Gustavo Castillo García, reportero de asuntos judiciales y profesor de periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón. En 2012 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de entrevista por sus textos “Me cargan todo, pero les va a ganar la muerte: Miguel Nazar Haro”, y “En 68, García Barragán no quiso dar golpe de Estado ordenado por EU: Nazar”.

El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) construyó su poderío en 10 años. La agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas inglés) lo considera entre las tres bandas más peligrosas del mundo. Su origen fue un grupo de sicarios al servicio de Ignacio Coronel Villarreal, alias Nacho Coronel, integrante del cártel de Sinaloa. Ignacio formó el grupo Los Matazetas para separarse del cártel de Sinaloa. Sin embargo, murió en un operativo del ejército antes de cumplir su cometido en 2010.

A la muerte de Nacho Coronel, Los Matazetas se aliaron con Abigail González Valencia, familiar de Luis Valencia, quien era líder del cártel del Milenio (organización con presencia en Michoacán, Guerrero y Tamaulipas). Ese pacto se fortaleció con la unión matrimonial de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, y Rosalinda González Valencia. Así, se concretó una estructura criminal que opera como empresa: El Mencho dirige la parte operativa y violenta, mientras sus cuñados comandan las finanzas, el lavado de dinero y las relaciones con organizaciones criminales que operan en Estados Unidos, América del Sur, Europa y Asia.

Entre 2010 y 2014 el CJNG disputó territorios en poder de Los Zetas (en Veracruz, Guerrero y Oaxaca). Posteriormente se expandió a Nayarit, Colima, Chihuahua, Baja California, Zacatecas.

Actualmente, el gabinete de seguridad registró su presencia en 28 entidades. En la capital del país se alió con la Anti-Unión Tepito. En Guerrero y Morelos, además de vincularse con Guerreros Unidos, se alió con bandas regionales como Los Ardillos, una célula desprendida del cártel de los hermanos Beltrán Leyva.

El CJNG apoya a los grupos locales para exterminar a las bandas rivales, a cambio de que usen sus logos y paguen un porcentaje de las ganancias que obtienen por cada uno de los delitos que cometen. A la vez el CJNG les garantiza no ser agredidos por el grupo de Nemesio Oseguera Cervantes. De esta manera el CJNG extiende su influencia en regiones donde no cuenta con células operativas propias.

De las zonas donde el CJNG sostiene conflictos armados se encuentran Jalisco, Guanajuato (donde el CJNG disputa las tomas clandestinas con las células del cártel de Santa Rosa de Lima), y Michoacán (donde se enfrenta con grupos locales como Los H-3 y la Nueva Familia Michoacana por el control de la producción de drogas sintéticas).