Workers of the world, log on! Technology may help to revive organised labour. Trade unions are harnessing the same force that caused their decline
The Economist [2018], "Workers of the world, log on! Technology may help to revive organised labour. Trade unions are harnessing the same force that caused their decline"The Economist, London, 17 de noviembre, https://www.economist.com/briefing/2018/11/15/technology-may-help-to-rev...
En los últimos años, los sindicatos en los países más desarrollados han estado en declive. Sin embargo, ahora es probable que la tecnología ayude a que los trabajadores a recuperar la organización sindical. A mediados del siglo XIX, pocos trabajadores estaban sindicalizados. Con la industrialización y la urbanización se desarrollaron las condiciones que tuvieron como consecuencia la atracción de trabajadores y la rápida y creciente organización de sindicatos para la negociación del pago y las condiciones laborales.
El rápido descenso de la sindicalización ha tomado a todos por sorpresa. Al respecto hay muchas explicaciones, algunos enfatizan el papel de las leyes restrictivas sobre los sindicatos, que los consideraban entes dañinos que buscaban el aumento de precios e inhibir el comercio. La leyes sindicales se fueron volviendo más amistosas hasta la década de 1980 cuando Thatcher y Reagan, primera ministra de Reino Unido y presidente de Estados Unidos, combatieron huelgas, prácticas laborales restrictivas y demandas inflacionarias con leyes de restricción al poder sindical. Sin embargo, algunas investigaciones arrojan que en Reino Unido los sindicatos comenzaron a debilitarse antes de las leyes restrictivas de los años ochenta.
Una segunda explicación considera que el desvanecimiento de una conciencia de clase es la razón, sin embargo la conciencia de clase es un dato difícil de medir. Una tercera explicación, indica que el estado ha reemplazado el trabajo de los sindicatos; muchos de los países ricos tienen salarios mínimos garantizados, derechos laborales consagrados en leyes y seguridad social ¿qué queda para que los sindicatos negocien?
Una cuarta explicación propone que el cambio tecnológico es el centro de la respuesta de la caída del sindicalismo. Esta interpretación también propone que la reanimación será más difícil. La tecnología impulsó el ascenso del capitalismo industrial a mediados del siglo XIX, cambiando el patrón de empleo, haciendo, a través del sistema formal de empleo que los trabajadores se agruparan, proceso que derivó en la organización. Los cambios ocurridos durante la Revolución industrial dieron más poder al trabajo organizado, y los sindicatos comenzaron a crecer. Un ejemplo, lo plantea el escritor Tim Mitchell, en Carbon Democracy, donde dice que la dependencia de los ferrocarriles y centrales eléctricas del trabajo de los mineros, hacía que una huelga pudiera llevar a un país a un punto muerto.
No obstante, esto ha cambiado. En los últimos treinta años los cambios tecnológicos han provocado la caída de los sindicatos. Por ejemplo, la tecnología permite la recopilación individual de información, lo que fomenta la asignación de elementos de paga relacionados con el desempeño, que producen que si la paga está relacionada con la producción personal, los empleados busquen dirigir más sus energías a trabajar que a organizarse.
Además, los países más desarrollados han reducido las industrias intensivas de manufactura y minería, base de la sindicalización, por el sector servicios, menos acogedor para el sindicalismo. Actualmente, los países más desarrollados prefieren los mercados intangibles, como los dedicados a la creación de software o las patentes. No obstante, el declive de los sindicatos ha reavivado los argumentos sobre los beneficios que ofrecen a los trabajadores y a la economía. Con la disminución del poder sindical, ha disminuido el número de días laborables por huelgas y ha aumentado la producción anual. También ha bajado el riesgo de inflación descontrolada por aumentos salariales, etc.
