National (In)Security and the Pentagon Budget

Cita: 

Smithberger, Mandy [2020], "National (In)Security and the Pentagon Budget", TomDispatch, 13 de septiembre, https://www.tomdispatch.com/post/176748/tomgram%3A_mandy_smithberger%2C_...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Domingo, Septiembre 13, 2020
Tema: 
El alto presupuesto otorgado al Pentágono por el gobierno estadounidense pese a las necesidades de la población derivadas de la pandemia.
Idea principal: 

Mandy Smithberger es experta en seguridad nacional y directora de Straus Military Project del Proyecto de Supervisión Gubernamental (POGO, por sus siglas en inglés). Ha laborado como directora del Centro de Información de Defensa y es asesora política de seguridad nacional.


El desarrollo de la pandemia ha ocasionado el debilitamiento de la economía mundial, incluida la de Estados Unidos, cuestión que ha generado una serie de críticas respecto al manejo que el gobierno de este país ha tenido a lo largo de la misma.

La pandemia ha ocasionado la pérdida de miles de empleos en Estados Unidos, así como el quiebre de negocios, generando que un porcentaje de su población se encuentre en una situación económica precaria, que no les permite satisfacer sus necesidades básicas. Esa situación contrasta con el presupuesto que el gobierno estadounidense destina al Pentágono, a la defensa de la seguridad nacional y al armamento.

Las empresas dedicadas a la defensa nacional, armamento y tecnología, tales como Lockheed Martin, han registrado un aumento en sus ganancias en comparación con 2019, hecho que ha llevado a la revista de finanzas Barron´s a llamarla "una estrella de la pandemia". Del mismo modo, se prevé que las ganancias de dicha empresa aumenten gracias a la reciente administración de Trump que aprobó un acuerdo (con duración de 10 años), para vender Jets F-16 a Taiwan. El acuerdo vale 62 mil millones de dólares.

El posicionamiento de las empresas dedicadas a la producción de armamento y servicios relacionados a la defensa nacional a lo largo del 2020, demuestra que están soportando la pandemia de coronavirus mucho mejor que las empresas aeroespaciales comerciales. Mientras muchas compañias han tenido que recortar o suspender dividendos durante la pandemia, Lockheed Martin, que ya había elevado sus dividendos a accionistas a fines del 2019, continuó pagando la misma cantidad en marzo y septiembre de 2020.

Del mismo modo, el escenario pandémico actual no ha generado grandes limitaciones en cuanto al presupuesto que el Pentágono está recibiendo, situación que se agravaría con el final de la Ley de Control Presupuestario en 2021, misma que ponía un tope al dinero que se le otorgaba a cuestiones de “defensa y no defensa”.

De acuerdo con la autora, el fin de esta ley le permitiría a Trump realizar una reformulación de la repartición del presupuesto estadounidense, la cual debería centrarse en resolver las cuestiones provocadas por la pandemia tales como el desempleo y cierre de negocios; no obstante, esto resulta difícil debido a que las empresas dedicadas a la producción de armamento, el Pentágono y los organismos encargados de la defensa nacional se opondrán y lucharán por seguir siendo uno de los sectores con mayor financiamiento.

A pesar de las necesidades de la población en la actualidad, las empresas dedicadas a otorgar servicios ligados con la seguridad nacional han emitido peticiones para que se les otorgue más dinero. En el verano de este año se lanzó una propuesta para recortar 10% del presupuesto para el Pentágono, no obstante, esta fue desestimada en el Congreso.

De acuerdo con la autora, la administración Trump debe revaluar las prioridades (como la salud de los ciudadanos), de su gobierno y la administración del presupuesto, principalmente ahora con todos los estragos generados por la pandemia. Sin embargo, los contratistas de defensa utilizarán hasta el último dólar con la finalidad de cabildear para convencer al público y al Congreso de Estados Unidos de que el sector de la defensa nacional es el principal motor del país para la creación de empleos.

No obstante, el sector de la defensa nacional no ha creado los empleos que se esperaban, ejemplo de esto es el número de puestos de trabajo creados por las ventas de armas a Arabia Saudita, los cuales podrían ser menos de una décima parte de los que el presidente Trump declaró que serían inicialmente, lo que se traduce en menos de 0.3% de la fuerza laboral de Estados Unidos, estimada en 164 millones de personas.

Luego entonces, la creación de puestos de trabajo a través del gasto del Pentágono es la forma menos efectiva de reconstruir la economía. Sería más viable que el gobierno estadounidense aprovechara el dinero destinado en armamento para invertir en la industria nacional, la creación de infraestructura y en el combate al cambio climático y creación de energías alternativas, opciones que sí posibilitarían la creación de un número mayor de empleos que el Pentágono.

