A bigger gig. OPEC mulls a long-term alliance with Russia to keep oil prices stable

Cita: 

The Economist [2018], "A bigger gig. OPEC mulls a long-term alliance with Russia to keep oil prices stable", The Economist, London, 24 de febrero, https://www.economist.com/news/finance-and-economics/21737262-one-aim-al...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Febrero 24, 2018
Tema: 
Un pacto entre la OPEP y otros 10 "petroestados", entre ellos Rusia, para elevar y mantener los precios del petróleo
Idea principal: 

El 20 de febrero, el presidente de la OPEP anunció los planes para formalizar una alianza con otros 10 países petroleros -incluyendo a Rusia- para elevar los precios del petróleo, pero sin la intención de crear un “supergrupo”.

El principal impacto que podría tener tal pacto es el de hacer frente a la “revolución del gas Shale” (o gas de esquisto), donde Estados Unidos, tras inundar el mercado a finales de 2017, podría llegar a superar a los dos principales productores, Rusia y Arabia Saudí. El resurgimiento del gas de esquisto, supone un peligro para la OPEP, Rusia y el resto, que lograron subir los precios de los hidrocarburos y están por alcanzar la meta de restringir la producción de hidrocarburos para crear una exceso del crudo.

Ambos países, Arabia Saudí y Rusia, a pesar de sus tensiones en relación a la guerra civil en Siria, han logrado consolidar una relación en función de que necesitan precios altos del petróleo para poder aliviar tensiones al interior.

Fareed Mohamedi, economista de Rapidan Energy Group, una consultoría estadounidense, dice que Muhammad bin Salman, el príncipe Saudí, necesita un precio de entre 70 y 80 dólares por barril para mantener la economía estable mientras promulga ciertas reformas, como la parcial privatización de Saudi Aramco, la empresa petrolera estatal. En esta situación una alianza con Rusia, donde se celebraran elecciones en marzo, es necesaria.

La relación de estos dos países ha ido en aumento, desde múltiples visitas de los ministros de energía a las capitales hasta discusiones de inversiones sin precedentes en las respectivas compañías petroleras.

Otro aspecto de la posible alianza a largo plazo también tiene una lógica defensiva, ya que se espera que la venta de hidrocarburos mengüe al ser remplazados por energías limpias, lo que conduciría a una carrera por venderlo todo antes que pierda su valor.

Sin embargo los peligros de tal estrategia podrían sobrepasar los beneficios en el momento de que el pretendido éxito de elevar los precios a 80 dólares por barril arrastre la producción de otros países productores y se repita el crack en los precios petroleros de 2014. Por lo es necesaria una estrategia que no deje ni elevar ni descender demasiado los precios.

De este modo, para lograr un trato exitoso de largo plazo, el resto de los miembros de este pacto deberán de compartir el papel histórico de Arabia Saudí de controlar sus “outputs” para mantener el mercado equilibrado.

Hasta ahora, los mandatarios de Arabia Saudí parecen pensar que los riesgos valen la pena, quizá porque es más preocupante una población inestable al interior que los productores externos.

Datos cruciales: 

Muhammad bin Salman, príncipe Saudí, necesita un precio de 70 a 80 dólares por barril para mantener estable la economía del reino.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El petróleo sigue siendo un insumo clave para el desarrollo capitalista. El desarrollo tecnológico -en este caso, con técnicas como el fracking- ha permitido a Estados Unidos situarse de nueva cuenta en la frontera de la producción del crudo, lo que es congruente con su objetivo de alcanzar la autosuficiencia energética aun cuando ello implique devastar grandes territorios por el uso de tecnologías altamente contaminantes.

La jugada de la OPEP y Rusia es sumamente ambigua y su efectividad es dudosa, pues la elevación de los precios del petróleo hace posible que los productores que operan en pozos menos accesibles puedan aumentar su producción con un mejor margen de ganancia. Si la OPEP y Rusia pretenden elevar los precios recortando su producción para así elevar sus ingresos, el resultado podría ser que otros productores -en Estados Unidos, incluso- se beneficien de los precios más altos, mientras aquellos enfrentan una disminución de su participación de mercado. Todo indica que con la Alianza entre los países de la OPEP y Rusia la competencia en el mercado petrolero se intensificará.