El diario "The Economist" hace un análisis acerca de una operación militar llevada a cabo en Estados Unidos. Se trata de un misil del país norteamericano, llamado "Intercontinental Ballistic Missile" (ICBM, por sus siglas en inglés) que tiene como objetivo medir la potencia de disuasión de misiles del país norteamericano. Esto para saber si dicho ICBM tiene el alcance necesario para atacar al pueblo estadounidense.

En ese sentido el 17 de noviembre de 2020 se hizo la prueba en la cual un ICBM despegó de Kwajalein Atoll (isla ubicada en las Islas Marshall) para dirigirse a Estados Unidos. Conviene subrayar que, en el territorio estadounidense, al Noreste de Hawái se encontraba un barco destructor que expulsó llamas del misil "Standard Missile 3"(SM-3). Así pues, el buque de guerra derribó al ICBM.

A este respecto, Rusia y China ven la situación de manera diferente porque han presentado quejas sobre las defensas antimisiles estadounidenses, que socavan los elementos de disuasión rusos y chinos). Así, Estados Unidos siempre rechaza esas preocupaciones y cuando se desarrolló el SM-3, el país lo justificó mencionando que la intención era proteger a sus portaaviones y a Europa de los misiles iraníes de alcance medio.

Incluso, la nación estadounidense tiene un escudo antimisiles en su territorio y 44 interceptores (GBIS) plantados en Alaska y California. Estos son los únicos que han logrado derribar a un misil como el ICBM, aunque son costos y poco confiables. No obstante, además de lo mencionado anteriormente, el sistema de defensa de Estados Unidos cuenta con un método basado en barcos "Aegis Ballistic Missile Defense" (BMD, por sus siglas en inglés) que posee aún más ventajas que los interceptores GBIS por sí solos. Entre ellas cabe destacar que los BMDs son capaces de desplegarse rápidamente donde se requiera y gracias a esto pueden encontrar aún más interceptores para una mayor protección de la zona, (Datos cruciales 1 y 2).

La idea que Estados Unidos plantea con la implementación de "Aegis Ballistic Missile" es que éste tenga la capacidad de eliminar misiles a un nivel más bajo de altitud. No obstante, es necesario recalcar que no todos los misiles tienen altitud baja y que en la práctica eliminar a un ICBM resulta más complejo que en un ejercicio militar: “este tipo de misiles viaja a una distancia más larga, por lo tanto, llega a mayor velocidad a su destino, armado para engañar al interceptor”.

Sobre esta misma línea, el misil SM-3 podría atentar contra el sistema de disuación nuclear de Rusia, China y hasta de Corea del Norte. Es por eso que Rusia ve un área de oportunidad en el método de Estados Unidos señalando que las negociaciones relacionadas con "el control de armas" deben basarse en sistemas ofensivos (que incluyan bombas y misiles), pero también es importante que se prioricen a los sistemas ofensivos (por ejemplo, el BMD).

No obstante, resulta problemático que se planee que este tipo de barcos defensivos vayan a estar ubicados en Rumania y Polonia, territorio de influencia rusa. Esto tendría como resultado promover "una motivación para China y Rusia de diversificar y de hacer crecer su arsenal de armas nucleares", siguiendo la lógica de saturación y fortalecimiento del sistema defensivo.

Finalmente, dado que el SM-3, puede eliminar otros misiles y satélites, quizás el plan de Estados Unidos funcione y hasta el espacio resulte protegido. Sin embargo, tanto Irán como Corea del Norte planean programas nucleares eficaces y la administración Biden tendrá que verse obligada a acudir a sus medios de transporte marítimo flexible para proteger su territorio y a sus aliados de futuros ataques por parte de sus enemigos.