Aunado a lo anterior, en la actualidad el gobierno estadounidense no muestra una verdadera intención de recortar el presupuesto de defensa nacional, por el contrario, el Senado planea destinar 30 mil millones de dólares para la industria de armas en su próximo proyecto de ley de alivio del coronavirus, dejando de lado las necesidades de la población ante la pandemia, "cuestión que visibiliza las prioridades de Washington durante estos años". Los beneficiarios de este proyecto de ley serán los contratistas más grandes del pentágono: Lockheed Martin y Boeing.

Del mismo modo, la industria armamentista estadounidense representa un factor de influencia dentro del diseño de la "seguridad nacional" de dicho país así como de su política exterior (se compró el sistema de armas más caro de la historia, realizado por el Pentágono). Asimismo, existe un mecanismo denominado revolving door, en el que muchos de los funcionarios que dejan de laborar en el Pentágono se integran a trabajar en las juntas directivas de los fabricantes de armas y viceversa.

A lo largo de esta pandemia, el gobierno estadounidense otorgó una cifra extra de dinero destinada a la gestión de la pandemia en el país, así como a la protección de los empleados del Departamento de Defensa, mismos que continuaron trabajando a pesar de las medidas de confinamiento, debido a ser considerados personal estratégico y esencial para el funcionamiento de Estados Unidos. El dinero rápidamente fue entregado a contratistas del Pentágono, quienes utilizaron esos fondos para pagar campos de golf, dotación de personal, desarrollo de misiles hipersónicos, lo cual representó un desvío de fondos.

La situación anterior se agrava cuando los contratistas del sector armamentista piden más fondos, principalmente Lockheed Martin y Boeing, a pesar de que recibirán más dinero por parte del Senado como un mecanismo de alivio por el coronavirus, todo ello pese a la situación en la que se encuentran otros sectores empresariales del país.

A pesar de lo anterior, es posible que la suerte del sector de defensa nacional termine pronto, debido a que en el verano de 2020 el Senado consideró la idea de generar un recorte al presupuesto del Pentágono, y a pesar de que no fue aprobada, diversos miembros del Senado mostraron su aprobación para disminuir el dinero que año con año se le otorga a esta instancia gubernamental.

También se ha propuesto que el Pentágono sea mucho más transparente con el modo en que gasta los fondos y un número importante de la población ha emitido su aprobación para que parte de esos fondos sean destinados a otras causas, tales como el combate de la pandemia. La autora apunta que aquellos en el establishment de seguridad nacional generalmente no escuchan lo que quieren los ciudadanos estadounidenses y, quienes están al frente de la industria de defensa, promocionan una competencia hegemónica con China y Rusia, mediante donaciones a think tanks, políticos de Washington y mediante la infame puerta giratoria (revolving door).

Datos cruciales: 

1.- Trump afirmó que después de haber invertido "2 500 millones de dólares al Pentágono su reconstrucción nunca terminaría".

2.- Más de 190 000 estadounidenses han muerto aproximadamente, la mitad de ellos son personas de color.

3.- Más de 132 000 negocios han cerrado a lo largo del año en Estados Unidos.

4.- 17% de personas no pueden alimentar a sus niños con suficiente comida.

5.- La Ley de Control Presupuestario buscó ahorrar 1 billón de dólares durante 10 años a través de la limitación presupuestal en gastos de defensa y no defensa.

6.- El Pentágono se beneficia con decenas de miles de millones de dólares anuales.

7.- El Pentágono recibió mil millones de dólares para ayudar a responder a la pandemia.

8.- Para que los empleados estadounidenses puedan presentarse a laborar, Estados Unidos necesitaría producir hasta 3 300 millones de máscaras N95 en seis meses.

9.- El precio real de las guerras estadounidenses en Medio Oriente ascendió a 6 400 millones de dólares en 2020.

10.- El grupo de expertos sin fines de lucro Data for Progress, descubrió que más de la mitad de los probables votantes apoyan recortar el presupuesto del Pentágono 10% para pagar por prioridades nacionales como la lucha contra el coronavirus.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La guerra forma un eje central para la economía estadounidense, hecho que muestra el entrañable vínculo entre estos dos elementos, llegando a niveles en los que el gobierno estadounidense prioriza el financiamiento de la seguridad nacional y aspectos relacionados con la guerra a pesar de las carencias que esto pueda traer para la sociedad de dicho país.

Del mismo modo, el papel que juegan las corporaciones, tales como las proveedoras de servicios relacionados con la guerra seguridad nacional, dentro de la repartición del presupuesto estadounidense visibiliza el nivel de participación que estas tienen en el diseño de las políticas de seguridad interna y regional así como la presencia de actores privados en tareas de seguridad y disciplinamiento, combinado con las actividades económicas estadounidenses.