Las mutaciones de la resistencia obrera China
Friedman, Eli [2013], "Las mutaciones de la resistencia obrera China", Nueva Sociedad, Buenos Aires, (244), marzo-abril
Eli Friedman, es profesor adjunto en el Departamento de Asuntos Laborales Comparados e Internacionales de la Universidad de Cornell (Estados Unidos)
China es el "epicentro mundial de los conflictos laborales" (p. 14). Las reformas de mercado han generado un capitalismo salvaje y con esto surgen diferentes formas de resistencia dentro de las fábricas, pero hay factores que limitan y no les permiten tomar o generar, la fuerza que estas resistencias quisieran.
En la política del neoliberalismo, China se encuentra con dos vertientes que se contraponen. Una de ellas, es China como una poderosa hegemonía con un alto índice de competitividad en la globalización. Por otro lado, los trabajadores reciben bajos salarios y han sido convertidos en víctimas de la globalización y de la sobreexplotación.
Una propuesta que menciona el autor es organizar campañas humanitarias para que las condiciones de trabajo sean mejoradas y el trato hacia los trabajadores por parte de las multinacionales sea mejor. Actualmente la clase trabajadora se encuentra en pie de lucha, pero algo importante es que en China no existe el derecho a huelga. Pero lo más importante de esto es, que a pesar de no tener este derecho los trabajadores salen victoriosos consiguiendo aumento de salario, por medio de estas luchas y resistencias que lo logran, "la resistencia obrera es un serio problema para el Estado y el capital en China" (p. 16).
En las últimas dos décadas se han implementado diversas tácticas de resistencia. Una de ellas es cuando los trabajadores acuden a los directivos, pero cuando esto no funciona se lleva a cabo la huelga. Aun cuando no hay derecho a huelga para los trabajadores, esta forma de resistencia predomina porque sólo así los trabajadores consiguen mejorar su situación. Estas huelgas son autónomas, no cuentan con algún sindicato o dirigente. Ante esto, una medida que ha tomado el estado es individualizar el problema e impidiendo que se organice una resistencia y evitar las huelgas.
En algunas situaciones, cuando las huelgas no daban resultado, los trabajadores salían a marchar a la calle y con esto buscaban generar un conflicto público, forzando al gobierno a intervenir. En 2010 se dio una serie de huelgas en la planta de Honda, en Nanhai lo cual dio pie a un cambio en la resistencia obrera, referido a las exigencias de los trabajadores: aumentos superiores a los mínimos legales y el derecho de poder elegir a su representante sindical.
El autor pone como ejemplo un movimiento que se origina en Nanhai en 2010, que inició con un solo trabajador, quien con tan solo presionar el botón de emergencia detuvo las dos líneas de producción de la planta; lo que este trabajador buscaba era un aumento de sueldo. Bastó con esta huelga para que en las industrias de todo el país proliferaran las expresiones de descontento y se provocara un estado de agitación. Esto ocasionó una serie de huelgas que fueron adquiriendo mayor fuerza al grado de afectar a la fábrica de Honda Lock. Después de esto, ya no solamente se exigía un aumento en el salario, se exigía una reorganización sindical, lo que generó un desarrollo político de mayor importancia.
Después de la huelga de Nanhai, el 19 y 20 de junio de 2010 se realizó una huelga utilizando la estrategia de los "tres no", durante tres días no se trabajaría, no presentarían reclamos y no se nombrarían delegados para negociar. Esto obligó a que la planta de ensamblaje de Toyota cerrara, de esta forma los trabajadores consiguieron que sus demandas fueran atendidas. Le siguieron seis fábricas de la misma zona industrial. Esta ola de huelgas dio un giro en el 2011, cuando las sublevaciones se enfocaron contra el estado, dándose motines en las zonas industriales de Chaozhaou y Guangzhou. Así fue como el movimiento de los obreros se transformó en ofensiva: "varios incidentes aparentemente insignificantes desataron sublevaciones masivas, síntomas de una frustración generalizada" (p. 21). Por medio de estos movimientos se proclamaba el final de la era del trabajo a bajo costo.
En China se presentan dos alternativas frente a las resistencias, por un lado se propone una tecnocracia capitalista eficiente y sin fricciones; y la segunda alternativa es un estado de violencia política e irracional. Ante estas dos opciones los trabajadores no tienen mucha opción y aceptan la segregación por parte del estado, es decir, la operación simbólica de desconexión ideológica de las causas y de sus efectos, y la individualización de los problemas.
En la actualidad en lugar de hacer huelgas presentan sus quejas o demandas ante un sistema legal y de esta forma se mantiene el orden. "Este tipo de insurgencia dispersa, efímera y desubjetivizada no logra cristalizar formas duraderas de organización contrahegemónica capaces de presionar al Estado o el capital desde una perspectiva de clase global" (p. 22).
