A wild ride. Radical reforms in Saudi Arabia are changing the Gulf and the Arab world. The crown prince is liberalising social norms and the economy, but clamping down on political dissent, says Anton La Guardia

Cita: 

The Economist [2018], "A wild ride. Radical reforms in Saudi Arabia are changing the Gulf and the Arab world. The crown prince is liberalising social norms and the economy, but clamping down on political dissent, says Anton La Guardia", The Economist, London, 23 de junio, https://www.economist.com/special-report/2018/06/23/radical-reforms-in-s...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Junio 23, 2018
Tema: 
Las consecuencias que el modelo de reforma económica envestida por la liberalización social puede tener en la dinámica actual del mundo árabe, así como los nuevos bloques y alianzas impensables que hoy resultan posibles
Idea principal: 

La situación de la mujer en Arabia Saudí aún tiene un largo trecho por recorrer, aun cuando se trate de proyectar como un gran avance el permiso dado para que puedan conducir automóviles. Pese a los pasos que se han dado en este tema, la mujer sigue estando bajo la custodia de sus esposos u hombres miembros de su familia, incluso para cuestiones como pedir permiso para viajar; ser mujer resulta una seria desventaja frente a la posición del hombre saudí. Aun cuando la liberación femenina resulta un tema prioritario en un país donde los actos arbitrarios en su contra son una constante, la mayor libertad dada a las mujeres para ciertas actividades y algunos cambios sociales menos sectorizados como la apertura del cine dan pie a suponer que Arabia Saudí quiere dejar de ser una excepción.

La búsqueda de la normalización en Arabia Saudí es parte destacada de la "revolución" que se proyecta para la actualización del país. Esta "revolución" tendría que llevar al alejamiento del código islámico ultra-estricto y a la diversificación de una economía dependiente del petróleo.

Geopolíticamente, Arabia Saudí ocupa un lugar central al ser el primer exportador de petróleo a nivel mundial y el lugar donde se ubican los dos lugares sagrados más importantes del Islam. El fracaso o el éxito de las reformas emprendidas en Arabia Saudí afectará al resto del mundo, iniciando por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) [1]. Como refiere un miembro del gobierno saudí: "A donde vaya Arabia Saudí, el CCG lo sigue. Donde vaya el CCG, el mundo árabe lo sigue. A donde el mundo árabe vaya, el mundo musulmán lo sigue".

Con la "revolución social", como se le ha denominado, Arabia Saudí da cierta esperanza a su población, aunque también existen ciertas dudas sobre sus fines y su desarrollo. Quienes tienen una opinión positiva miran a Muhammad bin Salman, príncipe de la corona saudí, como un superhéroe de apenas 32 años. Algunos otros miembros de la comunidad saudí se encuentran preocupados porque en muchos aspectos de la vida cotidiana la reforma social ha abierto “la caja de Pandora” de cuestiones que anteriormente se consideraban prohibidas (haram).

Otro aspecto que busca volver visible la apertura o liberalización social en las calles de Arabia Saudí es la desaparición de la Comisión para la prevención del vicio y la promoción de la virtud. Pero la "revolución social" tiene límites y si las mujeres hoy tienen permitido manejar, aún no pueden optar por ciertos trabajos.

La otra cara de la moneda de las reformas sociales, dadas a conocer con el nombre de "Visión 2030" por parte del príncipe Muhamad hace dos años, tienen como objetivo revivir a prisa su improductiva economía, debido a la caída brusca de los precios del petróleo. Algunos se muestran escépticos sobre el objetivo de las reformas: "los hábitos están cambiando tan rápido que algunos se preguntan si el príncipe realmente estará persiguiendo una reforma social y religiosa bajo la guisa de una económica".

Las características mismas de la revolución perseguida delatan a la corona saudí. El tipo de movimiento que ha devenido en una reforma se debe a consecuencia de su direccionamiento (de arriba a abajo) y no así de un movimiento del tipo "bottom up" en el que la toma de decisiones y movimientos generados desencadenarían la toma de las calles (como en el caso de la Primavera árabe de 2011). Después de 2011, los miembros del CCG han buscado por todos medios de evitar una segunda primavera, de ahí la necesidad de una reforma social que permita liberar aún más la economía sin oposición. Los Estados árabes son concientes de que no pueden confiar eternamente en los ingresos del petróleo pero temen el cambio.

La situación económica parece ser tan apremiante que los cambios sociales perseguidos para hacer posibilidad los cambios económicos se han seguido de manera consecutiva. Como se menciona a diferencia de sus antecesores Muhamad, él: "está volando alto y rápido".

Los cambios también esconden -sumado a su objetivo principal, la reforma económica- la cara represiva del régimen saudí. Como se advierte: "El país es cada vez más autoritario"[2] y ha alcanzado incluso a la clase más alta de la sociedad saudí: "cientos de príncipes, funcionarios y empresarios han sido privados de su libertad en el hotel Ritz-Carlton el año pasado, haciéndolos ceder parte de su riqueza en una surreal 'campaña anti-corrupción'."

A diferencia del caso saudí, entre algunos otros países del Golfo, hay ánimos renovados. Para personas como politólogo Abdulkhaleq Abdulla de Emiratos Árabes Unidos, el mundo árabe está viviendo un momento de gran prosperidad. Las monarquías petroleras del mundo árabe del Golfo (e Irán) se han movido al centro del acontecer de su comunidad. Nunca el Golfo había tenido tanto poder; como declara Abdulla "los pequeños Estados del Golfo tienen más influencia que el gran Estado Árabe (Arabia Saudí).”

