La mano de obra barata china juega un papel crucial para la construcción de la "Factory Asia", nombre dado al complejo regional de cadenas de valor transfronterizas. En 1990, Asia representaba 26.5% de la producción global de manufacturas. Para 2013, ya alcanzaba 46.5% y China produce la mitad de todo lo que produce hoy en día Asia. La participación de la región en el comercio mundial de insumos intermedios aumentó desde 14% en 2000 hasta 50% en 2012. Los precios en China están contenidos, pero desde 2001 los salarios por hora en las manufacturas han crecido en promedio 12% anual. El yuan se ha elevado a un máximo histórico contra una canasta ponderada de monedas. Algunos creen que esto significa que los días de China como una potencia manufacturera están contados, añadiendo que la economía china está agobiada por grandes deudas y el desplome del mercado inmobiliario. Pero mientras que el mercado de vivienda está construida sobre cimientos tambaleantes, las manufacturas tiene fortalezas subestimadas. Un mito persistente acerca de manufactura china es que el país es bueno sólo para el montaje, y las partes más rentables de la operación, tales como diseño y comercialización, se quedan en Occidente y Japón. Gracias al alojamiento de más de una cadena de suministro, China aumenta su competitividad manufacturera y atrae más inversión. Un aspecto crucial es la integración local: se estima que 65% de los componentes de las exportaciones son de origen local, esa cuota era de 40% hacia 1995. A pesar del aumento salarial, las fábricas chinas siguen siendo más baratas que sus rivales de países ricos y son más eficientes que muchos de sus rivales del mundo en desarrollo, habiendo aumentado la productividad en 11% de 2007 a 2012. La productividad mejora todavía más por la automatización, en 2013 se compraron el 20% de todos los robots fabricados ese año, aunque la asimetría con otras economías aún es muy grande: en China hay 30 robots por 10 mil trabajadores, mientras que en Japón hay 323. El alza de los salarios en las regiones industriales impulsa relocalizaciones internas, hacia regiones menos desarrolladas de China, donde las empresas reciben reducciones de impuestos y bajos precios de los terrenos. La producción de bajo costo alcanza sus límites tanto por que se ha alcanzado el pico en la población activa, el flujo hacia las ciudades se ha reducido y las expectativas de vida han aumentado, de suerte que la juventud no está dispuesta a los mismos sacrificios que las generaciones anteriores; el número de conflictos laborales e incluso sociales tiende a crecer, particularmente en las fábricas de empresas extranjeras.

Las actividades que abandonan China tienen el sudeste asiático como destino natural debido a sus menores costos laborales y su cercanía con la economía china. A través de estímulos gubernamentales, las economías de la región buscan atraer actividades de mayor complejidad tecnológica. Tanto por las redes económicas como por las relaciones políticas internacionales, Asia está tejiendo una importante plataforma regional en común que tiene como eje la manufactura de exportación.