The CEO who loved me. Spies often use businesses as cover. It can end in tears

Cita: 

The Economist [2020], "The CEO who loved me. Spies often use businesses as cover. It can end in tears", The Economist, London, 22 de febrero, https://www.economist.com/business/2020/02/22/spies-often-use-businesses...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Febrero 22, 2020
Tema: 
Las agencias de espionaje y sus relaciones con el mundo corporativo
Idea principal: 

La relación entre los negocios y el espionaje es de larga data. The Economist recuerda que en “Vive y deja morir”, la segunda novela de Ian Fleming, James Bond, se hace pasar por un hombre de negocios de Universal Export, una empresa fachada para MI6 (el servicio secreto de inteligencia de Reino Unido). En la continuación de la saga “En el servicio secreto de su Majestad”, escrita 10 años después, la empresa ya no funciona como fachada pues ha sido usada por mucho tiempo y ya ha sido infiltrada por agencias de otros países. El mundo del espionaje está lleno de historias similares donde empresas fachadas son utilizadas para recopilar inteligencia o para realizar trabajos encubiertos.

Por ejemplo, Crypto AG, una empresa suiza que después de la segunda guerra mundial llegó a dominar el mercado global de las máquinas de encriptación, desde la década de 1960 hasta el inicio del nuevo milenio fue propiedad conjunta de la CIA y el BND, la agencia de espionaje alemana. Crypto AG representó un importante fuente de inteligencia para estas agencias pues muchos gobiernos pagaron importantes sumas para proteger su información, que, en realidad, terminaba en manos de estas agencias de espionaje.

De la misma forma, en un libro próximo a aparecer, Thomas Rid describe cómo la CIA financió y controló una imprenta en Berlín para difundir propaganda del otro lado de la cortina de hierro, desde folletos políticos y noticieros hasta revistas femeninas, astrología y jazz. De la misma forma, muchas editoriales y publicaciones alrededor del mundo fueron financiadas secretamente por la CIA y la KGB.

Es sorprendente la astucia que han tenido algunas de estas empresas fachada. En los setentas, por ejemplo, el ejército inglés ocupó una lavandería y burdel en Belfast, de tal forma que la ropa de los sospechosos del IRA podía ser sometida a pruebas de residuos de explosivos. De la misma forma, en los ochentas el Mossad (una agencia de inteligencia de Israel) usó un complejo vacacional para contrabandear a miles de judíos de la vecina Etiopía.

Además, señala The Economist, estas agencias no solo han creado empresas fachadas sino también han desarrollado vínculos cercanos con el mundo corporativo. Se ha señalado tanto al MI6 como a la CIA de tener relaciones cercanas con la prensa y los gigantes petroleros. Una muestra de ello es el caso Kim Philby, un agente doble soviético del M16, que fue corresponsal para The Economist en medio oriente hasta poco después de su deserción. Más recientemente, empresas de telecomunicaciones norteamericanas, como AT&T, han recibido cientos de millones de dólares al año para cooperar con el gobierno más allá de sus obligaciones legales. De la misma forma, RSA, una empresa de seguridad, recibió dinero de agencias norteamericanas a cambio de usar una técnica defectuosa de encriptación, aunque la compañía lo niega.

The Economist considera que este tipo de tareas son más sencillas para las dictaduras. La KGB solía desviar los vuelos de la compañía aérea soviética para recolectar inteligencia desde el aire. Actualmente, los norteamericanos les preocupa que la iniciativa de Huawei por construir la red 5G en occidente pueda dar una ventaja en este sentido a los servicios chinos.

Ahora, el sector privado es determinante para las agencias de inteligencia, pues las compañías de tecnología recolectan más datos personales de los que fue imaginable en el pasado para las agencias estatales de inteligencia. Debido al uso de controles biométricos en los controles fronterizos hacen más difíciles a los agentes secretos el cruzar fronteras con identidades falsas, diversas agencias han reclutado y colocado empleados en empresas legítimas para facilitarles viajar con sus nombres reales y con una coartada comercial.

Para los aliados corporativos de estas agencias de seguridad hay muchos beneficios. Dinero, para empezar, pero también el acceso a diversos secretos. Según un exagente, el MI6 comparte información con grandes empresas inglesas, com BP y British Airways, por ejemplo. De la misma forma, según una investigación publicada por Yahoo News, la CIA comparte reportes con información especializada con distintas grandes empresas norteamericanas.

Vive y deja morir

Estas compañías que colaboran con agencias de espionaje pueden poner en riesgo a sus empleado en el extranjero. En 1992, Hans Buehler, un ejecutivo de ventas de Crypto AG fue detenido en Irán por 9 meses y liberado sólo después de pagar una fianza de un millón de dólares, a pesar de declarar no tener conocimiento de las puertas traseras del sistema de encriptación de la compañía. Por otro lado, la reputación de la compañía quedó manchada después de que Buehler acudió con la historia a la prensa, la publicación de la historia destruyó el prestigio de la empresa, obligándola a cerrar en 2018. De la misma forma, Ferranti, una firma de ingeniería británica, adquirió International Signal and Control, un contratista de armas norteamericano que resultó una fachada de la CIA para el tráfico de armas. Poco después de la adquisición Ferranti entró en bancarrota y su director ejecutivo, James Guerin, fue procesado por fraude y tráfico de armas. Durante el juicio el juez recibió un mensaje del antiguo director de la CIA en el que le informaba del patriotismo que Guerin demostró a Estados Unidos, arriesgando la reputación de su empresa. Sin embargo, concluye The Economist, la gratitud de la CIA fue de poco consuelo para los accionistas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Una parte importante de la actual disputa hegemónica pasa por el trabajo de inteligencia de las diferentes potencias en conflicto, que buscan recabar cualquier tipo de información que les puede dar alguna ventaja estratégica. Este espionaje no se limita a la esfera política y/o militar, sino que incluye la esfera económica, la tecnológica y la científica, que son determinantes en la disputa. Si bien, la utilización y cercanía del mundo corporativo con las agencias de inteligencia no es nueva, la importancia de las nuevas tecnologías de la información hace indispensable para las potencias un trabajo conjunto, en distintos niveles, de sus agencias con los distintos gigantes tecnológicos, diluyendo así las fronteras entre guerra y economía, y haciendo del Estado un jugador importante en la competencia económica.