The U.S. is preparing war with China and Russia at the same time
Veneziale, Deborah [2022], "The U.S. is preparing war with China and Russia at the same time", MRonline, 27 de febrero, https://mronline.org/2022/02/27/the-u-s-is-preparing-war-with-china-and-...
Deborah Veneziale es periodista y editora. Ha trabajado en el sector de las cadenas de suministros globales por 35 años. Es investigadora colaboradora del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
Basada en un artículo de la revista Foreign Policy publicado el 24 de febrero de 2022, Deborah Veneziale afirma qué la política exterior de Estados Unidos siempre quiso promover las tensiones en Ucrania del Este, mismas que el 21 de febrero llegaron a un momento crítico con el reconocimiento que Vladimir Putin hizo de Donetsk y Luhansk como Repúblicas Populares.
La autora sostiene su postura ya que dicho artículo, titulado “Washington se debe preparar para la guerra con Rusia y China”[1] y escrito por Matthew Kroenig, colaborador del Scowcroft Center for Strategy and Security-Atlantic Council, refleja la visión diplomática y militar qué Estados Unidos tiene acerca de China y de Rusia: “Estados Unidos debe permanecer como la potencia mundial y por lo tanto no se puede permitir escoger entre Europa y el Indo-Pacífico; sino qué, Estados Unidos y sus aliados deben desarrollar una estrategia de defensa capaz de detener y, de ser necesario, vencer a Rusia y a China de forma simultánea” (p.1).
Participar en guerras simultáneas
De acuerdo con Kroenig, Estados Unidos se enfrenta a dos posibilidades. La primera reside en que, si Rusia se ve inmersa en una guerra con Ucrania, esta representaría un gran peligro para los intereses estadounidenses en Europa ya que el conflicto cruzaría fronteras y comenzaría afectar a los aliados directos de Estados Unidos. La segunda radica en que, si China decidiera invadir a Taiwán y ganar control sobre la isla, esto significaría la pérdida de control de Estados Unidos sobre Asia. A razón de lo anterior, las dos naciones representan un peligro para el compromiso de seguridad mundial de Estados Unidos.
El gigante norteamericano ve a Rusia y a China como sus principales adversarios a razón de que tienen un gran territorio, una gran historia, un profundo sentido de la cultura, nacionalismo y más importante, tienen una estrategia de defensa basada en armas nucleares; esto, pone en riesgo la hegemonía global de Estados Unidos y por lo tanto, la única forma de eliminar la amenaza es someter a las dos potencias a la hegemonía de estadounidense. En el caso ruso, a través del desmantelamiento de sus armas nucleares y en el caso chino, a través de una “revolución de color” que acabe con los líderes políticos chinos y con el comunismo.
Kroenig hace tres propuestas para ayudar a que Estados Unidos tome ventaja y subsecuentemente, logre vencer sobre las dos potencias mencionadas. En la primera propuesta, el autor resalta el hecho de que Estados Unidos no puede limitar sus recursos de seguridad nacional bajo ninguna circunstancia; al contrario, incita al gobierno estadounidense a incrementar su gasto de defensa. En segundo lugar, Kroenig sugiere que Estados Unidos debe incluir a sus aliados clave en la planeación militar, ya que esta acción llevará a una distribución de responsabilidades que agilizará la creación y producción de nuevas armas, así como la firma de acuerdos de inversión en el ámbito militar. Asimismo, menciona que los estadounidenses deben formular nuevos arreglos de seguridad que les faciliten movilizar su poder armamentístico cerca de China y Rusia. Como última proposición, el autor exhorta a Estados Unidos a hacer uso de sus armas nucleares para detener a su enemigo; en este caso, menciona que en caso de un conflicto armado, el gobierno estadounidense podría realizar ataques nucleares en lugares no estratégicos para infundir miedo en sus enemigos.
La continuación de décadas de estrategia contra Rusia
La política exterior que Estados Unidos sigue en la actualidad con Rusia, puede entenderse como la continuación de la estrategia que se siguió con la Unión Soviética (URSS) durante la Guerra Fría.
En 1972, después de la visita de Henry Kissinger a China y a propuesta del mismo, Estados Unidos inició una estrategia de “balance del juego de poder” con los gigantes euroasiático y asiático. Como parte de este balance, Estados Unidos se acercaba a la URSS para tratar de detener el ascenso de China; al contrario, cuando la Unión Soviética se presentaba como un peligro, los estadounidenses buscaban acercarse a China para debilitar a su enemigo soviético.
