En marzo de 2019, Facebook anunció que seguiría “una visión de privacidad para redes sociales”, completa con mensajes cifrados en los que ni siquiera la empresa podría mirar, los observadores interpretaron esto como un movimiento defensivo. Algunos discernieron una respuesta tardía a la indignación por abusos a la privacidad en la rede social más grande del mundo. Otros vieron el plan de unir sus servicios de mensajería instantánea, principalmente Messenger y WhatsApp, como una forma de hacer que la empresa sea más difícil de separar, como lo exigen algunos políticos estadounidenses, ahora que Facebook no tendrá accesos a esos mensajes. El discurso del Sr. Zuckerberg en la conferencia anual de desarrolladores de la corporación celebrada en San José en abril de 2019. "El futuro es privado", declaró. Aunque podría no admitirlo en público, parece estar dispuesto a convertir Facebook en una versión occidental de WeChat, la aplicación de mensajería china.

El negocio principal de Facebook está madurando, sus márgenes operativos (42%, excluyendo 3 mil millones de dólares reservados para cubrir el esperado por parte de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos por violaciones a la privacidad) siguen siendo la envidia del mundo tecnológico. En el último trimestre, los ingresos crecieron 26% en comparación con el año anterior, superando los 15 mil millones de dólares. Pero el crecimiento del usuario se está desacelerando. En algunos países de Europa, los jóvenes prefieren las redes sociales que son más íntimas y efímeras, como Snapchat, que fue pionera en historias, mensajes e imágenes que desaparecen después de 24 horas. Más de 500 millones de usuarios de Instagram, Messenger y WhatsApp ahora publican historias todos los días. Las historias pueden pronto superar a las publicaciones en las noticias de Facebook. El plan es construirlo alrededor de WhatsApp, que ya ofrece mensajes de texto seguros. Esto permitiría que los usuarios se encontraran entre sí, pagara a los tenderos digitales y tal vez algún día usando la propia moneda de Facebook. Con el tiempo, según se piensa, puede volverse tan indispensable para los occidentales como lo es WeChat en China.

WhatsApp está probando un servicio de pago en la India. Otros, como las nuevas funciones de compra en Instagram, se lanzaron en San José. Zuckerberg está avanzando con más cautela que en los primeros años de Facebook, cuando fue guiado por el ahora infame mandato de "moverse rápido y romper cosas", pero no menos deliberadamente. Microsoft no vio venir teléfonos inteligentes y el propio Facebook casi se perdió el aumento de las aplicaciones móviles. Facebook quiere que un usuario de Instagram pueda enviar una nota directamente a un amigo en WhatsApp. La creación de una guía telefónica común para estos servicios, con un total combinado de 2.7 mil millones de usuarios y diferentes códigos fuente, presenta un problema complejo para los programadores. El segundo reto es económico. WeChat podría convertirse en la plataforma de elección en los teléfonos inteligentes porque China no tenía tiendas de aplicaciones dominantes. Facebook debe competir con los titulares como Apple y Google. Debido a que no puede vender anuncios microtargetados contra mensajes encriptados que sus algoritmos no pueden ver, la nueva plataforma necesitará una nueva forma de ganar dinero.

Por último, están los temas relacionados con la privacidad y la competencia. Mark Zuckerberg acepta que mucha gente descarta la sinceridad de Facebook, a pesar de su reciente artículo en el Washington Post, implorando a los gobiernos que regulen las redes sociales. Continuará recopilando una gran cantidad de datos. Integrar estas y las aplicaciones subyacentes, a su vez, podría permitir a Facebook convertir su dominio en las redes sociales públicas en poder sobre la mensajería privada. Ya que sus servicios no cuestan nada, dice Facebook, no está molestando a los usuarios. Podría argumentar que una sola red social dominante es más fácil de controlar que muchas de las más pequeñas y tiene una mayor capacidad financiera y técnica para mantener a los usuarios a salvo de contenido dañino. De hecho, el artículo del Washington Post de Zuckerberg parece una apuesta por negociar una versión del Compromiso Kingsbury de 1913 del siglo XXI, cuando en AT&T, entonces el monopolio telefónico de los Estados Unidos, aceptó la supervisión del gobierno y acordó escindir algunas de sus empresas a cambio de no estar nacionalizado o partido. A diferencia de AT&T, el alcance de Facebook se extiende más allá de los Estados Unidos y abarca una creciente gama de industrias, desde la publicidad hasta las finanzas. Debe lidiar con políticos, reguladores y rivales.