The strange geographies of the 'new' state capitalism
Alami, Ilias y Adam D. Dixon [2020], "The strange geographies of the 'new' state capitalism", Political Geography, (82), https://doi.org/10.1016/j.polgeo.2020.102237.
Ilias Alami y Adam D. Dixon son profesores en la Facultad de Artes y ciencias sociales de la Universidad de Maastricht, en Países Bajos.
1. Introducción
"El capitalismo estatal (state capitalism) está de vuelta". Así comienza este artículo que apunta el nuevo polimorfismo de la intervención estatal identificado desde la crisis financiera de 2008 hasta una serie de fenómenos globales: la expansión de las empresas estatales (SOE, por su siglas en inglés), los fondos soberanos (SWF, por sus siglas en inglés), los bancos de desarrollo nacionales y regionales, las diversas formas de nacionalismo económico en las economías capitalistas del Norte global y la consolidación del desarrollo liderado por China y otros países. De esta manera, las narrativas del capitalismo de Estado evocan una variedad de imaginarios y representaciones geográficas, ninguna de las cuales es inocente.
Los imaginarios o narrativas geográficas comprenden una serie de símbolos y guiones cargados de valor y saturados de significados sedimentados. En un libro del presidente del Grupo Eurasia, Ian Bremmer sostiene que el surgimiento del capitalismo de Estado en el mundo en desarrollo es antitético al capitalismo liberal occidental y al funcionamiento del mercado libre.
En otro libro influyente, Joshua Kurlantzick miembro del Council on Foreign Relations, sostiene que el retorno del capitalismo de Estado presenta una alternativa potencial real al modelo de libre mercado y, como alternativa, presenta serias amenazas para la política y estabilidad económica en todo el mundo.
Para los autores del artículo, este tipo de imaginarios no sólo ubican al capitalismo de Estado en espacios fuera del núcleo occidental de la economía mundial, sino que también construyen la anormalidad y la alteridad del capitalismo de Estado en referencia a una presunta idea única de capitalismo. Esto es evidente en la explicación de Bremmer, que enfrenta explícitamente al capitalismo de Estado contra el capitalismo de libre mercado liberal democrático (en Occidente), y en la caracterización que hace otro autor, Miron, del capitalismo de Estado chino como una forma impura de capitalismo.
Por lo tanto, los autores pretenden utilizar el término capitalismo de Estado como concepto analítico para hacer que los paisajes cambiantes de la intervención estatal y las nuevas geografías políticas sean susceptibles de análisis y crítica. No obstante, independientemente de su capacidad para actuar como un dispositivo analítico útil, el nuevo capitalismo de Estado funciona como una categoría geopolítica.
En el contexto actual de turbulentos cambios geográficos en la dinámica global de acumulación de capital y en la configuración planetaria del poder hegemónico, el reciente resurgimiento y redefinición del capitalismo de Estado en los análisis académicos, políticos y populares no es una coincidencia. Los autores señalan que esta categoría juega un papel poderoso en el disciplinamiento y jerarquización de los espacios de la política mundial.
Los autores basan su análisis en la geopolítica crítica, un cuerpo de literatura que estudia la política de visualizar el espacio global y escudriñar cómo los imaginarios geopolíticos, guiones, narrativas y otras formas de representación tienen una contextualidad y cómo están implicadas en la reproducción social en curso del poder y la economía política.
Entonces, la geopolítica crítica postula que hay poder al representar la economía mundial de formas particulares y al imponer un orden y significado al espacio. La construcción social de la importancia geográfica y la atribución de significado e identidad a través del espacio político global juega un papel crucial en la espacialización geopolítica.
Por eso la cuestión central que se discute en el artículo es cómo funciona la narrativa del retorno del capitalismo de Estado como forma de conocimiento y práctica geopolítica. Además, la nueva espacialidad emergente de la economía global ha impulsado la necesidad de nuevos marcos discursivos y líneas geopolíticas de razonamiento.
2. La contextualidad geográfica del nuevo capitalismo de Estado
En esta sección los autores plantean que el resurgimiento y la reconfiguración de los imaginarios del capitalismo de Estado deben considerarse en el contexto de una serie de cambios geopolíticos y geoeconómicos interrelacionados en la economía política global, es decir, la contextualidad geográfica del nuevo capitalismo de Estado.
Uno de los cambios más profundos en la dinámica global es desplazamiento del centro de gravedad de la economía global del Atlántico Norte al Pacífico: el surgimiento de los llamados mercados emergentes (como los BRICS) aparecieron como los nuevos motores de la economía global en la segunda mitad de la década de 2000 e inmediatamente después de la crisis financiera global de 2008.