El estado juega el papel de un "Leviatán benévolo" ante los trabajadores para poder mantener el bienestar quedando opacados los conflictos. Pero es importante recordar que la lógica de maximización del beneficio implica eliminar beneficios para los trabajadores. La acumulación privada fue un factor importante para el Estado y es por eso que se genera el registro domiciliario, "que vinculaba el acceso a los servicios sociales a la residencia en un lugar específico" (p. 23). Es decir, que institucionaliza la segregación espacial y social entre las actividades productivas y reproductivas de los trabajadores migrantes, generando una exclusion hacia los migrantes provocando una división que moldea cada aspecto de las luchas de los trabajadores migrantes.
Este fue un instrumento de segregación social y descentralización entre los trabajadores, ya que controlaba las formas de lucha. Esto afectó sobretodo a los migrantes ya que el Estado les negó el acceso a los servicios públicos y no los reconocía de forma igualitaria. Los migrantes necesitaban de un permiso para estar en la ciudad. "Incluso la minoría de migrantes empleados en empresas que contribuyen a los organismos de seguridad social aportan a un sistema del que nunca podrán beneficiarse" (p. 24).
Esta es una de las razones por la cuales el trabajador migrante que no tiene acceso a estos beneficios sociales (cobertura médica, pensión de jubilación, seguro de desempleo, etc.) y se enfoca en exigir mejores salarios.
Un factor que influye mucho en la resistencia obrera es que los migrantes se definen como campesinos-obreros es decir, que venden su fuerza de trabajo debido a que no tienen un empleo fijo y se dedican hacer diferentes trabajos provocando que las luchas sean esporádicas y débiles. Y como no tienen acceso a la inclusión social y no gozan de los servicios sociales, se encuentran separados de la comunidad haciendo que su objetivo sea ganar dinero para después regresar a su lugar de origen. "Puede ser que este tipo de relación con el trabajo, con su temporalidad específica, sea la norma en el capitalismo neoliberal, pero en muchas fábricas chinas la tasa de rotación de personal es asombrosa, superando a veces el 100% anual." (p. 24)
Un método utilizado por las empresas es la tercerización de la mano de obra, es decir, que los trabajadores que laboran en su interior son en realidad empleados de una agencia local de subcontratación. "La tercerización afecta hoy a un porcentaje muy importante de la mano de obra (a menudo más de 50% de los trabajadores de una empresa)" (p. 25). Este método tiene como efecto ocultar la verdadera naturaleza de la relación laboral y poder aumentar la flexibilidad al servicio del capital, se da desde las empresas privadas nacionales, privadas extranjeras, mixtas hasta las estatales.
El autor menciona la bifurcación que sufre China. Por un lado están los migrantes cuya situación no favorece a las luchas haciéndolas efímeras; por el otro lado tenemos que en el interior es más factible que las comunidades sean duraderas permitiendo que las luchas sean más estables. Un factor que es fundamental para definir las luchas o el tipo de lucha que se puede dar es la residencia del trabajador. Si el trabajador no vive en el mismo sitio en donde trabaja, la luchas serán débiles y efímeras, pero si vive en le mismo sitio donde trabaja las luchas serán duraderas, tendrán mayor fuerza y no se quedarán solamente en el plano laboral, sino que estas luchas llegarán hasta una cuestión social.
Conclusión
Las luchas tienen que dejar de ser efímeras, ya que no han causado gran impacto al partido-estado. Mientras estas luchas no se consoliden fuertemente, ni su organización sea más duradera, lo único que se logra "es obligar al capital a aniquilar el proletariado en un sitio determinado para generarlo de nuevo en algún otro sitio" (p. 28). Los movimientos de resistencia se dan para hacer frente a las condiciones capitalistas y lograr una lucha social que exija políticas más amplias que logren la inclusión de los trabajadores migrantes, y mejores condiciones de trabajo.
"la tercerización afecta hoy a un porcentaje muy importante de la mano de obra (a menudo más de 50% de los trabajadores de una empresa)" (p. 25).
"En muchas fábricas chinas la tasa de rotación de personal es asombrosa, superando a veces el 100% anual" (p. 24).
La disputa por la hegemonía tiene una de sus dimensiones fundamentales en el conflicto capital trabajo. Conocer la situación de ese conflicto en China es esencial para dibujar la trayectoria del capitalismo decadente. La perspectiva sociológica señala los mecanismos de "neutralización" del conflicto social aplicados por el estado chino: en torno a ellos se definirán las posibilidades de nuevas ofensivas de los trabajadores contra la sobrexplotación que viven, la cual, nunca sobra decirlo, está en la base del "éxito económico" de China.