El México bárbaro del siglo XXI

Cita: 

Rodríguez Wallenius, Carlos y Ramses Cruz Arenas (coordinadores) [2013], El México bárbaro del siglo XXI, México, UAM-X – UAS, http://dcsh.xoc.uam.mx/repdig/index.php/libros-dcsh/investigacion/item/3...

Fuente: 
Libro electrónico
Fecha de publicación: 
2013
Tema: 
Contradicciones del proceso civilizatorio y la modernidad en México del siglo XXI.
Idea principal: 

Carlos Rodríguez Wallenius es investigador del Departamento de producción económica en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Además, es profesor del posgrado en Desarrollo rural, de la maestría en Sociedades sustentables y de las licenciaturas en Economía y administración.

Ramses Arturo Cruz Arenas es investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.

Introducción

Los autores recuerdan la obra México bárbaro, del periodista estadounidense John Kenneth Turner, quien visitó México en 1908 para entrevistar a Ricardo Flores Magón y otros revolucionarios miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano.

Turner viajó a Yucatán a observar la producción de henequén, misma que necesitaba 200 mil mayas que se unieron también a un ejército de esclavos yaquis, así como de trabajadores asiáticos. Turner también viajó a Valle Nacional, en Oaxaca, para observar la producción de tabaco.

Durante su estancia en México, el periodista estadounidense presenció los castigos corporales a los esclavos y reportó esa situación en la revista American Magazine. La recopilación de ese trabajó se convirtió en el libro México bárbaro, publicado en 1911. Un siglo después, Armando Bartra amplió el trabajo de Turner fijándose en la producción de hule y chicle de Yucatán, de maderas preciosas en Tabasco y de café en Oaxaca y Chiapas. También estudió las relaciones sociales en el seno de esa producción orientada al sistema capitalista internacional.

El presente libro señala que las relaciones de explotación observadas por Turner y Bartra están lejos de desaparecer. No obstante, la forma de explotar se ha vuelto más sutil, el despojo más legal y el racismo más oculto. La realidad de la dictadura del capitalismo aún existe y ahora está acompañada de la corrupción, del tráfico de influencias y recursos, así como de la explotación a la fuerza de trabajo mexicana por parte de corporaciones.

La dictadura se contextualiza en los gobiernos de los partidos Revolucionario Institucional y su heredero, Acción Nacional. Si bien, el grupo de los científicos ya no existe, en la actualidad tenemos a sus equivalentes, los tecnócratas: Luis Videgaray o Agustín Carstens, equivalentes a José Yves Limantour del porfiriato.

En la perspectiva de los autores, el espíritu de Porfirio Díaz ronda México mientras avanza la militarización en el país, con el Ejército, la Marina y la Policía Federal como los actores principales. En el contexto de la guerra contra el narcotráfico, la impunidad prolifera en el país, así como la creciente desigualdad económica y social (ver Dato crucial 1). Las políticas neoliberales lograron polarizar la distribución de la riqueza: según la revista Forbes, menos de una docena de mexicanos acumula más de 10% del PIB mexicano, al mismo tiempo que el costo de la canasta básica subió 93%.

El texto introduce una pregunta muy importante: ¿en qué ha cambiado México? Para los autores "en esencia, el México que antes negaba al gobierno es el México bárbaro que hoy ocultan las televisoras". De esta manera, se plantea que es necesario analizar y entender al país en su coyuntura para documentar y denunciar las atrocidades del sistema que perpetúa al México bárbaro, con la intención de transformar el mundo, y no sólo interpretarlo.

El libro presenta la problematización desarrollada de 2010 a 2011 en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, en el seminario El México bárbaro del siglo XXI. Durante el seminario se realizaron dos clases de artículos con tres ejes de reflexión.

a) La relación entre modernidad y barbarie. Este es el primer eje de reflexión del libro. La modernidad es símbolo del progreso y la barbarie es vista como un lastre de la modernidad. En el contexto de la Grecia antigua, alguien bárbaro hacía referencia a la otredad, al salvaje, al diferente. En la era de la colonización, Europa impulsó la idea de que los pueblos que conquistaba eran bárbaros, atrasados, incivilizados. Occidente se volvió la cuna de la civilización.

En consecuencia la alteridad es vista como lo bárbaro y eso generó una perspectiva racista que trae consigo dicotomías simplistas como barbarie/modernidad; campo/ciudad; mujer/hombre. No obstante, el texto plantea que no hay tal división porque la barbarie es la modernidad y ese proceso civilizatorio viene acompañado del salvajismo.

