I Could Solve Most of Your Problems': Eric Schmidt's Pentagon Offensive
Conger, Kate y Cade Metz [2020], "'I Could Solve Most of Your Problems': Eric Schmidt's Pentagon Offensive", The New York Times, New York, 2 de mayo, https://www.nytimes.com/2020/05/02/technology/eric-schmidt-pentagon-goog...
Sobre los autores de este texto:
Kate Conger es una reportera de tecnología en San Francisco, que cubre privacidad, políticas y trabajo. Cade Metz es un corresponsal de tecnología que cubre inteligencia artificial, automóviles sin conductor, robótica, realidad virtual y otras áreas emergentes.
La nota comienza narrando que en julio de 2016 Raymond Thomas, un general de cuatro estrellas y jefe del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos, se encontró con Eric Schmidt, presidente de Google. El general Thomas (sirvió en la guerra del Golfo de 1991 y se desplegó muchas veces en Afganistán), le mostró a Schmidt la sede del Comando de Operaciones Especiales en Tampa, Florida.
Ahí, examinaron prototipos para un traje de exoesqueleto robótico y revisaron informes operativos ya que Schmidt quería aprender más dado que había comenzado a asesorar a los militares sobre tecnología. El artículo continúa mencionando una anécdota en la que Schmidt le comenta al general que no tiene las habilidades necesarias sobre machine learning; Thomas estuvo a punto de bajarlo del auto, se dirigían al aeropuerto, pero se abstuvo.
En 2020 Schmidt, canalizó su evaluación de las fallas tecnológicas del ejército para modernizar las fuerzas de defensa estadounidenses con más ingenieros, más software y más inteligencia artificial. De esta manera, Schmidt se convierte en el principal enlace entre Silicon Valley y la comunidad de seguridad nacional.
De esta manera, Schmidt forma parte de dos juntas asesoras gubernamentales destinadas a impulsar la innovación tecnológica en el Departamento de defensa. Otros personajes en este selecto grupo son el ex secretario de estado Henry Kissinger y al ex subsecretario de defensa Robert Work (dato crucial 1).
Schmidt considera que tiene una deuda con el país y que ahora, como tiene tiempo y conocimiento, puede resolver uno de los problemas más difíciles de Estados Unidos: el objetivo es tener empresas que suministren diferentes tipos de software, como el militar, sistemas de correo electrónico, inteligencia militar, sistemas de armas etc.
Además, Schmidt tiene una concepción del mundo en la que Silicon Valley, los avances en software y la inteligencia artificial pueden resolver casi cualquier problema. Por ejemplo, para él, la aplicación de tecnología nueva y relativamente no probada a situaciones complejas, reforzaría a Estados Unidos en su competencia con China.
Schmidt ha sido acusado de poner los intereses financieros de Google por encima de otras consideraciones en su trabajo de defensa. A fines de 2019, un tribunal federal ordenó a un comité asesor del Congreso que entregara los registros que podrían aclarar si Schmidt había defendido sus intereses comerciales mientras dirigía el grupo (ver dato crucial 2).
Quieres ver estas cosas
El artículo continúa contextualizando la relación de Schmidt y el ejército: su primer trato con el ejército se produjo en 1976, mientras estaba en la escuela de posgrado en la Universidad de California, Berkeley. Allí, se centró en la investigación sobre computación distribuida, financiada con dinero de Darpa. En 2001, Google lo nombró director ejecutivo.
Schmidt hizo público a Google en 2004 y lo convirtió en un gigante, diversificándose en teléfonos inteligentes, computación en la nube y automóviles autónomos. En 2009, se desempeñó como asesor tecnológico de la administración de Obama. En 2011, cuando Google valía 400 mil millones de dólares,se anunció que Schmidt se convertiría en presidente ejecutivo.
En 2012, participó en sesiones informativas clasificadas sobre ciberseguridad con funcionarios del Pentágono como parte del programa Marco de seguridad duradera y en 2015, asistió a un seminario organizado por el entonces secretario de defensa Ash Carter, sobre el uso de la tecnología dentro del gobierno.
También viajó a Corea del Norte, Afganistán y Libia mientras escribía un libro sobre tecnología y diplomacia, y se metió en política, prestando apoyo técnico a Hillary Clinton en el período previo a su campaña presidencial de 2016. Su fondo de capital de riesgo, Innovation Endeavors, también estuvo activo. Invirtió en nuevas empresas como Planet Labs, que opera satélites y vende imágenes a agencias de defensa e inteligencia, y Team8, una compañía de ciberseguridad fundada por ex miembros de inteligencia israelíes.
En el Foro económico mundial 2016 en Davos, Carter le propuso a Schmidt dirigir la Junta de innovación en defensa, un grupo asesor civil encargado de llevar nueva tecnología al Pentágono. Schmidt dijo que rechazó el papel porque estaba ocupado y no tenía antecedentes militares. Pero Carter argumentó que se necesitaba la experiencia tecnológica de Schmidt, ya que el ejército estadounidense se estaba quedando atrás en desarrollo de software e inteligencia artificial, si se comparaba con Google y Facebook.
