El comunismo ya no es uno de los sueños de los líderes del Partido Comunista chino. La masacre ocurrida en la Plaza Tiananmen aplastó a un movimiento nacional a favor de la democracia. En esa masacre el ejército asesinó a miles de personas entre el 3 y 4 de junio de 1989. Xi fue nombrado por el Politburó en diciembre de 2019 como el “líder del pueblo”. Xi no era muy conocido tiempo atrás, fue jefe del partido en Ningde en la provincia de Fujian.

Un médico fue reprendido por la policía durante la pandemia de Covid-19 y falleció. La causa de los actos fue la discusión iniciada por el médico acerca del virus vía internet. Por esa razón, el partido fue criticado y se subestimó su capacidad para adaptarse a las demandas de su población.

Los líderes culparon del encubrimiento en Wuhan a funcionario locales y honraron al médico. El Partido Comunista publicó un libro en septiembre de 2020 llamado Extractos de los discursos de Xi Jinping sobre la lucha contra los riesgos y los desafíos y la respuesta a los incidentes repentinos. Los disturbios de Hong Kong de 2019 se consideran como un intento fallido del extranjero para sacudir al partido. El Partido Comunista de China no opera abiertamente en Hong Kong, pero el representante del gobierno central es el jefe del Comité de Trabajo de Hong Kong. Taiwán ha sido atractivo para el partido desde 1949, pero los gobernantes de ese territorio dicen que es un país independiente. El partido quiere usar la fuerza para reunificarlo.

Xi es cuidadoso con su discurso sobre Taiwán y vincula la idea del rejuvenecimiento de China para 2049 con la reunificación. Xi quiere atraer a los nacionalistas y ellos creen las promesas sobre el futuro próspero, fuerte y demócrata de China. El propósito del partido al usar este lenguaje es asegurar una dictadura eficiente. Xi se declara marxista y ello hace que los conservadores lo apoyen. Ellos dan prioridad a las necesidades de los residentes urbanos y los migrantes del campo se consideran ciudadanos de segunda clase. Las personas que tienen mucho dinero gozan de muchos títulos honoríficos.

Xi mostró su apoyo a los desamparados desde antes del aniversario del partido. La desigualdad de ingresos es alta y la red de bienestar es escasa. Xi no confía en los que interpretan de forma literal el marxismo. Xi reprimió en 2018 a un grupo marxista que apoyaba una huelga en Shenzhen. Los grupos de WeChat encabezados por neomaoístas que acusan a los “capitalistas burocráticos” que gobiernan China suelen ser censurados. Xi se ha encargado de enfrentar a los magnates para que no desafíen el partido. Jack Ma, fundador de Alibaba y miembro del partido es un actor que no le agrada al partido.

Jack Ma atacó a los reguladores en un discurso y eso provocó la detención de la cotización de Ant Group en las bolsas de Hong Kong y Shanghai. La relación entre estos empresarios significa una dificultad en los propósitos de Xi para mantener al partido en el poder y hacer que China crezca tecnológicamente y financieramente. La mayoría de las industrias innovadoras en China son privadas. Xi genera miedo en las personas que necesita debido a su discurso ideológico y su relación con los empresarios. Estos problemas impiden que China desafíe la supremacía estadounidense. Una cuenta de redes sociales perteneciente a Qiushi, una revista del partido, publicó un artículo llamado “La teoría de los comunistas se puede resumir en una sola frase: abolición de la propiedad privada”. Esta frase alarmó a los empresarios privados.

Un secreto de la longevidad del partido ha sido su voluntad de dar libertad a los funcionarios de bajo rango para que no respeten las reglas. Estas personas suelen ser juzgadas por el impulso que le puedan dar a la economía y no por su ideología. Xi ha mantenido una guerra contra la “sociedad negra” que son bandas mafiosas involucradas en industrias de propiedad o transporte. Este problema ha atemorizado a la burocracia y por eso muchos han renunciado. Estos problemas no sugieren un colapso en el partido. El partido ha logrado una sola transferencia de poder sin inconvenientes. Xi no muestra que quiera elegir un reemplazo antes de dimitir y eso provocaría un caos político e inestabilidad. Muchos altos funcionarios comparten su opinión sobre las debilidades del partido.