Satellite warfare. An arms race is brewing in orbit

Cita: 

The Economist [2020], "Satellite warfare. An arms race is brewing in orbit", The Economist, London, 15 de agosto, https://www.economist.com/science-and-technology/2020/08/15/an-arms-race...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Agosto 15, 2020
Tema: 
Una nueva carrera armamentista se está desarrollando en órbita, mientras en la tierra se busca crear un código legal internacional para regular la guerra en el espacio
Idea principal: 

En febrero el general John Raymond, jefe de la recién formada Fuerza Espacial de Estados Unidos, dijo que el satélite ruso llamado Kosmos 2542, que fue lanzado en noviembre, era como una muñeca matryoshka, pues once días después de ser lanzado al espacio, arrojó otro satélite llamado Kosmos 2543 y el 15 de julio este satélite arrojó a su vez otro objeto. Aunque los rusos explicaron que era simplemente un “vehículo espacial pequeño” para inspeccionar otros satélites, para Christopher Ford, el más alto oficial de control de armas del Departamento de Estado, la intención era demostrar la capacidad rusa para destruir satélites de otros países.

Si bien, las armas antisatélites no son nuevas, ya que durante la guerra fría tanto Unión Soviética como Estados Unidos desarrollaron varias formas de destruir los satélites contrarios, la mayoría de de forma “cinética”, es decir, golpeando físicamente el objetivo con un proyectil. Ahora, la llegada de nuevos competidores y nuevas tecnologías ha vuelto a calentar el ambiente orbital. Varios países están volviendo a probar nuevos métodos de ataque, incluidos los láseres y los ciberataques. China ha realizado diez pruebas en los últimos 15 años, incluida una cinética en 2007 creando una gran cantidad de basura espacial, India realizó una prueba cinética en 2019, además Estados Unidos, Rusia y China han maniobrado sus satélites provocativamente cerca de otros.

Debido a que no hay leyes para refrenar esta nueva carrera armamentística, grupos de diplomáticos y abogados están tratando de extender el derecho de guerra al espacio. Sin embargo, ya que la guerra espacial es muy diferente de la terrestre, primero deben de resolver algunos problemas espinosos. Por un lado, en algunos casos la distinción entre objetivos civiles y militares es borrosa, como con la constelación de satélites GPS de Estados Unidos. En la última década, las fuerzas armadas de Estados Unidos han puesto cargas útiles en tres satélites comerciales y planean pagar a Japón para que sus satélites de navegación albergue otras.

Por otro lado, para algunos expertos en derecho bélico, no está claro si interferir un satélite civil violaría la prohibición de atacar objetivos civiles, mientras que hacer estallar uno militar podría ser considerado un ataque indiscriminado, por lo tanto ilegal, dependiendo la cantidad de basura espacial que se produjera. La principal característica de la guerra espacial es que sus consecuencias pueden durar por mucho más tiempo, los escombros de la prueba china de 2007, por ejemplo, estarán en el espacio hasta el próximo siglo. Entre más escombros, más grande es la probabilidad de que estos colisionen con otros satélites, lo que podría generar una reacción en cadena conocida como síndrome Kessler, que podría volver inservibles franjas enteras del espacio cercano a la tierra durante décadas.

Por el momento, no hay consenso sobre estos temas. La mayoría de los países aceptan que, en tiempo de guerra, se aplique el cuerpo legal conocido como Derecho Internacional Humanitario, lo que se vio confirmado por Estados Unidos con la publicación el 10 de agosto de su doctrina Spacepower. Sin embargo, aplicar estas ideas en el espacio no es sencillo.

Los expertos en derecho están intentando detallar lo que estaría, y no, permitido. La Universidad de Montreal está preparando la publicación de un Manual de Derecho Internacional Aplicable a Usos Militares del Espacio Exterior (MILAMOS, por sus siglas en inglés), mientras que la Universidad de Adelaide prepara el Manual Woomera. Se espera que ambos estén listos el próximo año. Para el director del proyecto Woomera, Hitoshi Nasu, hay un interés genuino por parte de los países para cumplir con el derecho internacional de guerra, aunque sea solo para evitar que sus rivales rompan las reglas. Lo más urgente, en su opinión, es fijar las reglas del día a día en tiempos de paz para evitar un conflicto.

Por su parte, Rusia y China, ansiosos por evitar que Estados Unidos despliegue sistemas antimisiles en el espacio debido a que podrían ser una amenaza para su poder nuclear, abogan por un acuerdo que proscriba todas las armas en el espacio. Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados se resisten a ello, argumentando que es imposible definir lo que es un arma espacial, pues cualquier cosa que pueda maniobrar en órbita podría ser considerada como tal, por lo que sería fácil hacer trampa. En cambio, la Unión Europea ha propuesto un código de conducta de carácter voluntario. También, a finales de agosto, los británicos publicarán un proyecto de resolución de la ONU para ser enriquecido y presentado el próximo año ante el secretario general. Para The Economist, a medida que el espacio es cada vez más disputado por nuevos competidores, el problema se ha vuelto más urgente y los diplomáticos y los abogados tienen un trabajo difícil por delante.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El espacio exterior ha sido desde la guerra fría un importante escenario en la disputa hegemónica. Ahora, también, se ha convertido en un posible escenario de combate bélico, por lo que la carrera armamentista espacial de la que habla la nota tal vez sea el preludio de una nueva guerra que se librará en los mismos límites del capitalismo.