Dicha estrategia fue utilizada hasta la caída de la URSS en 1991, ya que con la llegada de Boris Yeltsin a la presidencia de Rusia, el gigante euroasiático se negó a abandonar su producción de armamento nuclear. A esta acción, en 2001, siguieron la retracción de Estados Unidos del Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM, por sus siglas en inglés) y la retracción de Rusia del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START II, por sus siglas en inglés). Hechos que no solo implican que Estados Unidos falló en desarmar a Rusia; sino que, dieron la pauta para que actualmente Rusia tenga desplegadas más de 5 mil cabezas nucleares en puntos estratégicos, mismas que permiten que Moscú mantenga una clara influencia en sus vecinos del Este europeo.
A razón de lo previo, Estados Unidos busca más que nunca debilitar o destruir a Rusia en lo económico, crear desestabilización política, confundir a los ciudadanos rusos, desmantelar a Rusia en pequeños países y más importante, eliminar su arsenal nuclear.
Mapa de Rusia desmantelada según la visión de Estados Unidos
Washington no ha sido capaz de cumplir ninguno de sus objetivos del párrafo anterior. Veneziale atribuye dicho fracaso a la población rusa, la cuál tras una larga historia de invasiones, siendo la más reciente la invasión de la Alemania fascista, ha desarrollado un nacionalismo y patriotismo fuertes, consecuencia de que la URSS fue el país que más vidas sacrificó durante la Segunda Guerra Mundial. La población china tiene sentimientos similares hacia su nación.
Este sentido de nacionalismo y patriotismo han provocado que, a pesar de las sanciones económicas y de las “revoluciones de colores”, tanto el régimen ruso como el régimen chino prevalezcan. Debido a ello, Estados Unidos tomó la decisión de escalar las tensiones en Ucrania, lo que forzó a Rusia a defenderse y por ende, proveyó la justificación para que los estadounidenses iniciaran una guerra híbrida, que comprende lo económico, lo legal, la propaganda, en contra de Rusia.
Al contrario de la opinión estadounidense y de sus aliados, Rusia nunca declaró una invasión sobre el Este ucraniano, para Moscú sus acciones son un acto de legítima defensa. Al respecto, desde el reinado de Catalina la Grande en el siglo XVIII, las regiones de Donetsk y Luhansk han sido muy cercanas a Rusia ya que gran parte de su población se identifica étnicamente como rusa y el resto, como pro-rusos. El problema reside en que en los últimos años, esta población cercana a Rusia ha sido amenazada y atacada por grupos ultranacionalistas y fuerzas neonazis procedentes de Ucrania Occidental, lo que impulsó a Moscú a proclamarse en defensa y a brindar ayuda a Donetsk y Luhansk.
Aunado a lo anterior, desde el fin de la Guerra Fría, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha llevado a cabo una expansión al Este europeo que viola el “acuerdo de caballeros” que Gorbachov hizo con Estados Unidos, en el cuál los norteamericanos prometieron que su zona de influencia no llegaría a ex-miembros de la URSS. Contrario de lo prometido, actualmente 14 países del Este de Europa se han unido a la OTAN y en 2018, Ucrania realizó cambios en su constitución para ser parte de la organización y de la Unión Europea. Lo último, representa una amenaza directa a la seguridad nacional rusa, ya que Kiev se encuentra a solo 760 km de Moscú.
Mapa de la expansión de la OTAN
La violación al “acuerdo de caballeros” mencionada, fue parte de una estrategia diplomática Estados Unidos llevó a cabo para mantener y volver incuestionable su hegemonía militar y económica. Esta estrategia iba más allá de contener al comunismo; en ella, Estados Unidos planeaba desarmar a Rusia y convertirlo en un aliado que más adelante lo ayudaría a contener a China, su enemigo más peligroso. No obstante, esta estrategia no sirvió debido a que la historia y el estatus internacional ruso, hacen inaceptable convertirse en seguidores de Estados Unidos.
En palabras de Veneziale, la situación actual en Ucrania es un resumen de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia: “Estados Unidos planea seguir adelante y Rusia no puede retroceder” (p.5).
Consenso dentro de la élite estadounidense
Estados Unidos tiene diversos think tanks que se enfocan y reflejan su política exterior. Los más importantes son el Council on Foreign Relations (CFR, por sus siglas en inglés), the Atlantic Council y el Center for a New American Security (CNAS, por sus siglas en inglés), los cuales tienen fuertes lazos con el complejo militar industrial estadounidense.
