Espías, hackeos y agencias de seguridad: la otra cara de las vacunas contra el coronavirus
Barnes, Julian y Michael Venutolo-Mantovani [2020], "Espías, hackeos y agencias de seguridad: la otra cara de las vacunas contra el coronavirus", The New York Times, New York, 9 de septiembre, https://www.nytimes.com/es/2020/09/09/espanol/estados-unidos/vacuna-coro...
Julian E. Barnes es un reportero de seguridad nacional radicado en Washington, donde cubre la labor de las agencias de inteligencia. Antes de unirse a The New York Times en 2018, escribió sobre asuntos de seguridad para The Wall Street Journal.
Michael Venutolo-Mantovani es un periodista independiente radicado en Chapel Hil. Además de The New York Times, colabora también con periódicos como Medium, The Economic Times, The Boston Globe y Business Standard.
Diversos piratas cibernéticos al servicio de distintos países como China, Rusia e Irán han intentado robar información sobre la vacuna para el coronavirus de los portales de instituciones que realizan investigaciones sobre ella originarios principalmente de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. “En pocas palabras, todos los servicios importantes de espionaje intentan averiguar qué están haciendo los demás.”
El coronavirus ha transformado los objetivos y las dinámicas tanto de ataque como de defensa cibernética. Por ejemplo, mientras los tanques rusos y las células terroristas captaban la atención del servicio de inteligencia de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en el tiempo anterior a la pandemia mundial, ahora las investigaciones sobre las vacunas son consideradas el principal interés.
Asimismo, el presente artículo señala que, según funcionarios y ex funcionarios estadounidenses, la posición privilegiada de China en la OMS (Organización Mundial de la Salud) le ha sido funcional a este país para obtener información, de manera anticipada, de los trabajos de investigación acerca de la vacuna contra el coronavirus. Esta situación derivo en que “la Casa Blanca adoptara en mayo una postura firme con respecto a la OMS”.
En consecuencia, el gobierno de Estados Unidos y los centros de investigación que han recibido ataques a sus portales web, como la Universidad de Carolina del Norte, se han visto obligados a fortalecer su seguridad cibernética.
No obstante, se apunta que los ataques cibernéticos no son la única manera en la que China ha intentado obtener información sobre las vacunas del coronavirus en Estados Unidos, sino que Beijing también se ha aprovechado de los convenios de investigación entre universidades chinas y estadounidenses y ha intentado recabar información por medio de sus agentes de inteligencia radicados en el país norteamericano.
Se piensa que China ha apostado a robar información de universidades ya que se cree que su protección de datos es menos sólida que la de las empresas farmacéuticas. No obstante, hasta ahora se cree que espías extranjeros han obtenido datos de empresas de biotecnología estadounidenses como Gilead Sciences, Novavax y Moderna, con las cuales el Departamento de Seguridad Nacional y el FBI colaboraron para reforzar la protección de sus redes informáticas.
Por su parte, los autores señalan que los intentos de robar información por parte de Rusia, se han dirigido, principalmente, a la Universidad de Oxford y a su socio, AstraZeneca.
A pesar de que ninguna empresa o universidad ha denunciado hasta el momento algún robo de información; de acuerdo con un funcionario gubernamental estadounidense, la estrategia de los piratas informáticos rusos y chinos (que además son los únicos equipos de hackeo que se han reconocido públicamente) se basa en las vulnerabilidades de la seguridad cibernética de los portales a los que se desea atacar, a los cuales se les pone a prueba todos los días.
Por su parte, se piensa que las agencias de inteligencia estadounidenses solo actúan en sentido defensivo. No obstante, otros funcionarios y ex funcionarios de inteligencia de Washington apuntan que Estados Unidos puede aprovechar la situación para robar información sobre la investigación de esos países en cuanto a la vacuna. Asimismo, expresaron su preocupación en la posible alteración o daño que puedan sufrir los sistemas de investigación (de cualquier país) derivado de la piratería informática.
También se plantea la posibilidad de que Rusia y China apuesten por “sembrar la desconfianza en una eventual vacuna de los países occidentales” ya que ambos países ya han difundido desinformación acerca del virus y la respuesta estadounidense para crear incertidumbre y demeritar al país norteamericano. Rusia, en particular, ha trabajado para intensificar el movimiento contra las vacunas en Occidente.
La coyuntura de la pandemia mundial ocasionada por el coronavirus, así como la creciente disputa del espacio cibernético han articulado un nuevo escenario de guerra en donde las empresas farmaceúticas y los centros de investigación de los países cobran especial relevancia. En el marco de la disputa hegemónica, la pandemia supone una gran ventaja para aquel actor que desarrolle la primera vacuna efectiva contra el coronavirus.