Anton Troianosvi es el jefe de la oficina de Moscú en The New York Times. Anteriormente, pasó nueve años en The Wall Street Journal, comenzando con temas relacionados con bienes raíces comerciales y telecomunicaciones en Nueva York.

Steven Lee Myers es el jefe de la oficina de Beijing de The New York Times. Se unió a The Times en 1989 y anteriormente trabajó como corresponsal en Moscú, Bagdad y Washington.

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Frente a las tensiones que existen con Estados Unidos, el presidente Xi Jinping y el presidente Vladimir Putin externaron su apoyo mutuo, a través de una reunión virtual, para el manejo de sus conflictos con Occidente. Se trata de una promesa de solidaridad para salvaguardar los intereses de seguridad de ambas naciones.

Si bien aún mantienen algunos roces por asuntos como la tala y la historia de Siberia, en términos de comercio, seguridad y geopolítica cada vez convergen más. Lo cual, objeta la influencia que Estados Unidos tiene sobre esos ámbitos y exacerba las tensiones que ambos países tienen con la Casa Blanca.

Aunque no se ha formalizado la alianza que concretaron, sí se discutió la creación de una infraestructura financiera independiente para reducir su vulnerabilidad a las restricciones de Occidente y su dependencia de los bancos occidentales. De hecho, se planteó la agrupación de este proyecto con Narendra Modi, presidente de India para formar una cooperación más sólida.

El interés, no dicho, del presidente chino por estar presente en la cumbre fue la oportunidad de desviar las crecientes críticas sobre las acciones del gobierno para someter al movimiento en favor de la democracia en Hong Kong, amenazar a Taiwán y reprimir a los grupos minoritarios musulmanes del oeste de China. Así como mejorar su imagen en la víspera de los Juegos Olímpicos de Invierno.

Por el lado de Putin, el encuentro llegó en tiempos de tensiones en su política por la influencia occidental en Ucrania. Ya que considera una gran amenaza el interés de la OTAN por expandir su alianza e incluir a Ucrania. Si bien no fue tema de conversación entre los mandatarios, China hizo alusión a las preocupaciones de seguridad de Rusia.

La reunión virtual también fue interpretada como una forma de responder a la Cumbre por la Democracia que el presidente Joe Biden organizó días antes. Ya que se considera un intento por justificar la intervención a los asuntos de las naciones asiáticas a través del discurso de la democracia y los derechos humanos.

El establecimiento de una relación cercana entre Rusia y China es considerada necesaria ante el contexto turbulento. En ese esfuerzo, ambas naciones han intensificado operaciones conjuntas en materia militar y se han comprometido a explorar el espacio juntos, bajo los principios de asociación igualitaria, transparencia y consenso en la toma de decisiones.

Sin embargo, se trazan de manera clara los límites de su relación ya que China no reconoce la anexión de Crimea, ni Rusia externa el apoyo a China sobre sus reclamos expansivos en el Mar de China Meridional. Ambos saben de los puntos en los que difieren o podrían hacerlo y por eso prefieren mantener una relación flexible, independiente y no de tratado formal.