Shadow Government. Surveillance, Secret Wars, and a Global Security State in a Single-Superpower World

Cita: 

Engelhardt, Tom [2014], Shadow Government. Surveillance, Secret Wars, and a Global Security State in a Single-Superpower World, Chicago, Haymarket Books.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2014
Tema: 
El cambio en el concepto de seguridad nacional para Estados Unidos después del 11 de septiembre del 2001
Idea principal: 

Tom Engelhardt es un escritor estadounidense, conocido por ser el creador del sitio web TomDispacht.com y cofundador de The Nation Institute, asimismo ha escrito diversos libros como The American Way of War : How Bush’s Wars Beca y Obama´s The End of Victory Cultura, entre otros. Actualmente es editor consultor del Metropolitan Books y confudador del American Empire Project series.


Desde décadas pasadas, Estados Unidos ha centrado la mayoría de sus esfuerzos en el fortalecimiento de sus políticas de seguridad nacional, cuestión que ha generado la “transformación de agencias de inteligencia en equipos de guerra, mientras el ejército de Estados Unidos ya cuenta con su propio ejército secreto y el Departamento de la Patria se ha transformado en un conglomerado monstruoso de agencias, así como un vasto contingente de fabricantes de armas, contratistas y especuladores”, que llevan a cabo funciones de cabildeo con el gobierno, con la finalidad de que Estados Unidos continúe enfocado en la seguridad nacional y apegado a la militarización e inversión en armamento.

Los esfuerzos de estas compañías fabricantes de armas y contratistas ha rendido frutos, ya que en la actualidad han ganado una fuerte área de influencia dentro del gobierno estadounidense, asimismo, han sido vistas como una fuente de empleo para las personas estadounidenses.

El ascenso y poder que ha ido adquiriendo el Estado de Seguridad Nacional de dicho país (NSS, por sus siglas en inglés), “históricamente se ha encontrado con poca oposición”; no obstante, las revelaciones de Edward Snowden han provocado un ligero cambio en el pensamiento estadounidense en donde se cuestiona la importancia de la seguridad y la privacidad y si existe alguna posibilidad de equilibrar ambos aspectos.

Para el NSS, una de las principales amenazas o enemigos de la nación estadounidense se centra en “miles de yihadistas con armas ligeras y aspirantes de yihadistas dispersos principalmente por las tierras del planeta”. Todo lo anterior ha generado un sentimiento entre líderes burócratas y compinches corporativos, en el que el financiamiento otorgado a la seguridad nacional nunca es suficiente, a pesar de que se destinen billones de dólares anualmente a su financiamiento.

De acuerdo con el autor, la transformación que ha sufrido el enfoque de seguridad nacional en Estados Unidos puede ser vista como un “proselitismo o una religión guerrera, que cuenta con sus órdenes sagradas, sus textos sagrados, su dogma y sacerdotes guerreros, así como su tierra prometida, denominada patria, seminarios denominados think tanks y se perfila como una fe monoteísta que no ofrece alternativas a sí misma”.

Los sucesos del año 2013, en donde Edward Snowden reveló información clasificada de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense, marcaron hechos históricos para esta “religión”, la cual se vio amenazada en este periodo, debido a que su verdadera “naturaleza fue mostrada para todos los que la quisieran ver”. Desde esta analogía religiosa, Snowden fue visto como un Judas, un traidor.

De esta manera, el Estado de Seguridad estadounidense funciona o es manejado como una religión en ascenso, la figura de Al Qaeda representa de manera absoluta “el diablo del sistema, cuya semilla maligna es conocida por aterrizar y reproducirse en cualquier parte del planeta”, situación que puede exacerbarse si no hay un organismo que esté siempre atento a evitar su crecimiento y fortalecimiento. Los esfuerzos de éste nunca son demasiados porque la maldad (Al Qaeda) puede cambiar de forma y engañar.

Del mismo modo, “los líderes de esta fe son verdaderos creyentes fundamentalistas, quienes hablan de forma burocrática, lucen uniformes militares y habitan instalaciones gubernamentales de alta tecnología, quienes cuentan con un conjunto de leyes similares a la Sharia, tanto inmutables como flexibles, y los castigos por romperlas implican el corte de sus vidas”. Sus métodos de castigo están representados por novedosos armamentos, tales como su flota de aviones no tripulados denominados misiles Hellfire, mismos que despliegan sus armas para castigar a los individuos pecadores del mundo. Dichas armas responden y son creadas por los libertadores del mundo, es decir por el Departamento de Seguridad estadounidense, la élite política del país e incluso por el mismo dios: Washington.

