Global banks. A world of pain
The Economist [2015], "Global banks. A world of pain", The Economist, London, 7 de marzo, http://www.economist.com/news/finance-and-economics/21645807-giants-glob...
Desde la década de 1990 han surgido tres tipos de firmas internacionales. 1) Los bancos de inversión como Goldman Sachs enrolada en valores y en atender a los ricos de un puñado de centros financieros como Hong Kong y Singapur. 2) Otros, como Santander de España, se han ido estableciendo como una banca minorista en múltiples países. 3) Pero el enfoque más popular es el "banco de la red global": un aprendiz de todo, los préstamos para las multinacionales en decenas de países, y en algunos lugares que actúan como un banco universal que hace de todo, desde bonos de comercio hasta préstamos para coches.
Este modelo del banco mundial tuvo una crisis en 2008-09, sin llegar a la catástrofe: sólo Citigroup requirió del rescate gubernamental. Sin embargo, ahora muchos bancos están en serios problemas. En las últimas semanas, Jamie Dimon, el jefe de JPMorgan Chase, se ha visto obligado a responder preguntas acerca de la disolución de su banco. Stuart Gulliver, jefe de HSBC, ha abandonado las metas financieras que él puso, al asumir el trabajo en 2011. Citigroup está en espera de los resultados de su examen anual de la Reserva Federal; si falla, podría tener una muerte piadosa. Deutsche Bank es probable que se contraiga aún más. Standard Chartered, que opera en Asia, África y el Medio Oriente, ha despedido a su director.
El pánico sobre los bancos globales refleja sus débiles resultados recientes: las empresas antes mencionadas reportaron un retorno sobre el capital de sólo el 6% el año pasado. Existe el temor creciente de que los costos de alcance mundial, en términos de regulación y complejidad exceden los beneficios potenciales.
Este modelo está en problemas por tres razones. En primer lugar, estas empresas gigantes resultaron difíciles de gestionar. En segundo lugar, la competencia resultó ser más feroz de lo esperado. En tercer lugar, la regulación que se ha puesto después de la crisis, ha sido brutal para tales firmas: en Estados Unidos se han implementado medidas sobre lavado de dinero, evasión de impuestos y sanciones, implicando que los bancos deben conocer a sus clientes y a los clientes de sus clientes. El respeto de esas reglas es necesario para tener acceso al mercado financiero estadounidense. A los bancos globales se les exigen reservas de 12-13% de sus activos ponderados por riesgo, mientras que a las empresas locales se les pide 10%. También se pretende que protejan sus operaciones domésticas. Los costos de estas medidas se estiman en 2.4 mmd para HSBC y 3 mmd para JP Morgan.
Los argumentos financieros para la permanencia de los bancos globales ya no son convincentes, sin embargo, desmantelar a estas empresas sería infernal, debido a su importante papel en el desarrollo de la economía. En el horizonte dos hechos pueden aumentar su rentabilidad: el alza de las tasas de interés en Estados Unidos y la disminución de la competencia, que les permitirá subir los precios por sus servicios.
Debido a su tamaño y a sus funciones, el papel que juegan los bancos mundiales en la economía es de suma importancia, aunque conlleven un riesgo sistémico si desatan otra crisis. La visión liberal destaca las regulaciones sobre temas que deberían ser de sentido común, como el lavado de dinero y el respaldo frente al riesgo, pero son calificadas como excesivas y antieconómicas. Tras la crisis, se vive un ajuste de mediano y largo plazo, donde los megabancos parecen dominar la finanza mundial. Además de no atacar los males del negocio, se ha permitido la consolidación de entidades financieras “too big to fail”. ¿Hay un arbitraje entre rentabilidad e importancia estratégica de controlar tales masas de recursos?