Vayas donde vayas, nunca te perderán
Buckley, Chris, Vivian Wang y Keith Bradsher [2022], "'Vayas donde vayas, nunca te perderán': los controles de salud del gobierno en China despiertan inquietud sobre la vigilancia", The New York Times, New York, 31 de enero, https://www.nytimes.com/es/2022/01/31/espanol/covid-china.html
Chris Buckley es corresponsal en jefe de China. Se unió a The Times en 2012 y ha trabajado como investigador en la oficina del periódico en Beijing.
Vivian Wang es corresponsal en China. Anteriormente, cubrió la política del estado de Nueva York para la sección metropolitana.
Keith Bradsher es el jefe de la oficina de Shanghái de The New York Times, ganador del Premio Pulitzer. Anteriormente se desempeñó como jefe de la oficina de Hong Kong y jefe de la oficina de Detroit de The Times.
A partir de la pandemia, el gobierno de Xi Jinping desplegó diferentes programas y estrategias para garantizar el orden dentro de su país y contener lo más posible los contagios por el virus. En este tiempo, China ha aumentado las inversiones en tecnología para mejorar sus actividades de rastreo y espionaje que le permiten tener un mayor control sobre su población.
El sistema de control y vigilancia es a través de un perfil generado por el gobierno y empresas de tecnología que contiene la ubicación, el historial de viajes, los resultados de las pruebas de diagnóstico y otros datos de salud de los usuarios. Con dicha información se le asigna un color a cada perfil para saber si puede o no ingresar a ciertos espacios públicos y determinar si el usuario debe o no estar en cuarentena.
Si bien China ha logrado contener los contagios de manera exitosa, también existen muchas críticas sobre su riguroso sistema. Ya que ha llegado a aislar niñas y niños sin la presencia de sus padres para contener el virus, incluso ha encarcelado a quienes han rebasado las reglas del sistema establecidas por el gobierno.
La efectividad del sistema de vigilancia de salud llevó a que la policía lo empleara para encontrar fugitivos. La población comienza a temer que continúe el uso de dicho sistema después de la pandemia porque son testigos del alcance que puede tener.
En algunas ciudades la vigilancia que empezó a operar desde 2020 se ha desarrollado al grado de utilizar cámaras en las calles para verificar si los ciudadanos usan cubrebocas e incluso tecnología para monitorear el consumo de energía de los hogares para corroborar que la población cumpla con la cuarentena realmente.
A pesar de las fuertes exigencias del sistema para contener los contagios, la población aún así ha decidido acatarlo. La idea de ceder privacidad y ciertas libertades a cambio de una seguridad absoluta se ha generalizado. Sin embargo, todavía se mantiene un sector de la sociedad en constante desacuerdo por los fallos que ha tenido el sistema en cuanto a la falta de flexibilidad, los errores de software, las políticas que varían según la ciudad o incluso la manipulación de la aplicación para impedir que ciertas personas continúen con sus actividades diarias como opositores políticos, periodistas, etc.
1. En 2021, las autoridades de varias ciudades ampliaron su definición de “contacto cercano” para incluir a las personas cuyas señales de teléfono celular hayan sido registradas a una distancia de hasta un kilómetro de una persona infectada.
2. China ha movilizado a 4.5 millones de los denominados trabajadores de la red para combatir los brotes.
3. El gobierno central le ha ordenado a la policía, así como a las compañías telefónicas y de internet, que compartan información sobre el historial de viajes de los residentes con los trabajadores comunitarios, para que puedan decidir si dichos residentes deben ser considerados de alto riesgo.
4. China ha registrado solo 3.3 muertes por coronavirus por cada millón de habitantes, en comparación con cerca de 2 600 por cada millón en Estados Unidos.
En estos años de pandemia muchas empresas han encontrado diferentes oportunidades de negocio en colaboración con los gobiernos. El acceso a la privacidad de la población china que ha concedido el gobierno por cuestiones de salud ha escalado para convertirse en una herramienta de control poblacional.
La pérdida de derechos y libertades como el libre tránsito y la libre expresión a cambio de seguridad no es un asunto mínimo, ya que se habla del ejercicio de poder despótico que empresas, gobiernos y élites podrían ejercer encontrando una excelente justificación con un tema de salud.