Erik Prince Recruits Ex-Spies to Help Infiltrate Liberal Groups
Mazzetti, Mark y Adam Goldman [2020], "Erik Prince Recruits Ex-Spies to Help Infiltrate Liberal Groups", The New York Times, New York, 7 de marzo, https://www.nytimes.com/2020/03/07/us/politics/erik-prince-project-verit...
Sobre los autores
Mark Mazzetti es un corresponsal de investigación en Washington para el New York Times. Anteriormente cubrió temas de seguridad nacional y formó parte del equipo que ganó el Premio Pulitzer por informar sobre las conexiones entre los asesores de Trump y Rusia en 2018.
Adam Goldman vive en Washington desde donde cubre a la FBI para el New York Times. También formó parte del equipo que ganó el Premio Pulitzer por informar sobre las conexiones entre los asesores de Trump y Rusia en 2018. Anteriormente cubrió temas de seguridad nacional para The Washington Post y trabajó en Associated Press donde formó parte del equipo que ganó el Premio Pulitzer en 2012 por informar sobre el programa de espionaje a la comunidad musulmana por la policía de Nueva York en 2012.
En los últimos años Erik Prince, un contratista de seguridad que tiene vínculos cercanos con la administración Trump, ha ayudado a reclutar espías británicos y estadounidenses retirados para realizar operaciones secretas de recolección de inteligencia e infiltración en campañas electorales del Partido Demócrata, sindicatos y otros grupos que son considerados opositores a la agenda de Trump, según el New York Times.
En 2017, Richard Seddon, uno de los ex espías reclutados, ayudó a dirigir una operación de infiltración a una oficina en Michigan de la Federación de Maestros (AFT, por sus siglas en inglés) para recolectar documentos y grabar conversaciones que pudieran dañar al sindicato, según documentos a los que tuvo acceso el New York Times. Al año siguiente, el mismo agente encubierto fue infiltrado en la campaña de la congresista demócrata por Virginia, Abigail Spanberger, una ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA); sin embargo, la infiltración fue descubierta. La nota señala que ambas operaciones fueron conducidas por Project Veritas, un grupo conservador que ha ganado notoriedad por usar cámaras y micrófonos escondidos para espiar periodistas, políticos demócratas y organizaciones liberales.
Según el New York Times, tanto Prince como el Project Veritas tienen vínculos cercanos con la administración y la familia Trump. Si bien, no está claro si hubo participación de algún funcionario de la administración, las operaciones de infiltración revelan una campaña privada para debilitar a los opositores de la agenda que impulsa la actual administración.
Erik Prince, ex director de la empresa de servicios militares Blackwater y hermano de la actual secretaria de educación Betsy De Vos, ha sido asesor informal de Trump y otros funcionarios de su administración; también fue asesor de seguridad nacional de Michael T. Flynn durante el periodo de transición presidencial. En 2017 participó en reuniones con funcionarios de la Casa Blanca y el Pentágono para delinear un plan para privatizar la guerra en Afganistán, reemplazando a las tropas estadounidenses por contratistas de seguridad, plan finalmente rechazado por el ex secretario de defensa Jim Mattis.
La nota señala que durante la campaña presidencial de 2016 Prince se interesó en utilizar ex espías para dar entrenamiento a operadores del Project Veritas en tácticas de espionaje y técnicas para reclutar fuentes y realizar grabaciones clandestinas. Actualmente Prince está siendo investigado por el Congreso para determinar si le mintió al comité que examina la interferencia de Rusia en la elección presidencial de 2016, al negar haberse reunido con banquero ruso en enero de 2017.
En los años recientes, Project Veritas se ha beneficiado de cuantiosas donaciones de privados y fundaciones conservadoras. Tan solo en 2018 recibió 8.6 millones de dólares, de los cuales 387 mil dólares fueron para James O'Keefe, la cabeza de Project Veritas, según sus declaraciones de impuestos. El año pasado esta organización recibió un millón de dólares del despacho legal Alston & Bird, sin embargo, el portavoz de Alston & Bird declaró que ese dinero no provenía del despacho, aunque se negó a aclarar de dónde provino ese generosa contribución.
