Special Ops Aren’t A Substitute For Strategy

Cita: 

Parker, Stewart y Ari Cicurel [2021], "Special Ops Aren’t A Substitute For Strategy", Breaking Defense, 19 de marzo, https://breakingdefense.com/2021/03/ending-endless-wars-is-vital-for-spe...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Viernes, Marzo 19, 2021
Tema: 
Modificaciones en las Fuerzas de Operaciones Especiales durante la administración Biden
Idea principal: 

El teniente coronel Stewart Parker es un participante del Programa de Líderes Militares de Estados Unidos del Instituto Judío para la Seguridad Nacional de América 2020 (JINSA, por sus siglas en inglés).

Ari Cicurel es un analista político estadounidense en el Centro Germunder de Defensa y Estrategia de JINSA, especialista en Ciencias Políticas y Estudios Judaicos.


Los autores muestran el escenario actual de las Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF, por sus siglas en inglés) con Joe Biden como presidente de Estados Unidos, con base en una definición amplia de las SOF, más allá de lo que se muestran en las películas y en los libros. Razón por la cual, resulta relevante clarificar las misiones que ejecutan las SOF. En ese sentido, la Guía Provisional de Seguridad Nacional del presidente Joe Biden es una pieza importante para la redirección de la política militar de la defensa del terrorismo en Medio Oriente a una competencia estratégica contra China.

No obstante, esta guía provisional por sí misma no soluciona la situación de las SOF. Posiblemente, el presidente estadounidense construya una “huella militar” más inteligente y más sostenible al exterior de Estados Unidos, pero para contar con un éxito estratégico se necesita de una adecuación del modelo estadounidense de contraterrorismo y contrainsurgencia, así como una transformación en la manera en que se utilizan las SOF.

A este respecto, el plan de Biden para Medio Oriente consiste en modificar el tamaño de la presencia militar estadounidense a la altura requerida para obstaculizar las redes terroristas internacionales, disuadir las amenazas iraníes y salvaguardar otros intereses importantes para Estados Unidos. Esto con el fin de que el país norteamericano pueda reorientar los recursos militares hacia amenazas cada vez más riesgosas como la que representa China.

Conviene subrayar que, tras el impacto histórico del ataque de las torres gemelas del 11 de septiembre de 2001, el contraterrorismo y la contrainsurgencia de Medio Oriente se volvieron los principales retos de los planificadores de defensa estadounidense. Después de lidiar con terroristas o insurgentes los líderes estadounidenses consideraron relevante la implementación de incursiones de operaciones especiales y ataques con aviones no tripulados a la defensa.

“Estados Unidos ha tratado de separarse de la "guerra global contra el terrorismo" antes, comenzando con el "giro hacia Asia" del presidente Obama que nunca se materializó. Posteriormente a esto, se publicó la “Estrategia de Defensa Nacional 2018” de la administración Trump y el “Anexo de Guerra Irregular 2020” que le daban importancia a la región Indo-Pacífica. Actualmente, el cambio estratégico de Joe Biden establece que la prevalencia del contraterrorismo y la contrainsurgencia dentro de la seguridad nacional de Estados Unidos ha concluido.

Empero, el hecho de retirar tropas no implicará que los conflictos regionales desaparezcan ni borrará la exposición del país al terrorismo. Incluso, las demandas de las habilidades únicas que otorgan las SOF no se reducirán cuando Estados Unidos tenga menos presencia en territorio medio oriental. Con respecto a un escenario a largo plazo, será un reto para el Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos (USSOCOM, por sus siglas en inglés) lograr un balance entre las operaciones de contraterrorismo y contrainsurgencia, mientras añaden a China y a Rusia a una “zona gris” legal y estratégicamente turbia entre la guerra y la paz. Es decir, a un espacio que radique entre la resolución de un conflicto en el marco legal nacional e internacional, y el enfrentamiento armado abierto.

Sobre esta línea, durante gran parte de los últimos 20 años, los operadores especiales se han manejado como una “fuerza no convencional” impulsada por “fuerzas convencionales”, generalmente con las SOF a la cabeza. Pero, es probable que el enfrentamiento contra las fuerzas cercanas cambie esta relación, requiriendo que las SOF completen misiones en apoyo a la fuerza conjunta más amplia, a los aliados.

Contraterrorismo y contrainsurgencia sostenibles

Continuando con el tema del terrorismo, en el supuesto de que las fuerzas estadounidenses dejaran Afganistán o Medio Oriente, los terroristas no lo harían. Es por eso que el presidente Joe Bien tiene el objetivo de conservar cierto rumbo de contraterrorismo y contrainsurgencia, incluso si se reduce el compromiso militar en conflictos relacionados con estos temas. Cabe mencionar que, la implementación de un modelo menos focalizado en el “combate cinético” y más centrado en cuestiones viables a largo plazo, disminuirá la participación de las fuerzas armadas y ayudará a obtener mejores resultados de seguridad.

