A pesar de que ya pasaron más de 5 años desde el colapso del sistema financiero, todavía sigue el trauma para los reguladores del sistema. Ahora, los británicos exigen a los bancos extranjeros que operan localmente tener mayor capital para disminuir riesgos; mientras tanto, los alemanes no quieren permitir que las subsidiarias holandesas e italianas saquen el dinero del país, a la vez que Francia impone restricciones a los bancos estadounidenses para mantenerlos fuera del mercado de bonos. El hecho de proteger a los bancos internacionales hace que aumenten los costos de los préstamos y esto tendría como consecuencia un recorte del crecimiento global en 0.5% al año (McKinsey). Por una parte, la Fed está impaciente con Europa por no haber saneado sus bancos, pero por otra la Fed está consciente de que debe existir un sistema global más seguro, el cual estaría encargado de regular el Financial Stability Board (FBS), siempre y cuando el Banco Central Europeo se comprometa a sanear sus bancos.