Aquellos que pertenecen al liderazgo de esta religión forman parte de un circulo bastante cerrado, asimismo son capaces de ocultar y manipular la información y el modo en la que ésta llega al resto de la población. También han logrado construir una red de financiamiento y una red de operación global.

A pesar de que en la actualidad podría parecer que “los enemigos genuinos son notablemente escasos”, el Estado de Seguridad Nacional, ha mostrado una notable habilidad para reunir posibles inversores que se encarguen de apoyarlo financieramente, ya sea que se llamen republicanos o demócratas, asegurando el presupuesto, incluso en tiempos difíciles.

Aunado con lo anterior, desde mediados de los años sesenta del siglo XX, Estados Unidos se ha esforzado en expandir su complejo- militar industrial, cuyas reservas sobrepasan a prácticamente cualquier otro a nivel global. Por su parte, “en el siglo XXI, el NSS ha puesto especial esfuerzo en subsidiar corporaciones guerreras listas para unirse en el campo de batalla global”.

Las políticas de seguridad nacional estadounidense se han apegado en gran medida a los intereses de corporaciones privadas, cuestión que se visibiliza a través de la creación de miles de puestos de trabajo provenientes de empresas privadas, generando con ello “espías corporativos, analistas corporativos, mercenarios corporativos, constructores corporativos y proveedores del sector privado en su totalidad”.

Sin duda, el 11 de septiembre del 2001, marcó un hecho trascendental en las políticas de seguridad nacional de Estados Unidos, que generó que las políticas se endurecieran y se hicieran incluso cada vez más extremas, por lo que en muchas ocasiones, Estados Unidos ha lanzado ataques contra terceros sin tener una justificación congruente para hacerlo.

De esta forma, Estados Unidos, a través de su Guerra Global contra el Terrorismo se ha convertido en “una organización militante cuyo propósito es llevar a cabo una versión con sede en Washington de yihad global, una guerra perpetua en nombre de la verdadera fe”. Dentro de este apartado el NSS se ha convertido en un enorme fraude, un sistema de creencias que únicamente cumple porque sus seguidores nunca eligen mirar el mundo con natural extrañeza.

La incesante guerra contra el terrorismo estadounidense, así como el desarrollo del Estado de Seguridad Nacional se visibiliza en el gran presupuesto otorgado a la defensa nacional de este país. Ejemplo de lo anterior son los once grupos de ataque de portaaviones con los que cuenta la Marina de los Estados Unidos, cuando la mayoría de los países únicamente cuentan con dos.

Sin duda, la capacidad armamentista estadounidense es cada vez más visible. Tan solo al final de la guerra de Irak, después de 8 años de invasión y ocupación en dicho país, sus tropas se fueron con tres millones de objetos que van desde vehículos blindados y computadoras portátiles. Todo ello en una realidad internacional en donde la mayoría de los países tienen, en el mejor de los casos, un puñado de bases militares fuera de sus territorios, mientras Estados Unidos cuenta con cientos de ellas.

La supervivencia del NSS en Estados Unidos depende en gran medida de la fe de la población hacia el mismo, ya que si ésta no fuera generalizada y profundamente aceptada, la gente miraría los altos presupuestos que recibe, los compararía con los resultados y encontraría que a “pesar de todas sus promesas de seguridad y de protección el NSS regularmente no cumple con ellas”.

Asimismo, las últimas guerras en las que ha participado Estados Unidos demuestran que tener la más avanzada tecnología o el mayor número de armas y ejército no implica que la guerra será ganada. Ejemplo de lo anterior son los dos intentos multimillonarios desde el 11 de septiembre en Irak y Afganistán, “ambos contra insurgencias minoritarias ligeramente armadas”.

Por su parte, la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) afirma que ha participado en la disolución de numerosos complots terroristas, no obstante, de acuerdo con la investigación del grupo de trabajo presidencial encargado de revisar las revelaciones de la NSA, llegó a la conclusión de que no se podría encontrar ni una instancia en la que los metadatos que la NSA almacenaba habían frustrado un complot terrorista.

La situación anterior demostró que el uso de metadatos de telefonía no fue esencial para prevenir ataques. Las fallas del NSS solo muestran que su funcionamiento está completamente basado en la fe de la población estadounidense y que la labor de éste es un fracaso notable. A pesar de sus fallas, la NSS se ha convertido en un gobierno a la sombra de la ciudad, cuyos dioses falsos le permiten ser aceptado y le ha posibilitado que la financiación siga llegando.

En la actualidad el NSS ha creado más peligros inmediatos a la salud y el bienestar de los estadounidenses. Desde el 11 de septiembre del 2001, en Estados Unidos se arraigó el concepto de seguridad nacional pero el término hoy resulta anticuado, ya que parece más adecuado hablar de un Estado de seguridad global estadounidense.