Uno de los datos más esclarecedores se presenta de la siguiente forma en el mismo artículo: "El CCG cuenta con cerca de 60% del producto interno bruto del mundo árabe para únicamente 12% de su población (o la mitad de esta excluyendo a los trabajadores extranjeros). Este [el CCG] produce 24% del crudo mundial". Dubai, capital de Emiratos Árabes Unidos, se ha convertido en una ciudad cosmopolita.

Como se sabe Riyadh se ha convertido en el centro de la diplomacia regional. La primera reunión de Trump en el mundo islámico fue llevada a cabo con el rey Salman (como su principal aliado en la región). Los Estados del Golfo se han convertido en los principales compradores de armas y han sido más proclives a su uso (por ejemplo, en Yemen). Igualmente, el auge cultural es un hecho e incluso Al Jazeera (pese a los funcionarios de Arabia Saudí y de EAU que se le oponen y que han buscado cerrar la cadena qatarí por considerar sus contenidos desafiantes), la edificación de museos y el establecimiento de universidades destacadas en la región son una muestra del crecimiento que se está teniendo éste ámbito.

Como parte de dicho artículo se exploran algunas de las razones por las cuales se puede estar suscitando el auge de las monarquías del Golfo y algunas consecuencias de su nueva preeminencia. Se exploran tres razones, principalmente.

En primera instancia se citan algunos casos de viejos bastiones árabes que se han derrumbado. Egipto, uno de ellos, se ha mantenido estancado después de los levantamientos de 2011 tras la expulsión del hombre fuerte del Cairo, Hosni Mubarak y el golpe de Estado que daría a Abdelfatah Al-Sisi el poder. El otro centro del acontecer en el mundo árabe, Siria se encuentra rebasado por la guerra civil, un caso similar es el de Bagdad, mientras Beirut nunca logró reponerse después de la guerra civil de 1975 a 1990.

La segunda razón que se ofrece del auge de las monarquías del Golfo, hace referencia al desarrollo que han logrado Estados como los Emiratos Árabes Unidos y que hoy los han catapultado como ciudades modelo. Del mismo modo, se hace mención de las consecuencias que este auge ha traído a los Estados del Golfo que necesitan lograr romper con la dependencia del volátil petróleo y activar a la población improductiva sin generar una reacción desestabilizadora (quedando fuera el caso incierto de Arabia Saudí) y persuadir a su gente consentida en involucrarse en un trabajo productivo” sin ocasionar una desestabilización.

El tercer punto, refiere a la situación por la que pasa Arabia Saudí en la actualidad y que también abre las puertas al posicionamiento de otros Estados del Golfo. La transformación social a la que se enfrenta Arabia Saudí depende de las consecuencias y el modo en que la lucha en contra del ultra-puritanismo islámico se sucedan; en la forma en la que enfrente la solución en Yemen y la división interna en el CCG por la diferencia en el asunto de Qatar. Asimismo, éste país ha puesto sus esperanzas en Estados Unidos para que lo apoye contra Irán.

Finalmente, se puede mencionar que la situación regional depende de tres hombres clave: Muhammad bin Salman de Arabia Saudí; Muhammad bin Zayed príncipe de la corona de Abu Dhabi y del poder real de los Emiratos Árabes Unidos y el Sheikh y emir de Qatar Tamim bin Hamad. Estos líderes se muestran cada vez más alejados de la doctrina puritana del Islam, pero ésto también genera que temas como el de Palestina sean dejados de lado si con Israel se pueden obtener beneficios.

El mismo artículo se concluye que estos tres líderes tienen como principal reto por delante guiar a sus países a un estado menos dependiente del petróleo y más moderado en los preceptos del Islam, cuestiones necesarias para su población. Sin embargo, la bandera de la modernización también puede dar lugar a traiciones que dejen fuera cuestiones nodales del mundo árabe, como lo es Palestina, desembocando en un nuevo despliegue de caos y guerra en el mundo árabe.


[1] Este cuerpo regional también incluye a Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.

[2] Críticos de todas las tendencias políticas han sido arrestados; muchas mujeres activistas en la lucha por sus derechos fueron arrestadas a penas en mayo. El número de detenciones a crecido abrumadoramente de forma general.

Datos cruciales: 

El CCG cuenta con cerca de 60% del Producto Interno Bruto del mundo árabe para únicamente 12% de su población (o la mitad de esta excluyendo a los trabajadores extranjeros). Emiratos Árabes Unidos produce 24% del crudo mundial.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La situación económica saudí ha llevado a la generación de nuevas estrategias políticas que permitan reformar el sistema económico sin desencadenar un movimiento social opositor que desestabilice el país y el resto del mundo árabe debido a que por años Arabia Saudí ha actuado como el centro de gravedad de la política exterior del mundo musulmán. Sin embargo, las condiciones hoy día son otras y el repunte de algunas otras potencias que le pueden disputar su hegemonía regional es un hecho: Emiratos Árabes Unidos y en menor medida Qatar son testigos de ello.

Las reformas radicales que se comienzan a develar han dado lugar a un cambio en el esquema de alianzas convencional en los Estados del Golfo y mientras, estas apelan a la construcción de Arabia más moderna y menos tradicional se puede llegar al extremo de olvidar el pasado evidenciándose que Israel ahora puede resultar ser un aliado importante, pese a la tema de la subyugación árabe en Palestina. Si esto sucediera y la vinculación entre Arabia Saudí e Israel se reforzara un nuevo escenario de conflicto surgiría debido a las fuerzas de Hezbollah y la rama shíie del Islam que apoya la causa árabe-palestina. Las consecuencias políticas de las reformas políticas hacia un Islam más laxo en sistemas en donde se ha caracterizado por su rigidez puede ocasionar un cambio en el rumbo del mundo árabe.