La soberanía y los 4 jinetes del apocalipsis

Cita: 

Ceceña, Ana Esther [2021], "La soberanía y los 4 jinetes del apocalipsis", Tramas y Redes, Clacso, Buenos Aires, diciembre, https://www.clacso.org/la-soberania-y-los-4-jinetes-del-apocalipsis/

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Diciembre, 2021
Tema: 
Amenazas a la soberanía del estado
Idea principal: 

Ana Esther Ceceña es Investigadora Nacional adscrita al Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM. Es profesora del Posgrado de Estudios Latinoamericanos de la misma universidad y coordina el Observatorio Latinoamericano de Geopolítica. Sus líneas de investigación se centran en el estudio de recursos naturales, movimientos sociales, militarización y hegemonía mundial.


La ambigüedad de la soberanía

La noción de soberanía ha acompañado al proceso de universalización del estado-nación como forma de organización de las sociedades. A pesar de que suponen una identidad colectiva difícil de comprobar, la soberanía de una nación o de un pueblo son mecanismos que sirven para cohesionar la defensa de un territorio o intereses que aparecen como representativos de “lo nacional” en la arena internacional.

En este marco, se presentan algunas reflexiones sobre las amenazas a la soberanía de los países de América Latina y el Caribe.

Estados imperiales

Al tiempo que el capitalismo construye un orden mundial homogéneo, este alberga “relaciones, de poder, asimetrías y heterogeneidades que tienden a modificar los límites territoriales de las naciones soberanas y sus territorialidades”.

Para el sistema-mundo moderno, los estados-nación han sido un modo de estructuración y disciplinamiento, así como un mecanismo de defensa de unos territorios ante otros. Este espacio metodológico es el que trata la teoría del imperialismo, la cual, señala las relaciones de fuerza entre los diferentes estados.

Las intervenciones del imperialismo van desde las intervenciones bélicas hasta aquellas menos visibles y que no son consideradas dentro de la acepción convencional de la guerra. Esto es lo que se ha denominado “la guerra de espectro completo”. Desde mi concepción, “lo militar se extiende hacia todas las esferas de definición de la vida en sociedad y subordina formas no militares a una lógica estratégica articulada”. Lejos de ser únicamente bélicas, las intervenciones se disputan los sistemas informáticos, el terreno con mayor impacto. Ejemplo, los sistemas de control de plantas nucleares, sistemas financieros, de suministro de energía u otros, que pueden resultar amenazantes para la soberanía de una nación.

“Los territorios se intervienen desde esta amplia gama de vertientes, buscando reconfigurar el sentido y la identidad colectivos, socavando, consecuentemente, la soberanía”. Esta disputa entre territorios y, por lo tanto, entre soberanías, es una constante en el sistema-mundo, cuya dinámica es expansiva, apropiadora/concentradora y objetivadora.

Se pueden identificar cuatro razones principales de esta tendencia a la ampliación:

1. La apropiación de las riquezas asentadas en los territorios en disputa, sean naturales o sociales.
2. La situación geográfica del territorio en cuestión.
3. La ocupación estratégica de territorios que impida coaliciones por parte del poder hegemónico.
4. Territorios en los que emergen fuerzas antisistémicas con capacidad para confrontar el orden mundial hegemónico.

Corporaciones

La segunda amenaza a las soberanías de los estados son las corporaciones. Estas intervienen y modifican “los terrenos de construcción de la vida”, muchas veces en contradicción o superposición a las políticas estatales.

Si bien la propiedad privada es protegida por el estado, esta es ejercida y reivindicada por sus beneficiarios, lo que resulta en muchos casos en territorios dentro de la Nación, pero fuera de la jurisdicción del estado (como es el caso de las corporaciones agrícolas o extractivas).

La escasez relativa de yacimientos o bienes naturales, así como el desarrollo tecnológico en los sistemas productivos, han incentivado la carrera por la ocupación privada del territorio. En este proceso, son las corporaciones gigantes las que van a la delantera, ya que cuentan con sistemas de producción globales y con la capacidad para modificar políticas públicas estatales y globales.

Las corporaciones gigantes impactan en los territorios al dejar espacios fuera de la jurisdicción del estado nacional (una metáfora visual puede ser la imagen de un queso gruyere). Al ser adueñados tales espacios por las corporaciones, las riquezas de los “territorios de densidad estratégica” se empobrecen, lo que provoca un debilitamiento de la “supervivencia, fuerza y cohesión interna” de un país. Esto sucede de igual manera cuando los territorios ocupados por bases militares extranjeras en un país quedan estrictamente bajo la jurisdicción del ocupante (ver dato crucial 1).

Las corporaciones gigantes “tienen una especie de societalidad interna propia que se ejerce de acuerdo con las condiciones de cada lugar donde se asientan”. Por ejemplo, en algunas partes del mundo, los ejércitos privados funcionan con mayor intensidad que los nacionales y son usados, entre otras cosas, para combatir la resistencia de las poblaciones a las actividades de las corporaciones.

Así, territorialidades y societalidades se superponen, lo que ocasiona una simultánea imposición y disolución de fronteras. La estructura de naciones contiene la expansión del capital y permite controlar las poblaciones, al tiempo que el capital encuentra formas de traspasarla (ver dato crucial 2).

