Lejos de un trabajo mal pagado, amenazado por las máquinas o limitado a los nuevos esquemas, como la gig economy [1], The Economist presenta un panorama favorable del empleo y de mejoras en las condiciones laborales en los países ricos.

Sólo el empleo
The Economist señala una tendencia compartida por los países ricos: un auge en el crecimiento del empleo. En Estados Unidos la tasa de desempleo ha alcanzado el nivel más bajo en medio siglo y dos tercios de los países de la OCDE registran altos niveles de empleo entre la población de 15 a 64 años. Incluso en países con tasas de desempleo relativamente altas, como España y Francia, los niveles de empleo de la población en edad de trabajar están cerca de las tasas de 2005.

El crecimiento en el empleo es resultado de una década de estímulo económico después de la crisis de 2008, así como de cambios estructurales: aumento en los niveles educativos de la población, la eficiencia de los sitios web para conectar solicitantes y empleadores y un incremento en la participación de las mujeres, gracias a la aplicación de políticas pro-familia en Europa y Estados Unidos.

Aunque se mantienen las demandas centradas en la calidad y dirección del trabajo, The Economist señala que los países ricos atraviesan una etapa favorable. En primer lugar, a pesar de la amenaza que anuncian los líderes políticos con respecto al desempleo por el avance tecnológico, se ha verificado que en los países de la OCDE, una mayor proporción de la población con educación secundaria o menos se encuentra trabajando en relación con el porcentaje registrado en 2000.

En segundo lugar, los cambios en la estructura de la economía han impactado en las condiciones laborales. Por ejemplo, en Estados Unidos se espera que hacia 2026 el trabajo en casa supere al de las oficinas por la expansión del sector servicios. Asimismo, se están creando más trabajos con mayor calificación e incluso los de menor calificación se están pagando mejor, debido al aumento de los salarios mínimos. Además, los trabajos de tiempo completo no han disminuido desde 2005 y los empleos de la gig economy sólo representan 1% del empleo total.

Según The Economist los empleos precarios que se localizan en los países del sur de Europa, como en Italia, se explican por las leyes laborales que limitan la entrada de los jóvenes.

La abundancia de trabajo se expresa en un aumento del salario promedio, en la contratación de personas tradicionalmente relegadas, como los ex convictos, y el aumento de programas de capacitación. Para el semanario, “una atracción del auge de los empleos es su potencial de solucionar problemas sociales sin que los gobiernos tengan que hacer o gastar mucho”.

En términos de políticas públicas, las subestimaciones del empleo potencial -tanto en el pronóstico optimista de las finanzas en los años 2000 como el pesimismo erróneo de la recuperación después de 2010- han llevado a políticas fiscales y monetarias vacilantes.

Para The Economist, el auge en el empleo obliga a las distintas posturas políticas a reflexionar profundamente. La izquierda debe aceptar que muchas de sus críticas no concuerdan con los hechos. Aunque el desempleo sigue existiendo, la mayoría de los empleos están mejorando y los nuevos trabajos son mejor pagados. No reconocerlo llevaría a una intervención estatal innecesaria o que obstaculizaría los progresos recientes. La derecha, por su parte, debe reconocer el aumento en los empleos no se explica por la falta de regulación, incluso en lo que se refiere a la existencia y aumento de los salarios mínimos.

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[1] La ‘gig economy’ nació en Estados Unidos hace más de una década. Este modelo laboral podría compararse con el trabajo de ‘freelance’ o autónomo, ya que consiste en aceptar encargos de una duración concreta y sin exclusividad con la empresa contratante. En Estados Unidos, una de las plataformas que más éxito ha tenido apoyándose en la ‘gig economy’ ha sido TaskRabbit que pone en contacto a clientes con trabajadores. Estos últimos pueden responder a la oferta de un cliente para un proyecto en concreto y también pueden ser contactados directamente por el cliente según su perfil.

La flexibilidad y la comunicación ‘online’ son los pilares básicos del funcionamiento de la ‘gig economy’. La deslocalización, es decir, la posibilidad de trabajar para un empleador que se encuentra a miles de kilómetros, es otra de las características de la ‘gig economy’ que es posible gracias a los avances tecnológicos. Fuente: https://www.bbva.com/es/que-es-la-gig-economy/