Estados Unidos es uno de los primeros países en desarrollar un sistema bajo el que pretende tomar el control de las comunicaciones globales con la finalidad de recuperar los datos y, a través de sistemas informáticos sumamente poderosos. De esta manera pretende convertir el mundo en un secreto conjunto de conexiones. Este sistema le permite a Estados Unidos no solo conocer datos personales y hábitos de sus ciudadanos sino también de los de tierras lejanas.

Desde la Guerra Fría la comunidad de inteligencia creó un sistema global de satélites que recopila información de todos los rincones del planeta, mapeando todo. Sin embargo este sistema no era tan globalmente cercano y personal como el desarrollado por Estados Unidos.

De esta manera, Estados Unidos ha buscado que absolutamente todos los datos de la población se conviertan en un libro abierto, mientras que paralelamente el gobierno es cada vez menos accesible, más impenetrable, solo permiten conocer aquello que le es conviene. Asimismo, el gobierno estadounidense ha encontrado nuevas maneras de imponer silencio, principalmente desde 2001, año en que se hizo posible que el FBI le presente una Carta de Seguridad Nacional a los ciudadanos que les obligue a entregarles información. Por su parte, quienes han recibido tal carta no pueden discutir o hacer declaraciones al respecto.

En la actualidad, todas las ramas del gobierno estadounidense, incluido el Congreso y el poder judicial, funcionan bajo la premisa de mantener sus operaciones lo más secretas posibles, todo ello como parte del sistema desarrollado principalmente por el estado de seguridad. La comunidad de Inteligencia estadounidense se ha expandido a niveles nunca antes vistos.

Asimismo, el desarrollo de tecnología dedicada a la recopilación de datos continúa creciendo, por lo que dicha expansión incesante de vigilancia de todo tipo y en todos los niveles se ha requerido de 70% del presupuesto nacional de inteligencia, repartido entre medio millón de contratistas privados.

Sin duda Estados Unidos se transformó desde el 11 de septiembre del 2001. Los ataques provenientes de Estados Unidos no vienen acompañados de una explicación oficial, sino que se formulan dentro de una especie de trastorno compulsivo por globalizarse, lo que ha generado que la información más privada del ciudadano pase a ser propiedad del Estado. De esta manera, Estados Unidos aspira a llegar a un camino que los lleve a un nuevo tipo de seguridad global.

Datos cruciales: 

1.- A un costo de casi un billón de dólares al año, el principal enemigo del Estado de Seguridad Nacional de Washington consiste en miles de yihadistas con armas ligeras y aspirantes a yihadistas dispersos principalmente por las tierras del planeta.

2.- En nuestro tiempo, el NSS se ha movido de la "doctrina del 1 por ciento" de Dick Cheney (si hay siquiera un 1 por ciento de probabilidad de que algún país nos ataque algún día, deberíamos "actuar como si fuera una certeza") a algo así como una "doctrina del 0%".

3.-Solo en 2011 Estados Unidos logró clasificar 92 064 862 de las documentos que generó, dando al secreto un nuevo orden de magnitud.

4.- La herramienta clave de extracción de datos de la NSA fue capaz en marzo de 2013 de recopilar 97 mil millones de piezas de inteligencia de redes informáticas en todo el mundo.

5.-El primer "mapa de calor" realizado por Intelligence Community tiene publicado dónde se está absorbiendo información de piezas de inteligencia de redes informáticas mensualmente: Irán encabeza la lista (14 mil millones de piezas de inteligencia); entonces vienen Pakistán (13 500 mil millones), Jordania (12 700 mil millones), Egipto (7 600 mil millones) e India (6 300 mil millones). Incluso para una superpotencia que tiene números sin precedentes de bases militares esparcidas por todo el planeta y ha dividido el mundo en seis comandos militares, esto representa algo nuevo.

6.-De las 6 556 solicitudes de vigilancia electrónica presentadas a la corte en el primer mandato de Obama en el cargo, sólo uno fue denegado.

7.- Las estructuras de vigilancia estadounidense continúan creciendo. En los próximos años se planea la edificación de un vasto depósito de la NSA de 2 mil millones de dólares en Bluffdale, Utah, que será capaz de sostener un casi inimaginable yottabyte de datos.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El concepto de seguridad nacional en Estados Unidos ha tomado una perspectiva nunca antes vista, en donde el gobierno justifica su intromisión en la vida privada de sus ciudadanos y las poblaciones mundiales bajo el discurso de evitar otro incidente terrorista en su territorio o contra su población, lo que le ha permitido destinar una enorme cantidad de presupuesto anual e inclinándose por una militarización de la vida cotidiana.