En ese sentido, la Estrategia Nacional de Contraterrorismo de 2018, que exige “todos los instrumentos disponibles del poder de Estados Unidos para contrarrestar el terrorismo”, (Parker; Cicurel, 2021) fue tomada como punto de referencia para la creación de la estrategia sostenible de la administración Biden. Aunque las redadas y los ataques aéreos de las SOF atraen la atención, éstas no cuentan con antecedentes claros de transparencia. Entonces, para que haya una mayor indagación de hallazgos de la comisión del 11 de septiembre, Estados Unidos tendría que seguir desarrollando su colección de capacidades no militares.

De acuerdo con los autores, es necesario que el estudio del Centro Nacional de Contraterrorismo y Diplomacia les dé forma a los planes de contraterrorismo y contrainsurgencia, con las agencias civiles de inteligencia y el establecimiento de una ley que los regule. “Los formuladores de políticas deben definir claramente sus prioridades limitando los esfuerzos solo contra los grupos terroristas que más amenazan a Estados Unidos, sus intereses y a sus socios”, (Parker; Cicurel, 2021). Pues, un plan de recursos sostenibles necesita de una cooperación proactiva, puesto que determina tareas a los departamentos y agencias con el fin de impedir redundancias, e impulsa a los aliados a involucrarse en las misiones globales de contraterrorismo. Aunque resulta más relevante aún la promoción de un modelo de contraterrorismo sustentable de recursos que ayude a que las Fuerzas de Operaciones Especiales se reorienten contra actores estatales.

Adaptación de las fuerzas de operaciones especiales

Con base en esto, es relevante mencionar que combatir las amenazas chinas y rusas requiere que los legisladores adapten la participación de las SOF. Así pues, pese a la importancia a largo plazo del contraterrorismo y la contrainsurgencia, las SOF no se han enfocado en misiones vinculadas a estos asuntos. En el pasado, el ejército Roger’s Rangers dominó las estrategias de asalto a estilo indígena en la Guerra Revolucionaria, lo que se llamaría “conflicto híbrido”, que incluye tanto a las guerrillas como a las fuerzas regulares, y al Ejército Continental de Washington y sus aliados franceses.

En los años 60, el presidente John F. Kennedy autorizó a las "Boinas Verdes", una unidad de operaciones especiales del Ejército de Estados Unidos, para contrarrestar los ataques soviéticos. A este respecto, una de las principales tareas de las SOF durante la Guerra Fría fue planear movimientos de resistencia en países aliados en riesgo de ser ocupados por el enemigo soviético. Pero, lo que causó la creación del USSOCOM fueron los “fracasos conjuntos en el intento de rescate de rehenes iraníes en 1980 y el éxito superficial en la invasión de Granada en 1983”, (Parker; Cicurel, 2021).

Conviene subrayar que, tras el ataque del 11 de septiembre de 2001, las SOF se absorbieron completamente con operaciones de “acción directa” contra terroristas e insurgentes a medida que USSOCOM se transformó en el comando apoyado en la guerra global contra el terrorismo, en vez de un punto de apoyo en una campaña principalmente convencional. En ese punto, los servicios militares resultan actuar en mayor escala cuando se trata de operaciones convencionales. Sin embargo, las actividades principales de las SOF serán esenciales para futuras campañas exitosas en el conflicto. De hecho, en febrero de 2021, los legisladores le dieron reconocimiento a esto cuando hicieron un nuevo subcomité para monitorear a las SOF.

Finalmente, la disminución de actividades de CT aumentará la capacidad de las SOF para luchar por debajo del nivel del conflicto armado, atender las crisis, recuperar la supremacía estadounidense e implementar la preparación para el conflicto en un ambiente operativo disputado y desordenado. Con el fin de prepararse para la competencia estratégica, Estados Unidos debe adaptar sus misiones de contraterrorismo y contrainsurgencia. El trabajo de las SOF será importante en las operaciones contra China y Rusia, sin dejar de lado la relevancia de las amenazas en Medio Oriente. De manera puntual, “no hay guerra que el ejército de Estados Unidos pueda ganar sin Fuerzas de Operaciones Especiales efectivas”, (Parker; Cicurel, 2021).

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto vislumbra un contexto de guerra en el que los cambios en las tecnologías y en los conflictos sociales han provocado la transformación de la guerra y la multiplicación de sus forma. Dichos cambios implican modificaciones en los actores que se consideran como -sujetos de guerra-, pues aparte de los actores militares convencionales, puede hablarse de sujetos emergentes que modelen formas distintas de guerra contemporánea, grupos mercenarios, criminales y paramilitares. Además del papel que juegan las sujetos resistentes a la guerra en este escenario de cambio.