Desde una perspectiva marxista, la modernidad capitalista es la barbarie. Ese argumento ya había sido presentado por Marx y Engels, pero fue Rosa Luxemburg quien observó que ante la barbarie sólo se podía contraponer el socialismo. Luxemburg hizo referencia a la modernidad capitalista expresada en el contexto de la Primera guerra mundial, suceso que le dio paso al ascenso del fascismo, nazismo, la Segunda Guerra Mundial, los genocidios y las bombas atómicas. Pasando por la carrera armamentista y el enfrentamiento de Estados Unidos contra la Unión Soviética. La crítica a la modernidad también tuvo cabida en la Escuela de Frankfurt con el trabajo de Adorno, Horkheimer y Benjamin, principalmente.

Asimismo, las ideas de la Escuela de Frankfurt florecieron en América Latina, especialmente con el pensador Bolivar Echeverría. Este recorrido teórico expone que no habría civilización sin barbarie. Estas ideas también son ilustradas por Bartra y Turner. Bartra plantea que el horizonte de la civilización no es la barbarie, sino que ésta se esconde en el clóset, es decir, es la otra cara del proceso de civilización.

b) Las formas de acumulación y explotación por el capital. Este eje de reflexión hace referencia a la acumulación por desposesión y ganancias extraordinarias. Se pone en perspectiva el capitalismo neoliberal impuesto desde 1980 por medio de las políticas federales gubernamentales. La llamada reducción del Estado y de los servicios básicos como educación, vivienda, etc., generaron una acentuación de la marginación y pobreza, al tiempo que se concentró la riqueza en pocas manos. Este suceso se intensificó con la globalización económica que impulsó la integración de los países a diferentes mercados para liberalizar el intercambio de mercancías, servicios y capitales.

Entender este proceso es fundamental para conocer las condiciones que permitieron la intensificación de la acumulación por desposesión. Es decir que las formas de explotación, como la privatización de servicios, la extracción de recursos y la apropiación de tierras, fueron acentuadas por el capital.

Entonces, la acumulación por desposesión es un mecanismo basado en utilizar la privatización de los bienes públicos y los recursos naturales, para ser despojados, y así las empresas obtienen grandes condiciones de rentabilidad. Luego entonces, la acumulación por desposesión es un mecanismo de la reproducción ampliada del capital.

Esta visión fue desarrollada por David Harvey siguiendo con la idea de Rosa Luxemburg sobre la acumulación originaria permanente, que señala el proceso por el cual el capitalismo recurre al mundo no capitalista para colocar sus mercancías, saquear las materias primas y transformar a sus habitantes en la clase proletaria. Para lograrlo, el capitalismo necesita instrumentalizar la violencia y depredación. Actualmente el capitalismo se presenta en su versión global, y a este respecto, Samir Amin apuntó que la acumulación a escala planetaria se apropia de recursos naturales. Entonces, la acumulación por desposesión impulsa lo que Marx llamó ganancia extraordinaria porque las empresas no pretenden quedarse en la tasa media de ganancia (ya que las ramas industriales se estancan). Entonces una forma de incrementar sus ganancias es perfeccionar el proceso productivo y obtener mayor plusvalor. Otra forma es mediante la renta. Esto se basa en el control de recursos naturales escasos y estratégicos o por el dominio concentrado de tierra, inmuebles y conocimiento.

Esa tendencia empuja a los capitalistas a apropiarse de los territorios y recursos naturales, concentrados en generar una acumulación por desposesión y rentas que le permitan obtener ganancias extraordinarias. Lo anterior sucede con el control del agua, bosques, minerales, fuentes de energía, etc. La meta no es sólo producir mercancías, sino controlar los recursos monopolicamente para que las utilidades vayan más allá de la tasa media de ganancia. En México, los gobierno neoliberales generaron las condiciones jurídicas para que esto sucediera.

c) La expresión concreta del México bárbaro. Después de la reflexión teórica, el seminario procedió a investigar ejemplos y proceso concretos de la manifestación bárbara de la modernidad en México del siglo XXI, siguiendo el ejemplo de Turner y Bartra. Así, el libro cuenta con los siguientes textos:

“La violencia aniquiladora. Exponiendo el México bárbaro”, de Carlos Alberto Ríos, presenta el contexto del país en la guerra contra el narco (ver Dato crucial 2). Por su parte, “El olvido teórico del Estado y su relación con el capital. Una forma de indagar sobre la explotación”, de Carlos Astorga, aborda el papel del Estado ante la barbarie.

En “La herida de la naturaleza. Aproximaciones de la degradación ambiental desde la crítica al sistema mundo capitalista”, Mauricio González y Milton Hernandez caracterizan la relación de los pueblos y comunidades con la naturaleza en el contexto de la apropiación capitalista. Mientras que sobre las formas de extracción de metal, se escribió “El México bárbaro de las mineras canadienses y las comunidades rurales” por Carlos Rodríguez, quien analiza los mecanismos que impulsan las empresa mineras en el territorio nacional para expoliar los recursos minerales.

