Don't crash it. Could a trade war derail global growth? Rising tariffs are the worst of many threats to the world economy

Cita: 

The Economist [2018], "Don't crash it. Could a trade war derail global growth? Rising tariffs are the worst of many threats to the world economy", The Economist, London, 23 de junio, https://www.economist.com/leaders/2018/06/21/could-a-trade-war-derail-gl...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Junio 21, 2018
Tema: 
Las probables consecuencias de las desiciones comerciales de Trump
Idea principal: 

Todo indica que la economía global no va bien, y menos con las acciones que ha tomado el presidente Trump. La incipiente guerra comercial y confusión en los mercados se suma al aumento de la tasa de interés de la Reserva Federal, lo que usualmente implica recesión en la economía estadounidense. El crédito más ajustado y el aumento del dólar están presionando a los mercados emergentes, como Argentina.

Sin embargo, a pesar de que el crecimiento económico se desacelero desde 2017, se ha recuperado del mal ritmo de los 5 años anteriores. Estados Unidos incluso puede estar acelerando, gracias a los recortes de impuestos y a la ampliación del gasto. Un precio del petróleo más alto ha estimulado la inversión en la producción de gas de esquisto estadounidense. Algunas estimaciones calculan un crecimiento superior al 4% en el segundo trimestre de 2018.

Lo anterior puede traer peligros. Uno es la cobertura política temporal hacia Trump y otro es que, si el crecimiento en Estados Unidos se acelera y en el resto del mundo se desacelera, las diferencias cada vez mayores en las tasas de interés empujarían aún más al dólar, empeorando los problemas en los mercados emergentes y dificultando a Trump alcanzar su objetivo de comercio equilibrado.

El 15 de junio se confirmó que entraría en vigor un arancel del 25% sobre importaciones de China de hasta 50 mil millones de dólares. Con la decisión de China de tomar represalias, Trump amplió la lista de bienes por gravar hasta por 400 mil millones de dólares. Si los aranceles siguen adelante, nueve décimas partes de bienes importados de China -aproximadamente 500 mil millones de dólares- serán gravados por Estados Unidos. Mientras tanto, la Unión Europea está dispuesta a imponer aranceles en represalia a la acción de Estados Unidos contra el acero y el aluminio europeos.

Trump no teme la escalada de las disputas comerciales porque se cree en ventaja. Estados Unidos compra de China casi cuatro veces más de lo que le vende, lo que limita la capacidad de China de igualar los aranceles. La Casa Blanca espera que este desequilibrio lleve a China a ceder a sus demandas, algunas de las cuales (reducir el robo de propiedad intelectual de las empresas estadounidenses) son más razonables que otras (reducir el déficit comercial bilateral).

Pero Trump sobreestima su poder de negociación. Aunque China se quede sin bienes los cuales gravar puede aumentar el arancel sobre los productos ya gravados, o en todo caso hostigar las empresas estadounidenses en China. Más importante aún, el mercantilismo del presidente lo ciega al daño que podría infligir a Estados Unidos. Prefiere no comerciar a hacerlo con déficit comercial. La misma actitud aparece hacia Canadá, México y la Unión Europea. Trump aún podría retirarse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y aplicar aranceles sobre los automóviles.

El problema es que, a pesar de que Estados Unidos entre en una guerra comercial, el eventual daño al PIB será de pocos puntos porcentuales, ya que la economía de este país no depende tanto del comercio exterior como otras economías especializadas más pequeñas. Tal daño autoinfligido impondría un costo innecesario al hogar estadounidense promedio de tal vez miles de dólares, pero es poco probable que fuera fatal.

El principal problema es la ruptura que ocurriría con la transición a una economía más autárquica. La economía estadounidense se enfoca en el diseño, no en el ensamblaje, por lo que el proceso de producción pasa por muchas fases antes de terminar un bien. Con aranceles de por medio, las empresas deben redirigir la mano de obra y el capital para reemplazar las importaciones.

Analistas atribuyen que Trump haya ganado la presidencia al impacto económico del comercio con China después de 2000. No obstante, dar marcha atrás a la globalización sería negativo para la economía estadounidense. Se estima que podrían perderse 550 000 empleos estadounidenses con una guerra comercial. El golpe para China también sería severo. Las reacciones impredecibles de Trump podrían empeorar y prolongar la situación.

Con los aranceles aumentan temporalmente la inflación, lo que dificultaría a los bancos centrales amortiguar el golpe. El vuelo hacia la seguridad que acompaña cualquier desaceleración global mantendría al dólar fuerte, incluso cuando el estímulo fiscal de Estados Unidos desaparezca después de 2019.

La guerra comercial aún puede contenerse; esto beneficiaría a la economía mundial. Estados Unidos es la maquinaria que impulsa al crecimiento global. Pero Estados Unidos tiene a un conductor peligroso e impredecible: Donald Trump.

Datos cruciales: 

1- Algunas estimaciones calculan un crecimiento superior a 4% en Estados Unidos el segundo trimestre de 2018.

2- Estados Unidos declaró que entraría en vigor un arancel del 25% sobre importaciones de China de hasta por 400 mil millones de dólares.

3- Si sigue adelante, nueve décimas partes de bienes importados de China de aproximadamente 500 mil millones de dólares serán gravados por Estados Unidos.

4- Estados Unidos compra de China casi 4 veces más de lo que le vende.

5- Se estima en 550 000 los empleos estadounidenses que podrían perderse con una guerra comercial.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Las secuelas de la crisis del 2008 implican hoy en día una reestructuración global encabezada por la principal potencia mundial, Estados Unidos. Por otro lado, la emergencia de China desde la década pasada intensifica las disputas por el liderazgo global.

Las consecuencias para Estados Unidos de encabezar una redirección de la economía dejando la apertura y globalización le permite actuar sin consecuencias graves para su economía, obligando a países dependientes y no hegemónicos a sufrir consecuencias peores.