la desaparición de los combustibles fósiles.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo propone el término geocidio para describir el fenómeno de la destrucción definitiva de la vida en el planeta, así como los mecanismos que utilizan las empresarios para continuar con la obtención de ganancias en el corto plazo. Resulta interesante la propuesta conceptual ya que dialoga de cerca con la crisis civilizatoria, aunque expresamente manifestada en el cambio climático y sus consecuencias.

La contradicción capitalista es insalvable, pero cabe preguntarse qué mecanismos tecnológicos pueden surgir para contener o retrasar los efectos del geocidio.