En el año 2015 Lockheed Martin lanzó al mercado el F-35 Lightning II, un avión de combate polivalente de quinta generación, monoplaza y con capacidad furtiva, este avión representa el último avance tecnológico de aeronáutica militar y uno de los principales aviones de la Fuerza área de Estados Unidos. No obstante, el futuro de los aviones tripulados podría estar su ocaso y ceda su lugar a aviones no tripulados.

En Reino Unido en una instalación de ensamblaje y pruebas de BAE Systems Military Air & Information, Warton Aerodrome, se encuentra Taranis, un avión que lleva el nombre del dios celta del trueno. Este avión es un dron de combate sigiloso, no tripulado. Al igual que la mayoría de los drones militares, puede ser operado, a través de un enlace de datos seguro por un piloto desde un centro de control en tierra firme. Taranis puede pensar por sí mismo utilizando sistemas automatizados con inteligencia artificial. Dejado en sus propios dispositivos, Taranis puede despegar, encontrar su camino a una zona de combate, seleccionar un objetivo, atacar a dicho objetivo con misiles y luego encontrar su camino a casa y a la tierra. Dicho esto Taranis puede ser el futuro de la aviación no tripulado en términos militares.

En la actualidad Taranis no se encuentra disponible en producción, es solo un prototipo que ha realizado pruebas exitosas, pero esta situación no significa el fin para los pilotos, pues Michael Christie, el jefe de estrategia aérea de BAE, afirmó que en el futuro los aviones de combate piloteado y sin piloto operarán juntos. Un piloto podría volar junto con drones para realizar operaciones y combates, los drones funcionarían de manera autónoma pero responderían a las órdenes del piloto. Varias empresas militares como Lockheed Martin se han incorporado en este campo de investigación que permite un desarrollo eficaz de operaciones militares. Incluso China ha desarrollado un dron no tripulado conocido como Dark Sword con objetivos similares a Taranis.

En efecto, el F-35 podría ser el antecedente inmediato de los escuadrones de drones, pues en su sistema se encuentra tecnología que anticipa el desarrollo de inteligencia artificial para incorporar los drones al mando de un avión de combate tripulado. Este suministro de información también se extiende a otras aeronaves tripuladas, a drones de reconocimiento y a fuerzas terrestres. Así, Los drones funcionarían de forma autónoma pero responderían a las órdenes de un piloto. Podrían ser utilizados para reconocer un área o atacarla, permitiendo que la aeronave tripulada se retenga. BAE tiene un sistema experimental en el que casi todos los instrumentos físicos y controles de una cabina han sido reemplazados por virtuales proyectados en el casco del piloto. Esta situación despierta el interés sobre hasta qué punto podría incorporarse esta tecnología en la aeronáutica civil. Efectivamente, los sistemas digitales fly-by-wire, en los cuales las computadoras ejecutan maniobras desde una base de control, ya han migrado de los aviones militares a las cabinas de los aviones civiles, aunque podría representar una incomodidad por parte de los pasajeros el abordar un avión sin piloto.

No obstante, el desarrollo tecnológico de la aeronáutica no tripulada ha acelerado el proceso de sustitución, pues se han presentado casos donde el operador de radio, el navegador y el ingeniero de vuelo han sido sustituidos por la tecnología incluso el co-piloto podría sufrir las consecuencias. La tecnología ha establecido la relación entre un piloto y un equipo de drones que pueda realizar las funciones necesarias, y aún se descarta la sustitución absoluta del piloto.