La vigésima quinta Conferencia de las Partes (COP, por sus siglas en inglés) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés) concluye el domingo 15 de diciembre de 2019 como la reunión más larga en la historia de las COPs –dos días después de lo previsto– y con señalamientos de ser la peor y más decepcionante negociación internacional en términos de acuerdos para enfrentar el cambio climático.

Estados Unidos y otras naciones emisoras de CO2 (como Australia, Brasil, China e India) bloquearon diversas medidas, incluso objetivos ambiciosos de carácter no vinculante, que pudieran ser asumidos por los países firmantes para la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) durante el año 2020. Se negó la firma de un acuerdo para financiar las naciones dañadas por desastres climáticos (principalmente naciones en vías de desarrollo); por otra parte, las diferencias en las negociaciones postergaron las normatividades de un acuerdo del comercio internacional de carbón.

De acuerdo con Sengrupta, la COP25 pone en evidencia la amplia brecha que existe entre las medidas “necesarias” recomendadas por los científicos y lo que los políticos están dispuestos a discutir. Lo único que se ha conseguido (al menos en papel) es que países, tanto ricos como pobres, coincidan en incrementar los objetivos de acción durante las negociaciones agendadas para noviembre de 2020 en Glasgow (Reino Unido). Para tal fecha las elecciones presidenciales de Estados Unidos habrán terminado y se espera que la nueva administración se reintegre al Acuerdo de Paris 2015. Otro elemento que destaca la nota fue que la COP25 se vio acompañada por masivas protestas callejeras lideradas por gente joven.