Como jefe de la Junta de innovación en defensa, Schmidt comenzó a recorrer bases militares y fortalezas de plutonio. Uno de los primeros viajes fue a Tampa para visitar al general Thomas, donde Schmidt vio mapas y videos en vivo que se muestran en pantallas masivas. Las visitas ilustraron cómo los militares estaban rezagados en tecnología.
Deseando que dé su opinión
En Google, la influencia del Schmidt disminuyó a medida que los nuevos líderes, como Sundar Pichai, ahora director ejecutivo de Alphabet, y Ruth Porat, su directora financiera, aumentaron. En diciembre de 2017, Schmidt dejó el cargo de presidente de Google, pero permaneció en el directorio.
En 2016, Roma Laster, un empleado del Departamento de defensa, presentó una queja ante la agencia expresando inquietudes sobre posibles conflictos de intereses, ya que Schmidt trabajaba para Google, que también proporciona servicios en la nube.
Schmidt pronto se vio atrapado en otro problema entre Google y los militares. Google había firmado un contrato en 2017 para ayudar al Pentágono a construir sistemas para analizar automáticamente imágenes de drones e identificar objetos particulares como edificios, vehículos y personas. El proyecto se llama Proyecto Maven y Schmidt alentó al Pentágono a perseguirlo y testificó en el Congreso sobre los méritos del proyecto.
Sin embargo, en 2018 los empleados de Google protestaron y dijeron que no querían que su trabajo condujera a ataques letales: más de 3 000 trabajadores firmaron una carta al Director Pichai, diciendo que el contrato socavaría la confianza del público en la empresa. En junio de 2018, Google dijo que no renovaría el contrato de Maven; más tarde prometió no trabajar más en sistemas de armas en absoluto.
Los oficiales militares, que dijeron que el Proyecto Maven no estaba siendo utilizado para misiones letales, condenaron a Google por abandonar el contrato. Los empleados de Google también criticaron los lazos de Schmidt con el Pentágono.
No me importa
Schmidt ayudó a crear un Centro de inteligencia artificial respaldado por el Pentágono en 2018 y también se convirtió en co-presidente de la Comisión de seguridad nacional sobre inteligencia artificial, un nuevo grupo que asesora al Congreso sobre el desarrollo de ésta para la defensa.
Un mes después de dejar Google, Schmidt invirtió en Rebellion Defense, una empresa de software fundada por ex empleados del Departamento de defensa que analiza videos recopilados a través de drones. Más tarde, su empresa de riesgo invirtió más dinero en Rebellion Defense, y Schmidt se unió a su junta directiva.
El Centro de información de privacidad electrónica, un grupo sin fines de lucro que trabaja temas de privacidad y libertades civiles, demandó a la Comisión de inteligencia artificial en septiembre de 2019 por no entregar los registros de sus actividades. Dicha comisión estaba llena de ejecutivos de la industria como Schmidt y otros de Microsoft, Amazon y Oracle, que podrían influir en el gobierno a favor de los intereses de sus empresas.
Schmidt estaba bajo escrutinio debido a Rebellion Defense y cómo podía presionar al gobierno para que utilizara los servicios de la startup. En diciembre 2019, un tribunal de distrito dictaminó que la Comisión sobre inteligencia artificial debe divulgar los registros solicitados. De esta manera, la Comisión ha publicado cientos de páginas de documentos, la mayoría de los cuales no involucran a Schmidt o sus negocios.
A pesar de estas presiones, Schmidt sostiene que lo importante es el impacto positivo de su presencia en las empresas e instituciones.
1. A través de su propia empresa de capital de riesgo y su capital de 13 mil millones de dólares, Schmidt ha invertido en más de media docena de nuevas empresas de defensa.
2. Aunque Schmidt dejó el directorio de Google y no tiene un rol operativo oficial, posee 5.3 mil millones de dólares en acciones de Alphabet. También permanece en la nómina como asesor, ganando un salario anual de un dólar con dos asistentes en la sede de Google de Silicon Valley.
El papel de Schmidt en relación al sector de defensa es una clara ilustración de las puertas giratorias. Acaso lo peculiar es que este empresario se liga al estado en una posición de fuerza en que además del dinero y los contratos, logra influencia y se sitúa en una posición para orientar la convergencia entre las tecnologías de la información (en particular la inteligencia artificial) y las tecnologías de defensa.
Una de las cosas a resaltar es la necesidad de estos asesores debido a que los gigantes tecnológicos desarrollan tecnología de forma más rápida y eficiente que el mismo ejército. Además se debe resaltar el lazo entre Silicon Valley y el gobierno estadounidense.