Dichos think tanks han publicado textos que de acuerdo con intelectuales chinos, tienen una visión anticuada, metodologías viejas y contenido de mala calidad; sin embargo, la autora afirma que China debe tomar en serio lo que exponen los artículos de estas instituciones. Lo previo, se debe a que estos think tanks han participado en la creación de estrategias o anunciado eventos con repercusiones en la seguridad nacional de una gran diversidad de países (Dato crucial 5 y 6).
Un ejemplo de ello, es que the Atlantic Council predijo que Rusia “invadiría” Ucrania, además de ser una organización que se vio inmiscuida en la guerra en Afganistán, en la Revolución Tunecina de 2010-2011 y en el movimiento Occupy Central with Love and Peace en Hong Kong; por su parte, el CFR desde su fundación en 2007, ha afirmado que Estados Unidos se verá envuelto en un conflicto con China y por lo tanto, necesitan crear una estrategia de contención en su contra.
Además de las predicciones de los think tanks, existe consenso de la élite política estadounidense en lo referente a su política exterior contra China y Rusia. Dicho consenso, busca ver a Rusia debilitada y desmembrada, y ve a China como la más grande amenaza para la hegemonía imperialista de Estados Unidos.
Desde este punto de vista, China se ha convertido en el principal enemigo de Estados Unidos desde la crisis financiera de 2008, en la cual el gigante asiático probó tener una economía sumamente fuerte. En este sentido, la élite estadounidense es consciente de que a Estados Unidos le será muy difícil acabar económicamente con el gigante asiático, por lo que buscan incentivar las guerras híbridas y de ser necesario, una guerra a gran escala para mantener la hegemonía estadounidense.
En un Estados Unidos, que de acuerdo con John Bellamy Foster, cada vez es más populista, neofascista, anti-ruso y anti-chino, la autora menciona que no sería una sorpresa que la próxima administración presidencial busque irse a la guerra contra China en la disputa por Taiwán. Siguiendo este pensamiento, finaliza su texto afirmando que las élites políticas estadounidense tienen los recursos, la voluntad y el poder adquisitivo de llevar a cabo dos guerras simultáneas contra China y Rusia, guerras en las que Estados Unidos no descarta el uso de armas nucleares, en un contexto mundial que cada vez se asemeja más al de la Guerra Fría.
[1] En el siguiente enlace se puede encontrar el texto “Washington se debe preparar para la guerra con Rusia y China” de Matthew Kroenig: https://foreignpolicy.com/2022/02/18/us-russia-china-war-nato-quadrilate...
1. Se estima que en precios de mercado, la paridad de poder adquisitivo (PPA) de Estados Unidos es de aproximadamente 24% del PIB a nivel global; por su parte, China y Rusia juntas representan solo 19%.
2. Tomando en cuenta la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, Kroenig afirma que Estados Unidos debe duplicar su gasto militar en un 5.6% de su PIB.
3. En conjunto, Estados Unidos y sus aliados militares formales, representan casi 60% del PIB a nivel global.
4. En términos de PPA, el PIB de China rebasó el de Estados Unidos en 2013. Se estima que para 2028, el PIB del gigante asiático en términos de intercambio de mercado repetirá la proeza.
5. El CFR, el cual tiene una gran influencia en el ámbito diplomático estadounidense, publicó un texto llamado "Relaciones E.U.A-China: 1949-2021", en el cual prevén una confrontación entre China y Estados Unidos.
6. El CNAS, desde su fundación en 2007, mantiene una postura en la que se visualiza a China como el gran contendiente de Estados Unidos. Siguiendo esa lógica, durante la administración de Barack Obama, este think-thank fue fundamental para la planeación de estrategia de rebalanceo de poder en Asia-Pacífico.
El texto de Veneziale es una afirmación de que la tensión dentro de la disputa por la hegemonía mundial, se agrava. Como parte de este agravamiento, no solo se ha manifestado que una guerra entre grandes potencias en más que probable; sino que, dicha guerra se saldrá de los métodos convencionales y buscará causar daños en todos los sectores: militar, económico y político, lo que tendrá repercusiones en el ámbito que las élites han dejado en su búsqueda de poder, el social y medio ambiente.
El artículo aporta elementos para el estudio de las relaciones cercanas de intereses entre las élites, los think tanks y el complejo militar estadounidense.