Blackwater era una compañía que tuvo ingresos de 1 millón de dólores al año por venta de productos con su logo y obtuvo 2 mmd trabajando para Estados Unidos como subcontratista proveyendo personal armado al Pentágono, al Departamento de Estado y a la CIA. Recibió numerosas críticas y a su vez eran admirados, sobre todo cuando estuvieron en las guerras de Afganistán e Iraq. Este grupo fue atacado en la campaña de Obama para presidente y Bush les impuso regulaciones muy laxas. Al llegar a la presidencia, Obama se olvidó del tema. En su libro "Civilians warriors", su fundador Eric Prince defiende a la empresa afirmando que su intención no fue crear otra empresa de defensa sino que "tropezó con una gran oportunidad para llenar los vacíos en la capacidad militar de forma rentable": haciendo de la guerra un negocio más. La salida de Blackwater abrió camino a DynCorp International y Triple Canopy. Después de la desaparición de Blackwater, la industria de defensa ha estado dominada por dos tendencias: globalización e indigenización. Es el caso de las empresas británicas Aegis y Blue Mountain. Hoy en día están surgiendo nuevas fuerzas especiales a nivel internacional que no sólo provienen de occidente, sino también de regiones donde reclutan talento local. Naciones Unidas está abriendo un mercado para la seguridad privada al recurrir a contratistas que realicen misiones de "mantenimiento de la paz". Eric Prince no irá tras ese negocio pues ha invertido en proveer seguridad a las empresas de gas y petróleo en Africa.