También existe un movimiento limitado pero notable hacia un orden mundial más multipolar, con ajustes en los acuerdos de gobernanza global (por ejemplo, la aparición de nuevos bancos multilaterales de desarrollo como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura).
Estos desarrollos geopolíticos han ido acompañados y tal vez facilitado por profundas transformaciones en la distribución global del excedente asociadas con el nuevo patrón de desarrollo geográfico desigual que se está consolidando a escala planetaria y con los cambios asociados en los patrones de finanzas e inversión globales.
Así, se reconfigura la economía política global y un colapso parcial del eje Norte/Sur que ha estructurado gran parte del pensamiento y la práctica en la política mundial durante los últimos 80 años. Los competidores no occidentales, como China, son más asertivos y parecen ser capaces de arrebatarle la hegemonía mundial a Estados Unidos.
Por otra parte, el surgimiento de nuevos paisajes de intervención estatal incluye la consolidación de diversas formas de desarrollo liderado por los estados en todo el Sur global desde principios de la década de 2000, además de una amplia intervención tras la crisis financiera mundial de 2008. Esto incluye los fondos soberanos y las empresas estatales, un papel renovado para los bancos de desarrollo regionales y nacionales (como el Banco Nacional de Desenvolvimento Económico y Social en Brasil), los organismos estatales de gestión de activos, diversas formas de apoyo estatal a los "campeones nacionales" -corporaciones transnacionales- y el crédito subsidiado (ver Dato crucial 1).
Para los autores, el papel e intervención estatales más visibles en la economía política global es un factor contextual clave en el surgimiento del nuevo capitalismo de Estado como una forma de discurso y conocimiento geopolítico. Esto es relevante porque esta "nueva normalidad" plantea un doble problema para los actores estatales y privados. Por un lado, existe la preocupación de que la inversión extranjera de los actores capitalistas de Estado sea impulsada por motivos geopolíticos más que por la maximización de beneficios, especialmente cuando las inversiones están dirigidas a sectores estratégicos como los recursos naturales, la energía o la tecnología. Por otro lado, el polimorfismo contemporáneo de la intervención estatal está reavivando el eterno debate sobre el papel del Estado capitalista en la economía y en la sociedad, y sobre el alcance apropiado y las formas legítimas de intervención estatal.
El debate ocurre en el contexto de una crisis parcial de legitimidad del neoliberalismo/capitalismo anglosajón debido a su papel en las secuelas de la crisis de 2008, de lo que Peck llama 'neoliberalismo zombi', junto con con el fracaso de las prescripciones neoliberales para generar el desarrollo esperado en todo el mundo.
Los autores mencionan que esta discusión ideológica sobre la legitimidad de la intervención estatal está plagada de tensiones de clase, pero también, de competencia geopolítica en el contexto del surgimiento de contendientes no occidentales. El debate se desarrolla en el contexto de las profundas reconfiguraciones geográficas y de poder.
3. La redefinición del capitalismo de Estado y la disciplina del espacio global
En esta sección los autores plantean que el nuevo capitalismo de Estado atribuye identidades y significados geográficos e históricos específicos a regiones, lugares y territorios. Su argumentación se desarrolla en cuatro puntos:
1. Los imaginarios del capitalismo de Estado establecen un sentido de simplicidad y franqueza frente a las confusas transformaciones político-económicas, reduciendo su complejidad, heterogeneidad y carácter dinámico a una gran narrativa geopolítica caracterizada por una clara oposición binaria: el capitalismo de libre mercado vs el capitalismo de Estado.
Al igual que la categoría "Nueva Guerra Fría", que actualmente está emergiendo como otro marco central de análisis de la política mundial, el capitalismo de Estado enmarca una narrativa que hace una reducción de eventos complejos a una trama digerible de los buenos (capitalismo de libre mercado) vs los malos (capitalismo de Estado). Los dos protagonistas principales son fácilmente identificables: dos modelos de capitalismo radicalmente diferentes e incompatibles ya que su competencia material e ideológica es lo que estructura la política mundial contemporánea, y lo que está en juego es el futuro del orden mundial liberal.
2. La categoría geográfica establece este sentido de simplicidad y familiaridad al reactivar y redefinir las grandes narrativas geopolíticas más antiguas. La producción de nuevos conocimientos geopolíticos a menudo implica la renegociación de experiencias pasadas, visiones geopolíticas e identidades nacionales; éstas a menudo actúan como recursos potenciales para la formulación de nuevas líneas de razonamiento geopolítico.