Los expertos de izquierda consideran que el declive de los sindicatos es responsable de la caída de la participación de los salarios en el producto interno bruto. La evidencia sobre este punto es mixta, Andy Haldane, jefe de Bank of England, dice que un aumento de 10 puntos porcentuales en la sindicalización, elevaría 0.25 puntos porcentuales el crecimiento salarial anual. Mientras tanto, la Brooking Institution señala que no existe relación precisa entre la tasa de sindicalización y el papel de los salarios. Aún cuando las ventajas no son claras, los trabajadores están volviendo a organizarse y la tecnología puede ayudar desempeñando un papel creativo en la forma de acercar a los trabajadores. Las redes sociales están tomando el lugar de la reunión en el taller, apps como Facebook, Reddit, Whatsapp y Hustle permiten a los trabajadores recopilar información, coordinar a los trabajadores y difundir campañas a nivel mundial.
Sin embargo, dichas aplicaciones no fueron diseñadas para el activismo de masas, tienen limitaciones, como que no permiten ir más allá de la discusión a formas más complejas de organización. Por ejemplo, WhatsApp tiene un límite en el tamaño de los grupos y aplicaciones como Facebook hacen a los usuarios proclives a la desinformación y al trolling. Como resultado de estos límites, los activistas han comenzado a desarrollar servicios digitales específicos para los grupos laborales. Uno de estos softwares es Coworker.org, fundada en 2013, y que funciona como un sitio web que ayuda a los trabajadores a condensar peticiones y demandas.
Aunque Coworker.org fue durante mucho tiempo un ejemplo aislado, en tiempos recientes han aparecido servicios digitales similares. Estas aplicaciones están dividiendo las funciones que tenían los sindicatos en una serie de alternativas digitales, a través de ellas, los activistas están cambiando la forma de organizarse. Algunas empresas-aplicaciones buscan informar y reclutar miembros (WorkIt), otras se concentran en ayudar a los trabajadores a expresar sus opiniones (Workership), etc. Algunos de estos proyectos se están expandiendo; no obstante, lanzar un nuevo programa siempre es más fácil que expandirlo.
Gran parte de estas plataformas se sostiene de donaciones filantrópicas y fondos de inversión, por lo que no es claro de dónde podrían obtener capital para expandirse. A diferencia de los sindicatos, estos servicios carecen de posición legal y de poder político. Posiblemente estos servicios necesiten del apoyo de los sindicatos ya existentes si quieren obtener fuerza. Ayad Al Ani, del Alexander von Humboldt Institute para Internet y sociedad, considera que la mejor opción es que estas aplicaciones y los sindicatos convencionales se unan. De esta manera los sindicatos podrían convertirse en proveedores de estos servicios para que los grupos se auto-organicen, y ayudándolos con actividades como asesorías legales y cabildeo. Algunos sindicatos ya han abrazado al mundo digital, por ejemplo, el IG MEtall, el Sindicato nacional de empleados comerciales y administrativos de Dinamarca (creador del programa (HKLab) y la Alianza nacional de trabajadoras domésticas de Estados Unidos (operadores del sistema Fair Care Labs y en futuro del programa Alia).
A pesar de lo que prometen estos proyectos, es poco probable que ayuden a los trabajadores a recuperar su antiguo poder de negociación. No obstante, algo que ha demostrado el movimiento laboral digital es que la información y los datos son importantes y poderosos. La obtención de más y mejores datos da lugar a lo que Frederik Soderqvist, miembro del sindicato sueco Unionen, denomina el sindicalismo predictivo. El objetivo del sindicalismo predictivo es conseguir datos para ayudar a los trabajadores a estar informados acerca de los aumentos de sueldos, despidos, movimientos de la dirección, etc. para poder organizarse, prepararse o hacer peticiones. Mientras tanto, los sindicatos siguen siendo débiles, su membresía sigue haciéndose pequeña, pero la historia muestra que el poder laboral y el poder del capital están en constante cambio. Aunque las últimas décadas han sido difíciles para el trabajo, como consecuencia de la tecnología, la tecnología también puede hacer que el trabajo recupere fuerza.
1. En 1915, 10% de los empleados estaba afiliado a un sindicato. En 1950, la tasa de afiliación sindical alcanzó casi el 30%.
