Cracking on. America's chemicals industry is booming. But politics may get in its way. It is one of America's largest export sectors, but it will suffer in a trade war

Cita: 

The Economist [2018], "Cracking on. America's chemicals industry is booming. But politics may get in its way. It is one of America's largest export sectors, but it will suffer in a trade war", The Economist, London, 14 de abril, https://www.economist.com/news/business/21740433-it-one-americas-largest...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Abril 14, 2018
Tema: 
El renacimiento de la industria química estadounidense
Idea principal: 

Chevron Phillips Chemical (CPC), una empresa petroquímica propiedad conjunta de Chevron y Phillips 66, ambas empresas petroleras estadunidenses, construyeron una nueva planta en Houston. Esta nueva planta convierte grandes cantidades de etano, que se deriva del gas natural, en etileno, un componente importante en el plástico. Otra instalación cercana, que la empresa ha ampliado recientemente, convierte el etileno en resina plástica que se vende en todo el mundo. En total, la empresa ha gastado unos 6 mil millones de dólares en la expansión de su infraestructura de producción de productos químicos en Houston.

Hace una década esto era inimaginable. Las empresas de productos químicos de Estados Unidos, derrotadas por rivales de Medio Oriente que tienen materias primas baratas y las chinas que tienen capital subsidiado, no habían invertido en nuevas plantas locales en años. El crecimiento en la demanda mundial de productos químicos se había desacelerado por la crisis económica.

Esta nueva planta de CPC es solo uno de los seis nuevos megaproyectos en Estados Unidos. La industria representa aproximadamente la mitad de toda la inversión en la fabricación estadounidense. Con envíos anuales de más de 500 mil millones de dólares, es uno de los sectores de exportación más grandes de Estados Unidos. Este cambio notable en la industria química y su renacimiento en Estados Unidos está basado en que las empresas químicas desarrollan tanto químicos especiales como los de productos básicos, pero además, bajo la presión de los inversionistas activistas, los empresarios ahora están generando negocios secundarios y aumentando en áreas clave. Esto está produciendo empresas con la escala gigantesca necesaria para enfrentarse a los rivales internacionales.

Dow, cuyo antiguo jefe, Andrew Liveris, renunció como presidente este mes, es un buen ejemplo. Al adquirir a DuPont, un rival local, por 130 mil millones de dólares en 2017, convirtió a Dow en la empresa química más grande del mundo por ventas. El siguiente paso en el plan es combinar los brazos de especialidad y químicos agrícolas de las dos empresas, y centrifugar cada uno de ellos por separado.

Esta revolución está desencadenando una ola de gas natural barato y líquidos relacionados, que además pueden utilizarse en lugar de la nafta más costosa derivada del petróleo para fabricar productos químicos (nafta es un derivado común en el exterior de Estados Unidos). Además, la ventaja de costos es evidente, en una franja de tierra rica en gas del tamaño de Alemania que incluye partes de Ohio, Pensilvania y Virginia Occidental. No solo es el etileno producido allí mucho más barato que la nafta en el exterior, sino que fabricar productos químicos y plásticos más sofisticados en esta región también ahorra en costos de transporte, ya que gran parte de la fabricación estadounidense está muy cerca.

Sin embargo, existen posibles inconvenientes, uno de ellos es la infraestructura inadecuada. Este aumento de la construcción y ampliación de las plantas requiere una construcción masiva de tuberías, puertos e instalaciones logísticas. Otro posible obstáculo para la expansión es el aumento de los costos. El costo de capital de una nueva planta petroquímica es al menos 50% más alto en Estados Unidos que en China en la actualidad. Así como la escasez de mano de obra barata. No obstante, lo más complicado es la política. Los aranceles de Trump, presidente de Estados Unidos, sobre las importaciones de acero y aluminio chino, debido a que China ha asignado como represalia aranceles a diferentes productos, siendo el 40% productos químicos. Esta represalia podría salirle caro a la industria química estadounidense, porque esto además eleva el costo de nuevas plantas, como el caso de Texas que agrega 300 millones de dólares a su costo original.

Datos cruciales: 

-El costo de la nueva planta de Chevron Phillips Chemical es de 3 mil millones de dólares.
-Gráfico. Según American Chemistry Council (ACC), se anunciaron más de 185 mil millones de dólares en nuevas inversiones en productos desde 2010, con la mitad de esas plantas ya construidas o en construcción. En el gráfico puede verse cómo desde 2015 hay un despunte en la construcción de nuevas instalaciones de la industria química.
-Surgieron noticias de que los reguladores estadounidenses aprobarán la adquisición por 60 mil millones de dólares de Monsanto, una empresa estadounidense de agroquímicos, por la alemana Bayer.
-Royal Dutch Shell, un gigante petrolero europeo, está construyendo un complejo químico de 10 mil millones de dólares en Pensilvania.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Las secuelas de la crisis 2008-09 se reflejan no solo en la quiebra de numerosas empresas e industrias sino también en la intensificación de la competencia en las industrias sobrevivientes. Esto en parte se debe a la centralización de los grandes capitales sobre sus rivales en estos años. Como observamos la industria química estadounidense se vio fuertemente afectada por los menores costos de producción en otros lugares (medio Oriente y Asia), lo cual ha llevado a la formación de grandes oligopolios químicos estadounidenses (DowDuPond) con una alta especialización para adquirir mejores condiciones de competencia y mantenerse en la disputa económica mundial.