Decapitated, not defeated. Islamic State after the death of Abu Bakr al-Baghdadi. The “caliph” is dead, but his ultra-violent jihadist group lives on

Cita: 

The Economist [2019], "Decapitated, not defeated. Islamic State after the death of Abu Bakr al-Baghdadi. The “caliph” is dead, but his ultra-violent jihadist group lives on", The Economist, London, 2 de noviembre, https://www.economist.com/middle-east-and-africa/2019/11/02/islamic-stat...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Noviembre 2, 2019
Tema: 
La muerte del líder del Estado Islámico no garantiza la desarticulación de esta organización.
Idea principal: 

El autoproclamado califa, Abu Bakr al-Baghdadi, se inmoló en un túnel en Siria el 26 de octubre, asesinando a dos de sus hijos cuando murió. El Estado Islámico una vez dominó a millones de sirios e iraquíes en un área del tamaño de Gran Bretaña; sin embargo, esta organización ha perdido su territorio (recuperado por una mezcla de poder aéreo estadounidense, milicias sirias y tropas iraquíes) y ahora también ha perdido a su líder. No obstante, no es el final de la organización.

En partes de Siria e Irak, el grupo perdura como una insurgencia de bajo perfil, atacando y aprovechándose de civiles para financiar sus operaciones. También se ha diversificado geográficamente con provincias por todo el mundo. Aunque es posible que nunca más tenga tanto territorio, no ha dejado de ser una amenaza. Las condiciones que permitieron al Estado Islámico su expansión (por ejemplo, los gobiernos corruptos, sectarios e ineficaces que dominan a las poblaciones pobres y alienadas), han empeorado.

Después declarar un califato en una mezquita de Mosul en 2014, Abu Bakr al-Baghdadi no sería visto en público durante cinco años. Al aprovechar el caos de la guerra civil de Siria para apoderarse del territorio, Baghdadi hizo que su movimiento fuera influyente como para atraer a decenas de miles de seguidores de todo el mundo.

Jenna Jordan examina más de 1 000 casos relacionados con el asesinato o la captura de líderes de grupos terroristas; ahí plantea que hay tres factores que contribuyen a la resistencia de un grupo después de la muerte o captura de su líder: 1) su grado de burocracia, 2) su capacidad para aprovechar los recursos locales y 3) su celo ideológico; gracias a esto, se aseguran que su misión no dependa de un solo líder.

Aplicando estos criterios al Estado Islámico se obtiene el siguiente análisis: aunque ya no gana un millón de dólares por día como solía hacerlo, todavía tiene formas de financiamiento, y es probable que se beneficie de la distensión local sunita en Siria, ya que las fuerzas de Bashar al-Assad han llenado el vacío dejado por las tropas estadounidenses. Por otro lado, la ideología de la organización es independiente de Baghdadi, por lo que elegir a un sucesor y recuperarse podría ser fácil. De hecho, el Estado Islámico ha demostrado su resistencia antes ya que Baghdadi llegó al poder porque dos predecesores murieron en ataques estadounidenses en 2006 y 2010.

No se tiene claro quién podría ser su sucesor: Abu al-Hassan al-Muhajir, el portavoz del grupo, puede descartarse como candidato porque fue asesinado en una redada al día siguiente. Independientemente de quién sea el nuevo líder, el Estado Islámico está dispuesto a reconstruirse, lo que podría explicar por qué Baghdadi murió en Idlib, que en teoría, es un terreno inhóspito y aparte que también es el hogar de Hurras al-Din, una organización que todavía es leal a al-Qaeda. Algunos informes sugieren que Baghdadi estaba explorando un acercamiento con al-Qaeda.

El Estado Islámico tiene una presencia mucho más allá de Siria e Irak: el Estado Islámico Khorasan se ha atrincherado en el este de Afganistán y condujo más atentados suicidas que los talibanes en 2018, a pesar de perder más de 50 líderes en los últimos años. Por otro lado, la franquicia en el norte de Nigeria, que se separó de Boko Haram, se está volviendo cada vez más poderosa. Además, desde 2018 ha habido 11 atentados suicidas en Indonesia y seis en Filipinas, incluido uno que mató a 23 fieles en enero de 2019.

Turquía, por su parte, teme ser blanco de represalias: a los pocos días de la muerte de Baghdadi, docenas de simpatizantes fueron detenidos, incluidos tres hombres sospechosos de planear un gran ataque en Estambul el 29 de octubre. Además, la redada que mató a Baghdadi tuvo lugar a pocos kilómetros de la frontera turca, en una parte de Siria repleta de informantes turcos y con puestos del ejército turco.

Aunque Trump agradeció a Turquía por su ayuda, una fuente cercana al ejército turco dice que "no hubo inteligencia ni cooperación militar" entre Estados Unidos y Turquía y el hecho de que los comandos estadounidenses se embarcaron desde el norte de Irak, a 700 km de su objetivo, en lugar de una base aérea en el sur de Turquía, es una señal de lo frías que son las relaciones entre los dos aliados de la OTAN.

La operación para capturar a al-Bagdadi se produjo semanas después de que Trump retirara a las tropas estadounidenses del noreste de Siria, despejando el camino para que Turquía invadiera y derrotara a las Unidades de Protección del Pueblo (JPG), una milicia liderada por los kurdos que luchó junto a los estadounidenses. Está acción tuvo serias consecuencias geopolíticas ya que dejó a la región para ser dividida por Turquía, Rusia y el régimen de Assad.

Sin embargo, Estados Unidos dejará tropas en el este de Siria e incluso enviará tanques para evitar que se apoderen de los campos petroleros con tal de evitar el reagrupamiento del Estado Islámico, pero la verdadera razón podría ser que los estadounidenses tienen la intención de evitar que Assad sea quién se aproveche de los campos.

Datos cruciales: 

Actualización del 31 de octubre de 2019: El Estado Islámico ha publicado una grabación de audio en Telegram en la que confirmó la muerte de Baghdadi y nombró como su nuevo líder y "califa" a Abu Ibrahim al-Hashemi al-Qurashi, un nombre desconocido. Por otro lado, la organización también prometió venganza contra Estados Unidos.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Organizaciones como el Estado Islámico, están siendo un nuevo sujeto que interviene en las relaciones internacionales. El paradigma estatal y de organización internacional no basta para entender las interacciones que estos grupos tienen; así como su organización al interior, su ideología y sus formas de financiamiento. Analizarlos es de gran importancia ya que sus acciones tienen repercusiones geopolíticas importantes, en este caso, en Medio Oriente. Así, son parte de las relaciones que se llevan a cabo en el contexto de la complejidad del proceso de globalización.