Así opera la narrativa del nuevo capitalismo de Estado: como una forma de conocimiento geopolítico. En particular, revisa las narrativas e imaginarios del viejo capitalismo de Estado, es decir, los imaginarios de un sistema burocrático de planificación central, caracterizado por empresas estatales grandes, ineficientes y mal administradas. Si esta forma de capitalismo de Estado pudo haber sido útil en su tiempo, ahora es una cosa del pasado: la globalización capitalista la ha vuelto obsoleta.
El nuevo capitalismo de Estado depende y contribuye a reproducir las identidades conocidas y las grandes narrativas del antiguo capitalismo de Estado y la vieja Guerra Fría. Sin embargo, el reciclaje de marcos narrativos como la nueva Guerra Fría no puede entenderse simplemente como una repetición del pasado. Por el contrario, suscita la pregunta de qué es nuevo y cómo se puede entender en la actualidad. Lo nuevo tiene que ver con la narrativa de la Guerra Fría, Occidente había ganado: la victoria del capitalismo democrático de libre mercado estableció un nuevo orden mundial, caracterizado por la difusión de los valores liberales y la expansión de la globalización capitalista, beneficiosa para todos, y señalando el "fin de la historia".
Pero con el surgimiento del nuevo capitalismo de Estado, lo no occidental vuelve a entrar en la historia mundial y amenaza el orden mundial liberal. Esta nueva amenaza es diferente de la anterior en dos formas: en primer lugar, en contraste con el antiguo capitalismo de Estado ineficiente, el nuevo se describe como decididamente moderno, dinámico y creativo.
A diferencia del caso de los mercados emergentes, el dinamismo del nuevo capitalismo de Estado no solo se presenta como una oportunidad de negocio o inversión, sino que también es la fuente de una amenaza. Pero el peligro no reside en que el nuevo capitalismo de Estado rechace la globalización capitalista, sino, que es bueno a la hora de utilizar y reproducir su lógica para su beneficio. La narrativa del nuevo capitalismo de Estado, parece ser una llamada de atención para que Occidente se adapte y enfrente este notable dinamismo e inventiva.
Además, la amenaza al orden mundial liberal y a la democracia capitalista no proviene del comunismo, sino de una versión impura del capitalismo: el capitalismo de Estado es canalla o falso. En términos poscoloniales, la nueva imagen dominante del "Otro" del capitalismo no es un modo de producción en competencia, sino una versión desviada y pervertida del mismo.
3. La narrativa del nuevo capitalismo de estado también está envuelta en dos discursos entrelazados que tienen un alcance histórico mucho más largo. Al ubicar la amenaza para el orden mundial y Occidente en el Este, el nuevo capitalismo de Estado está firmemente arraigado en las geografías imaginativas dominantes de la geopolítica angloamericana desde principios del siglo XX.
Muchos escritores como Mackinder (considerado el fundador de la geopolítica) han argumentado que los países y regiones del Este han amenazado al mundo Occidental. El primer artículo geopolítico de Mackinder de 1904 sobre "El pivote geográfico de la historia" identificaba un Heartland dentro de la Unión Soviética y afirmaba que las potencias occidentales serían amenazadas por las potencias orientales. En una línea similar, los escritores geopolíticos estadounidenses en las décadas de 1940 y 1950 argumentaron que la amenaza de Oriente o la Unión Soviética amenazaba con poner en peligro al orden liberal democrático.
4. Las representaciones del capitalismo de Estado se basan en discursos que tienen una historia aún más larga: la retórica del imperio. Al constituir lo no occidental (China, Rusia, las economías emergentes, los países árabes o el Sur global en general) , estos lugares se piensan como espacios de excepción con características peculiares de impureza y desviación (clientelismo, corrupción, interferencia política disfuncional).
La narrativa del nuevo capitalismo de Estado moviliza y reproduce discursos coloniales e imperiales racializados porque éstos caracterizan a lo no occidental como "alteridad" y establecen una jerarquía cultural y moral.
El capitalismo de Estado como geo-categoría produce un poderoso régimen de verdad, que describe a Occidente (encabezado por los Estados Unidos) como el garante de una versión liberal, racional, eficiente, virtuosa y pura del capitalismo. Lo cual puede ser atractivo en la crisis capitalista y malestar político, donde se observan el empeoramiento de los niveles de desigualdad, profundas tensiones entre la dinámica capitalista y la política democrática; así como el surgimiento de fuerzas políticas antiliberales en la economía política global. El nuevo capitalismo de Estado también sirve como una condición de posibilidad y sirve para justificar ajustes específicos de ciertas políticas.