Otras contribuciones vinculan directamente a la fundación Trump, que en 2015, año que inició la campaña presidencial, aportó 20 mil dólares a Project Veritas. Un año después, durante el debate presidencial, Trump sostuvo, falsamente, que unos videos hechos públicos por Project Veritas demostraban cómo el presidente Obama y Hillary Clinton habían pagado a gente para incitar a la violencia en los mítines de campaña de Trump. Además, en un libro publicado en 2018, James O'Keefe sostiene que Trump, varios años antes de la campaña, lo alentó para infiltrarse en la Universidad Columbia para obtener los registros de Barack Obama.
También, según notas publicadas porThe Intercept, muchos miembros de Project Veritas, incluido James O'Keefe, han sido invitados al rancho familiar de Price en Wyoming para realizar entrenamientos que incluyen prácticas de tiro. Según este medio, Prince contrató a un ex agente del MI6 (el servicio de inteligencia secreto británico) para entrenar a miembros de Project Veritas, pero no proporcionó su nombre.
Por otra parte, en los correos electrónicos internos de Project Veritas, Seddon informa regularmente a O'Keefe sobre la operación de infiltración de AFT Michigan. Su agente infiltrado, Marissa Jorge, es una egresada de Liberty University en Virginia, una de las universidades cristianas más grandes en Estados Unidos. En otros correos, Jorge, por su parte, informa a Seddon sobre el progreso de la misión y las grabaciones y documentos que ha logrado conseguir.
Por estos hechos, AFT Michigan ha demandado por daños a Project Veritas por 3 millones de dólares en una corte federal alegando intrusión, espionaje y otros delitos. Por su parte, Project Veritas declara que sus actividades son legales y se respalda en la primera enmienda constitucional. El juicio está programado para comenzar en el otoño.
En los correos de Project Veritas figura el nombre de otros empleados como: Joe Halderman, un productor de televisión que en 2010 se declaró culpable de extorsionar por 2 millones de dólares al comediante David Letterman. En los correos Halderman da instrucciones a Jorge. En la declaración de impuestos de Project Veritas Halderman figura como director de proyectos. Samuel Chamberlain y Gaz Thomas son otros empleados que figuran en los correos.
De la misma forma, Marissa Jorge infiltró en 2018 la campaña electoral de la congresista Spanberger, haciéndose pasar por voluntaria de la campaña. Sin embargo, Jorge fue posteriormente descubierta y expulsada de la campaña. La participación de Seddon en esta operación no está clara.
Seddon, por su parte, fue un oficial de inteligencia británico durante largo tiempo y operó como tal en Washington en los años posteriores a los ataques del 11 de septiembre. Actualmente está casado con una diplomática norteamericana asignada en el consulado en Lagos, Nigeria.
Otros de los objetivos de Project Veritas han sido el New York Times, Planned Parenthood, The Washington Post y Democracy Partners, un grupo de consultoría electoral progresista y liberal que fue infiltrado por Project Veritas en 2016 usando nombres falsos para grabar secretamente a su equipo de trabajo, por lo cual Project Veritas fue demandado. Además, en 2010, O'Keefe y otras tres personas se declararon culpables de faltas federales menores después de que admitieron intentar entrar a un edificio gubernamental en Nueva Orleans con intenciones de realizar grabaciones y espionaje.
La nota pone de manifiesto la imbricación entre las corporaciones militares privadas y los nuevos gobiernos autoritarios, que se han articulado para impulsar una agenda política conservadora. En el caso de la administración Trump los vínculos entre el gobierno y estas corporaciones, el sujeto fundamental en el capitalismo contemporáneo, son incluso familiares. La participación privada en este tipo de tareas políticas representa un ejemplo más de la deriva autoritaria que se ha venido expresando en estos tiempos de crisis sistémica y un paso determinante hacia la privatización de la guerra y el control político.