Los territorios "estáticos y continuos" de los estados se enfrentan a “territorios archipiélago”. Es decir, territorios globales pero discontinuos, que se organizan como regímenes privados de gobierno. Son instancias con alto poder y agencia privilegiada, en donde las corporaciones (ver a Exxon Mobil como ejemplo paradigmático) tienen la capacidad de imponer o modificar políticas públicas y límites territoriales. Este dominio de las corporaciones es verificable al comparar sus ingresos con los de los estados (ver dato crucial 3).

Crimen organizado

Una tercera amenaza a la soberanía estatal es el crimen organizado. Las prácticas de abuso extremo ejecutadas por los cárteles no pueden ser toleradas o justificadas por las instituciones, sin embargo, el crimen organizado no es diferente en gran medida a las otras modalidades de acumulación del capital. Su presencia no es circunstancial, sino que cada vez más se reconoce como una regularidad.

Mediante el dinero, el crimen organizado somete a los estados, lo que les permite determinar la política o imponer nuevas geografías. Las “fuerzas del crimen organizando” operan en territorios que han ido transformando; imponen societalidades en ellos y cuentan con una capacidad bélica (muchas veces mayor a la de los estados) que garantiza su predominio. Este fenómeno es caracterizado por Hansen y Stepputat como “soberanías de facto”.

Sociedad y conflictos sociales

El cuarto jinete del Apocalipsis son los grupos sociales que forman parte de lo que se denomina “comunidad nacional”; las “relaciones de subordinación y conflicto” contra ellos fueron nombradas “colonialismo interno” por Pablo González Casanova. Con la formación de los estados-nación, las distintas societalidades, cosmovisiones y modos de vida dentro de sus territorios fueron permeados por “una visión societal única y excluyente”.

Ante la institución de la propiedad privada y la repartición de los territorios ancestrales que resultaron de la formación de los estados, los pueblos originarios se han mantenido en resistencia. Como respuesta, se han diseñado políticas integracionistas que rechazan “la visión y los modos de los no-occidentalizados”.

Más de cinco siglos después, las diversidades persisten y siguen combatiendo para asegurar su supervivencia, ya que, “la soberanía del Estado-nación no es equivalente a la soberanía del pueblo, es más bien su negación”.

La disputa entre los distintos grupos dentro de un estado no es solo por el espacio, sino también por el sentido de realidad.; las definiciones conceptuales de lo nacional y de la autodeterminación colectiva son distintas.

Territorio y estado

Los grupos negados por la creada comunidad nacional promueven la defensa del territorio de igual manera en que el estado-nación lo hace; aunque paradójicamente sea este mismo al que combaten. Mientras son enaltecidas por los estados, las invasiones territoriales que tienen como fin actividades extractivas, la construcción de mega infraestructuras, entre otras, son repudiadas y combatidas por grupos poblaciones que se ven afectados por estas.

Dado que los territorios se constituyeron antes que los estados, estos últimos no pueden erradicar las memorias y tradiciones albergados en ellos. Se debe reflexionar sobre el estado como forma de disciplinamiento, su relación con las comunidades que supuestamente forman parte de él, sobre los poderes que lo rebasan y lo mantienen como fachada, así como sobre su historicidad.

Las instituciones son creadas por fuerzas que se transforman con el tiempo. “Los Estados-Nación generados por un capitalismo emergente y en consolidación son traspasados, destruidos y violentados por el capitalismo maduro y en proceso de decadencia civilizatoria”.

Datos cruciales: 

1. Según datos de las bases militares oficiales y públicas de Estados Unidos (que, cabe resaltar, no son todas), la suma de la extensión territorial de estas alcanza 108 791 km2, el equivalente a la superficie de Guatemala (108 889 km2).

2. Uno de los elementos más destacados de corrosión de la soberanía de los Estados, reforzado por instancias de regulación global, es el Centro Internacional de Arreglo de diferencias relativas a Inversiones (CIADI) del Banco Mundial, en el que los estados pierden más de 90% de los diferendos, a quienes se les imponen multas altísimas, que a veces exceden el monto anual del Producto Interno Bruto (PIB).

3. Las veinte mayores corporaciones, en 2019, tienen un ingreso por ventas de 5.818.797 millones de dólares (mdd), lo que las coloca solo debajo del PIB de Estados Unidos (21 433 225 mdd) y China (14 279 937 mdd), de acuerdo con las mediciones de la revista Fortune (2019) y del Banco Mundial (2019). La región de América Latina y el Caribe completa alcanza un monto de 5 786 727 mdd de PIB generado en 2019, y sus negociaciones con el mundo están individualizadas, de manera que, incluso países como Brasil, con un PIB de 1 877 811 mdd, se encuentran en una situación asimétrica desfavorable frente a las corporaciones.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Las idea de soberanía es un punto de apoyo para analizar los cambios del capitalismo contemporáneo. Las transformaciones de los estados y los territorios, así como las que viven los diferentes sujetos implicados apuntan hacia una situación de debilitamiento de las soberanías y el predominio de los poderes económicos y fácticos. Aunque el pensamiento crítico y los movimientos latinoamericanos siguen anclando sus estrategias en la idea de soberanía, su carácter problemático y la ausencia de asideros para consolidar proyectos nacionales soberanos abren la puerta a nuevas reflexiones ¿cómo vivir en comunidad más allá de los marcos de los estados nacionales?