4. Nuevo capitalismo de Estado, intereses materiales y ajustes de política estratégica
En esta sección los autores delinean algunos de los efectos discursivos que se producen por la movilización de imaginarios geográficos del capitalismo de Estado en tres áreas políticas interrelacionadas: 1) diplomacia y política exterior; 2) comercio, tecnología, regulación de la competencia y control de inversiones; y 3) desarrollo internacional.
De esta manera, los autores utilizan el concepto capitalismo de Estado como categoría geográfica que está teniendo un impacto en el léxico político y estructura las descripciones del mundo en estas tres áreas políticas y sus asuntos se plantean como una cuestión simplificada de la competencia con un capitalismo de Estado rebelde y expansionista que requiere una respuesta política apropiada para controlarlo.
4.1 Diplomacia y política exterior
El capitalismo de Estado como categoría geográfica, junto con las narrativas de una "Nueva Guerra Fría", es clave para la construcción de las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China. Esta categoría tiene que ser entendida como un tipo de división filosófica y no simplemente como la competencia entre una hegemonía en declive con una política errática y una potencia en ascenso.
Los autores hacen referencia a Kaplan, quien escribió en las páginas de Foreign Policy que la brecha filosófica entre los sistemas estadounidense y chino se está volviendo tan grande como la brecha entre la democracia estadounidense y el comunismo soviético. Mientras que Edel y Brands, expertos en política, piensan que Estados Unidos tiene que abordar el desafío chino para preservar un mundo relativamente estable, abierto y democrático.
Entonces, lo que está en juego en el próximo enfrentamiento de superpotencias no es simplemente una lucha de poder entre dos competidores. A la inversa, la competencia actual entre Estados Unidos y China está en continuidad directa con las luchas pasadas (Segunda guerra mundial, la Guerra fría, la guerra contra el terrorismo) para defender el orden mundial liberal y la paz global.
Mientras que la competencia de las grandes potencias de la Guerra Fría podría enmarcarse fácilmente como sistemas económicos en competencia, la aceptación del capitalismo por parte de China y su integración dentro de la economía global capitalista hace que esta comparación sea obsoleta.
La geo-categoría del capitalismo de Estado proporciona un marco para la política exterior y económica competitiva del gobierno de Estados Unidos frente a Rusia y China, descrita en la Estrategia de defensa nacional 2018 y la Estrategia de seguridad nacional 2017.
La construcción, movilización y difusión de los imaginarios del nuevo capitalismo de Estado sirven al pensamiento estratégico en términos de la diplomacia y la política exterior estadounidenses, principalmente en relación con el ascenso de China como potencia global.
Esto permite retratar esta lucha como una "Nueva Guerra Fría", proporcionando una justificación ideológica para el endurecimiento actual de la diplomacia y la política exterior de Estados Unidos y también como una estrategia bien intencionada y racional a la amenaza objetiva del capitalismo de Estado chino.
4.2 Análisis de comercio, tecnología, competencia e inversión
En esta sección, los autores pretenden demostrar cómo el uso de la categoría analítica capitalismo de Estado permite entender los ajustes de política interna en la política de tecnología, competencia e inversión de Estados Unidos. Algunos analistas han caracterizado esta tendencia como neomercantilismo y/o nacionalismo económico. Un ejemplo muy discutido es la guerra comercial iniciada por la administración Trump, que se negó a nombrar nuevos jueces para el Órgano de Apelación de la OMC.
Por otra parte, la Unión Europea también está endureciendo su postura de política comercial después de una serie de disputas comerciales con China entre mediados de la década de 2000 y 2016. Lo central de las disputas tiene que ver con la apropiación indebida de tecnología extranjera por parte del capitalismo de Estado chino.
También existe la preocupación por las prácticas competitivas desleales: las empresas estadounidenses y europeas supuestamente luchan por competir con las empresas chinas que son de propiedad estatal, controladas por el Estado o que reciben un apoyo estatal intensivo, lo que resulta en la pérdida de participación de mercado, tanto en el país como en el extranjero.
Además, existe la sospecha de que la inversión de los países con capitalismo estatal en Europa y América del Norte en sectores considerados estratégicos como seguridad nacional y alta tecnología, esté motivada por objetivos geopolíticos, y preocupaciones sobre la dependencia tecnológica de empresas extranjeras -capitalistas estatales- susceptibles de interferencia política.
