Ras Tanura en el Golfo Pérsico es la más grande empresa de exportación de petróleo del país que más exporta petróleo en el mundo. Durante décadas, el bombeo de petróleo y gas fue lo único que tuvieron que hacer los estados del Golfo para que sus economías crecieran de forma sustancial, y proporcionar a los ciudadanos suficientes beneficios. Cada caída en el ciclo del petróleo trajo llamados a la diversificación, pero con cada boom petrolero, las propuestas se desvanecieron.

Los precios del crudo se han más que duplicado desde su punto más bajo en 2016, tocando 80 dólares por barril. El crecimiento económico mundial ha impulsado la recuperación de los precios, así como la pérdida de producción en Venezuela, el pacto entre Rusia y Arabia Saudita para frenar la producción y, sobre todo, la posibilidad de sanciones a Irán.

Por ahora, Arabia Saudita parece decidida a seguir subiendo los precios para maximizar las ganancias de su venta accionaria planificada del 5% las acciones de Saudi Aramco, la compañía petrolera nacional. A pesar de una serie de impuestos al valor agregado y reducción de subsidios que ha establecido Arabia Saudita, necesita que el petróleo suba a 87 dólares por barril para alcanzar el punto de equilibrio. A Arabia Saudita le queda mucho petróleo, y es probable que la dependencia mundial del Golfo aumente a medida que la producción en otras partes del mundo disminuya. Pero, dado que no existe una guerra en la región, es improbable que los precios vuelvan al boom de 2001-2014. El mundo, en particular China, se está moviendo hacia fuentes de energía renovables y bajas en carbono.

Steven Wright, de la Universidad Hamad bin Khalifa en Qatar, argumenta que, si el Golfo enfrenta un período prolongado de precios bajos, algunos países podrían verse obligados a abandonar sus paridades cambiarias por el dólar. Lo cual causaría confusión en los mercados de divisas y bonos, creando un choque inflacionario.

La necesidad de diversificar las economías no ha disminuido. El petróleo representa aproximadamente 30% del PIB y 80% de los ingresos gubernamentales (en promedio) de los Estados del Golfo. Gran parte de la producción no petrolera depende de los ingresos del petróleo a través del gasto público en proyectos de capital y salarios. Y gran parte de ese gasto público se filtra, a través de importaciones de materiales para empresas y bienes de consumo. Dadas las altas tasas de crecimiento de la población, el PIB real por persona en la mayoría de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) ha sido constante o ha disminuido durante décadas. La productividad se ha estancado, es necesaria la diversificación.

Según Steffen Hertog, de la London School of Economics, el mayor problema es el mercado laboral que se encuentra distorsionado del Golfo. Es decir, el modelo rentista que manejan es improductivo. Los Estados del Golfo les dan a sus ciudadanos combustible subsidiado, electricidad y agua, así como préstamos o subsidios para el matrimonio y becas para universidades extranjeras caras, pero no obtienen buenos resultados en cuanto al trabajo que los ciudadanos pueden generar, se encuentran poco calificados. Para Hertog, los países del Golfo se enfrentan a un problema de desarrollo, pues tienen una combinación de trabajadores nacionales caros pero poco calificados, trabajadores importados baratos (pero no lo suficiente) y mercados nacionales protegidos. Como resultado, luchan por hacer exportaciones competitivas.

Para comenzar a diversificar podrían extraer más valor del petróleo, como su refinación y la fabricación de petroquímicos básicos, pero con esquemas que no dependan de la materia prima a precios inferiores del mercado. Otra idea es atraer más negocios de los 20 millones de visitantes extranjeros anuales, la mayoría de ellos peregrinos musulmanes a La Meca y Medina. Una tercera idea es aumentar el número de saudíes en puestos de trabajo, especialmente mujeres, exprimiendo a los trabajadores extranjeros.

Hacer que los hombres saudíes sean productivos requiere que se sometan a una amplia capacitación en el trabajo. Su ética de trabajo es escasa y tienden a irse rápidamente en busca de un trabajo mejor, pero han descubierto que las mujeres trabajan mucho mejor, con lo cual se ha intentado integrarlas.

Muchas de las reformas de Muhammad bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudita, se han retrasado. Pero tiene varios planes en mente, entre ellos el NEOM, una ciudad futurista en una zona económica especial casi del tamaño de Bélgica, que se extenderá a partes de Jordania y Egipto. Se ejecutará bajo un sistema legal separado con jueces internacionales. El objetivo es conectar los cables de Internet debajo del Mar Rojo y crear un centro para la innovación, impulsado por energía renovable. Sin embargo, estos proyectos son arriesgados en un momento de austeridad, así como el problema que genera el poder político concentrado en la decisión del rey, la inversión extranjera directa que cayó bruscamente desde 2017 y dificultad de realizar negocios privados.