Ulrich Duchrow es Profesor de Teología evangélica en la Universidad de Heidelberg, Alemania. Colaborador en el Consejo Mundial de Iglesias (Ginebra, Suiza) y en el Departamento Ecuménico de Investigaciones (San José, Costa Rica).

Franz J. Hinkelammert es Doctor por la Universidad Libre de Berlín, Alemania. Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Costa Rica. Coordinador del Área de Investigaciones del Departamento Ecuménico de Investigaciones (San José, Costa Rica).

Introducción

Tras haber sido desplazado después de la Guerra Fría, los autores replantean el debate en torno a la “propiedad”, para ponerlo en el centro de la comprensión de las contradicciones del capitalismo. Contradicciones que en el siglo XXI han llevado al extremo consecuencias devastadoras en todo el mundo. Como resultado han emergido distintas maneras de resistencia por los afectados (pueblos indígenas, las mujeres, los campesinos, los sin tierra, los desocupados, sindicatos, ecologistas, entre otros) (p. 11).

El libro sostiene que la globalización presente “surgió de la introducción de una forma específica, léase absoluta, de la propiedad privada” (p. 12). Para la creación de alternativas concretas al modo de producción capitalista “es imperiosamente necesario comprender cuál es la esencia del régimen de propiedad y su vinculación con el dinero y el mercado […]” (p. 12-13).

El Capítulo I aborda el desarrollo de la propiedad junto con el dinero y el mercado en las sociedades del Antiguo Oriente (principalmente Israel). Poniendo atención en la crítica y la búsqueda de alternativas por los profetas, Jesús y la Iglesia primitiva.

En el Capítulo II se analiza la propiedad en el periodo posterior a la sociedad feudal del Medioevo en su desarrollo a la forma moderna capitalista tomando como centro de estudio Inglaterra y las teorías emergentes de la nueva sociedad como Thomas Hobbes.

El Capítulo III se enfoca en destacar la importancia de John Locke quien “con su doctrina de la propiedad legitimó la toma del poder político por los grandes propietarios con la Revolución Gloriosa de 1688 […]” además fungió como la base de las constituciones occidentales (p. 13).

El Capítulo IV estudia la relevancia de la incorporación de “la obligación o responsabilidad frente a la vida” impulsada por los movimientos obreros después de 1929 para contrarrestar la garantía liberal de la propiedad.

El Capítulo V aborda la globalización como una dictadura global de la propiedad donde el objetivo es “liberar de todos los obstáculos sociales y ecológicos la acumulación de la propiedad del capital” dando como resultado una relación encaminada a destruir la propia vida (p. 14).

Los últimos capítulos se centran en la discusión de alternativas y propuestas:

En Capítulo VI busca plantear una alternativa desde la reformulación de la Teoría de la dependencia, para explicar la re-inclusión de los desplazados al sector formal mediante la producción de bienes simples que funciona como mecanismo encauzado “a superar la sobreproducción y la fuga de capital hacia la esfera financiera especulativa”.

El Capítulo VII trata acerca de los “criterios de la vida concreta y del bien común para un nuevo régimen de propiedad”, examinando los modelos jurídicos posibles con propuestas concretas desde lo local hasta lo global (p. 14).

Finalmente el Capítulo VIII hace un balance de los resultados de los movimientos sociales contra la injusticia de la economía mundial y de la destrucción de la naturaleza.

Para ambos autores la esperanza de detener la devastación de la vida presente requiere como “condición primordial […] que la propiedad sea liberada de su función arbitraria y mortífera” (p. 15).