La baja en los precios del petróleo y el despilfarro del gobierno golpearon fuertemente sus finanzas. En Nigeria el petróleo contribuía aproximadamente con una décima parte del PIB, y si se agregan los impuestos indirectos, la contribución era casi del 85% de los ingresos públicos. Este país debió aprovechar los altos precios del petróleo y ahorrar, ya que con el descenso de los precios tienen problemas en las finanzas públicas. Algunos analistas calculan que más de la mitad de los estados están en bancarrota, además, los bajos precios petroleros podrían extenderse a otros sectores de la economía.

Los bancos se enfrentan a una ola de deudas incobrables por parte de las empresas petroleras que compraron campos petroleros cuando el precio del petróleo era alto y ahora están luchando para pagar sus préstamos.

En Nigeria, funcionarios del All Progressives Congress (APC) esperan encontrar el dinero requerido a través de la combinación de tapar fugas: disminución de la corrupción y el despilfarro, nuevos impuestos y recortar los subsidios a los combustibles.

Nigeria ha dado pasos para dejar de depender del petróleo en los últimos años. Casi la mitad de su producción económica proviene ahora de los servicios. A pesar de que el naira ha caído drásticamente respecto al dólar, la inflación en los alimentos no se ha acelerado porque en los últimos años extendieron la producción de sus propios alimentos, esto es en parte gracias a las fábricas de alimentos como Nestlé en Agbara, junto con otra planta, fermenta, mezcla y presiona cerca de 90 millones de cubitos de sopa al día, ahí se encuentra una de las fábricas más eficientes de esta compañía en el mundo: el retorno por inversión de esta filial es el doble que el de la empresa matriz, pese a que se enfrena a problemas de infraestructura: tiene que generar su propia energía, limpiar su propia agua, proveer de cuidado de la salud de sus empleados, y las escasas conexiones de transporte elevan el costo de sus materias primas.

Las industrias de consumo en Nigeria están transformando su economía, convirtiéndola en una economía menos dependiente del petróleo y por tanto menos vulnerable de las fluctuaciones petroleras. La manufactura representa una proporción del PIB casi tan grande como el petróleo y los servicios constituyen cerca de la mitad de la economía.

Los esfuerzos del gobierno para industrializar no han tenido mucho éxito. Nigeria ha gastado miles de millones de dólares construyendo grandes plantas de acero que aún no producen. La inversión en la agricultura se ve más prometedora, empresas como Nestlé intentan comprar más de sus materias primas en Nigeria incluyendo la yuca. Nigeria es el mayor productor mundial de yuca, pero los rendimientos por hectárea son una cuarta parte de los de algunos países asiáticos.

El optimismo en el futuro de Nigeria depende de varios elementos, quizá entre las más importantes es mejorar la infraestructura rural para que los agricultores pongan sus productos al mercado, y, generar energía suficiente que permita a las empresas operar sin obstáculos.