Por otra parte, Alejandra Meza escribe “Maseuales y coyones de Cuetzalan. Respuesta social: construcción de procesos de defensa del territorio”, donde narra los procesos de actores tradicionales, como campesinos, para configurar los mecanismos y estructuras que den paso a la construcción de territorialidad.

En “La valorización de lo ajeno como barbarie del capital. Aproximaciones a la dinámica de despojo en la zona Altos y zona Selva de Chiapas”, Diana Gutiérrez analiza las formas de saqueo y extracción que enfrentan las comunidades zapatistas de las regiones de Los Altos y la selva en Chiapas.

Alejandra Toscana escribe “Escala y conflicto social. El caso de la hidroeléctrica La Parota, Guerrero”, dando cuenta del conflicto entre el Consejo de Comuneros y lo Ejidatarios en oposición a La Parota. Ramses Cruz realizó el artículo “Cafés negros y rojos en Chiapas: entre la barbarie y el desarrollo desde abajo”; el autor postula que existen dos tipos de producción de café en el estado: una que se realiza en fincas cafetaleras cuyo último reducto es posible encontrarlo en el Soconusco y los cafés rojos, aquellos cuya producción cafetalera son resultado de un largo proceso de lucha por la tierra y la apropiación. Jesús López escribió “Cien años de despojo y explotación de los peones indígenas en tierras sinaloenses”, ahí el autor hace un análisis en torno a las tierras de los pueblos en Sinaloa, que datan desde la época porfirista.

Milton Hernández contribuyó con “Desarrollo costero y disputas territoriales en el Golfo de California. Una aproximación a los casos Comcaác y yoeme”; en la que muestra cómo los pueblos Seri (Comcaác) y yaqui (yoeme), han sido despojados a lo largo de la historia de sus recursos naturales y de su territorio. Aura Ramírez escribió “Privatización y despojo de territorios costeros en el estado de Jalisco. La barbarie del turismo en El Rebalsito de Apazulco y la Bahía de Tenacatita”; la autora se centra en la lucha por las tierras costeras presentando los efectos del turismo y el despojo.

Sobre la dinámica urbana, se encuentran: “Los pueblos originarios de la Ciudad de México, entre civilización y barbarie”, de Marta Olivares donde aborda la conformación y los principales preceptos del mundo moderno en la construcción del espacio en la ciudad. Gisela Landázuri plantea en “San Gregorio Atlapulco, Xochimilco: frente a la vorágine modernizadora y urbanizadora”, que para el medio rural la barbarie es la norma.

Finalmente, el libro busca ejemplificar la idea de que México es bárbaro y que el panorama es desolador; sin embargo, como reacción a la modernidad/barbarie, se ha generado la resistencia o “antídoto a los efectos del capitalismo” en diversas partes de América Latina: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en México; el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil (MST); los Piqueteros y los movimientos de recuperación de fábricas en Argentina; la Minga Social en Colombia, los movimientos indígenas en Ecuador y Perú.

También se señala al movimiento de Evo Morales en Bolivia, de José Mujica en Uruguay, y el Socialismo Bolivariano de Hugo Chávez en Venezuela. En México, el PAN no marcó un cambio en lo sustancial en las instituciones gubernamentales. No obstante, los movimientos campesinos y los indígenas marcan su pauta en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, la lucha por la Autonomía Triqui en San Juan Copala en Oaxaca, en Cherán y Michoacán.

En conclusión, si bien la barbarie es la normalidad, nosotros podemos poner el límite, dicen los autores, porque las personas que habitan este país pueden optar por la fraternidad y solidaridad para construir un mundo más humano.

Datos cruciales: 

1. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo, en 2010 había en México 47.2 millones de personas en pobreza patrimonial. En estados como Chiapas, los pobres representan 76.7% de la población.

2. Desde 2006, en México existe un promedio de 20 muertes diarias, 10 mil asesinatos al año, 18 mil desaparecidos y cientos de miles de desaparecidos, además de casi un millón de desplazados.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Este texto es importante porque hace una crítica a la modernidad y al proceso civilizatorio que ha durado siglos, desde la conquista y las intenciones imperialistas que llegaron a América Latina. Este libro se dedica a hacer una denuncia de las formas de despojo y el actual del gran capital en México del siglo XXI. Desde la instauración del neoliberalismo en México, se observa cómo las viejas lógicas de explotación de la fuerza de trabajo y de recursos naturales en el país se actualizan en el contexto del nuevo siglo.