2. Gran Bretaña y Suecia alcanzaron cerca de 40% en la tasa de afiliación sindical en 1950 y 1930 respectivamente.
3. Actualmente, sólo 10% de los empleados estadounidenses está afiliado a un sindicato.
4. Actualmente, sólo 18% de los trabajadores de los países parte de la Organización para la cooperación y el desarrollo económicos está sindicalizado, a principios de los años ochenta esta cifra era mayor a 50%.
5. Gráfica 1. Tasa de sindicalización por porcentaje de empleados entre 1960 y 2017.
Alemania. En 1960 la tasa de de sindicalización era superior al 30%. Su pico máximo fue en los años noventa, cerca de 40%, antes de comenzar su declive. Actualmente la tasa de sindicaliza es menor a 20%.
Reino Unido. En 1960 la tasa de sindicalización era cercana al 40% y se mantuvo en crecimiento hasta la década de los ochenta, cuando llegó a aproximadamente 50%, en los ochenta comenzó su declive. Actualmente es ligeramente superior a 20%.
Canadá. Entre 1960 y 2017 la tasa de sindicalización de Canadá ha fluctuado, siempre cercana al 30%.
Italia. En 1960 la tasa de sindicalización era superior a 20%. Su pico máximo fue a mediados de la década de los setenta, cuando se acercó al 50%. Actualmente es inferior a 40%.
Japón. La tasa de sindicalización de Japón se ha mantenido en declive desde los años sesenta. En los años sesenta era ligeramente superior a 30%, actualmente es menos a 20%.
Estados Unidos. Al igual que la tasa de sindicalización de Japón, la tasa de sindicalización en Estados Unidos se ha mantenido en declive desde los años sesenta. En 1960 la tasa de sindicalización era cercana a 30%, actualmente sólo el 10% de los trabajadores estadounidenses se encuentra sindicalizado.
6. Gráfica 2. La producción de la clase obrera. Muestra la relación entre el porcentaje de sindicalización y el porcentaje de capital social frente al producto interno bruto de 1855 a 2015.
Entre 1850 y 1920 el porcentaje de sindicalización y el porcentaje de capital social frente al producto bruto se mantuvo fluctuando de manera no sincronica. Sin embargo se logra observar que durante este tiempo el porcentaje de sindicalización va en aumento.
Entre 1920 y 1990 los movimientos de ambas variables son sincrónicos. Al subir uno, sube el otro, al caer uno, cae el otro.
De 1990 a 2015 ambas variables se separan. En 2010 actúan de manera contraria, mientras que el porcentaje de capital social sube, el porcentaje de sindicalización baja.
7. Gráfica 3. Respuesta a la pregunta: ¿Usted está a favor o en contra del sindicalismo? (expresada en 5)
En 1936 poco menos de 75% de los encuestados estaba a favor del sindicalismo, poco más del 25% en contra.
Durante la década de los cincuenta la unión sindical gozó de mayor aprobación (75% a favor)
En 2010 la unión sindical tuvo su menor aprobación, menos del 50% estaba a favor. Desde entonces ha estado aumentando su aprobación.
8. Mark Graham, de la Universidad de Oxford, realizó una encuesta a 658 trabajadores que trabajan en línea del Sudeste Asiático y de África Subsahariana. El resultado indica que 58% mantiene contacto digital con otros trabajadores al menos una vez por semana.
9. El 70% de los 35 000 maestros de Virginia Occidental en Estados Unidos se unieron a un grupo de Facebook que se convirtió en centro de discusiones y organización de protestas.
10. Coworker.org ha sido utilizado por más de 50 compañías, más de 42 000 personas en 30 países están conectadas bajo ese servicio.
El desarrollo tecnológico actual, junto con otros cambios surgidos durante la globalización neoliberal, ha modificado las relaciones entre el capital y los trabajadores con su fuerza organizativa, haciendo más pequeña la participación de los sindicatos en los países centrales del capitalismo. Aunque la tecnología ha alterado dicha relación, el pensamiento liberal ve en la tecnología un posible foco de esperanza, que puede dar a la organización sindical un nuevo espacio de organización. Sin embargo, aún con el uso de la tecnología para la organización la explicación de la caída no se reduce a la tecnología, y por tanto sus soluciones van más allá de ella.