Asimismo, la Estrategia industrial nacional 2030 anunciada por el ministro de Economía alemán Peter Altmaier en febrero de 2019 incluye apoyo estratégico a empresas nacionales, cierre de las cadenas de valor de la UE y permiso al Estado alemán de comprar acciones de empresas alemanas para evitar adquisiciones extranjeras.
4.3 Desarrollo internacional
Por último, en cuanto al desarrollo internacional, los imaginarios del capitalismo de Estado juegan al menos cuatro roles:
1) Permiten retratar la influencia china como una amenaza ya que la financiación del desarrollo respaldada por el Estado chino se presenta como un riesgo de sobreendeudamiento en los países en desarrollo, y un riesgo para la estabilidad financiera mundial.
China se ha convertido en un acreedor y una amenaza para la industria de la ayuda internacional porque financia regímenes antidemocráticos y contribuye al sobreendeudamiento de países asiáticos, latinoamericanos y especialmente africanos.
2) Esta creciente presencia china en los países en desarrollo es representada como la extensión de una visión nueva y pragmática del desarrollo y un competidor cada vez más potente.
3) Los imaginarios del capitalismo de Estado permiten un realineamiento de la política de desarrollo internacional con los objetivos de la política exterior. Se ha observado una nueva ronda de militarización de la asistencia extranjera para el desarrollo en el contexto de la crisis de la globalización neoliberal y el internacionalismo liberal, con una tendencia a centrar cada vez más la lógica y los objetivos de la seguridad nacional e internacional en la teoría y práctica del desarrollo dominante.
4) Los discursos del capitalismo de Estado también son útiles para que los actores estatales movilicen vastos recursos a nivel nacional para la búsqueda de la promoción de intereses geoestratégicos y capitalistas en el exterior. Por ejemplo, el encuadre de la ley BUILD, aprobada recientemente por el Congreso estadounidense. Esta ley estableció la Corporación financiera internacional para el desarrollo cuyo mandato es movilizar y facilitar la participación del capital y las habilidades del sector privado en el desarrollo económico de los países menos desarrollados (ver Dato crucial 2).
4.3 Conclusión
Finalmente los autores concluyen que la categoría llamada capitalismo de Estado se está convirtiendo rápidamente en un marcador geopolítico central. Los autores se basaron en una geopolítica crítica y argumentaron que este proceso debe ser analizado en un marco que considere un terreno geoeconómico y geopolítico, que cambia rápidamente, de la economía política global, lo que ha provocado la necesidad de nuevas fronteras discursivas y líneas geopolíticas de razonamiento.
Entonces, los imaginarios geográficos del nuevo capitalismo de Estado se caracterizan por estar saturados de nociones como hostilidad, peligro, competencia y también, desviación o anormalidad, que retratan las geografías políticas no occidentales como una amenaza para la seguridad occidental y global.
La estrategia parece ser caracterizar a esas geografías como esencialmente desviadas, corruptas y autoritarias, mientras que la identidad política del capitalismo occidental se representa simultáneamente como fundamentalmente democrática, meritocrática, racional y como una plantilla universal de organización capitalista, un modelo de progreso social.
1. Las empresas estatales generan aproximadamente una décima parte del producto interno bruto (PIB) mundial y representan aproximadamente 20% del valor del mercado de acciones mundiales. Lo que es notable es que los nuevos paisajes de intervención estatal no solo se caracterizan por una gama extremadamente amplia de prácticas, instrumentos y vehículos de política, también están cada vez más integrados en los circuitos transnacionales de capital, incluidas las redes globales de producción, comercio, finanzas, infraestructura y propiedad corporativa.
2. El presupuesto de la la Corporación financiera internacional para el desarrollo (IDFC, por sus siglas en inglés) ronda los 60 mil millones de dólares, que es igual a la cantidad que China pretende invertir en África durante los próximos cuatro años. El mandato de IDFC especifica que brindará a los países una alternativa sólida a las inversiones dirigidas por gobiernos autoritarios.
El artículo resalta la competencia hegemónica capitalista enmarcada en un contexto de cambios en el capitalismo global. Se identifica una participación o intervención estatal notable de países no liberales como China y Rusia. Esta participación internacional ha sido estratégica y ha contribuído a que estos países desarrollen sus economía y tengan la suficiente capacidad militar, diplomática, económica y política para representar un peligro para el orden liberal liderado por Estados Unidos. La guerra comercial con China es signo de lo anterior. Así, la categoría central capitalismo de Estado surge como una alternativa en geopolítica para entender estos fenómenos insertos en un contexto donde el neoliberalismo parece estar en crisis.