Defence is the best offence. Can tech reshape the Pentagon?

Cita: 

The Economist [2022], "Defence is the best offence. Can tech reshape the Pentagon?", The Economist, London, 13 de agosto, https://www.economist.com/business/2022/08/08/can-tech-reshape-the-pentagon

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Agosto 13, 2022
Tema: 
Empresas tecnológicas en el Pentágono
Idea principal: 

Poco después de que Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, abandonara Taiwán el 3 de agosto de 2022, China lanzó una serie de provocaciones contra la isla que reclama como propia. Un informe del Congreso en 2018 advirtió que Estados Unidos podría enfrentar una “derrota militar decisiva” contra China en una batalla por Taiwán.

China ha seguido socavando la superioridad militar estadounidense, incluida su ventaja tecnológica. Recuperar esa ventaja es una prioridad para el Departamento de Defensa estadounidense, y sería más fácil si los desarrolladores de software de Estados Unidos trabajaran más de cerca con sus fabricantes de armas.

Ahora los conflictos geopolíticos están haciendo que el sector de defensa "parezca más moral" y al mismo tiempo, la tecnología está cambiando la forma en que se libran las guerras. Las grandes empresas de tecnología y las empresas emergentes ven el presupuesto anual de adquisición de 140 mil millones de dólares del Departamento de Defensa como rudimentario.

Gigantes tecnológicos están buscando contratos con el Departamento de Defensa. La financiación para nuevas empresas aeroespaciales y de defensa se triplicó entre 2019 y 2021 llegando a 10 mil millones de dólares. En la primera mitad de 2022, estas empresas recaudaron 4 mil millones de dólares, un poco menos que en los últimos seis meses de 2021. El distanciamiento entre el crisol de la tecnología estadounidense y el Pentágono puede, en otras palabras, estar llegando a su fin. La bonhomía reavivada puede remodelar el poderoso complejo militar-industrial de Estados Unidos.

El Departamento de Defensa desempeñó un papel importante en la siembra de las primeras tecnologías de Silicon Valley, desde el radar hasta los semiconductores. La guerra de Vietnam cambió todo eso. El sentimiento contra la guerra impregnaba las salas de conferencias y los salones de la Universidad de Standford. Las protestas contra el conflicto llevaron a Stanford a prohibir la investigación clasificada y el reclutamiento militar en su campus de Palo Alto.

Ahora dos fuerzas están acercando Silicon Valley al Pentágono. El primero es el creciente riesgo geopolítico, ya que una creciente sensación de inseguridad está causando que los países refuercen sus presupuestos de defensa. Eso expandiría el mercado mundial para las empresas de tecnología que incursionan en la defensa. Anduril, que fabrica sistemas anti-drones y sistemas de defensa, buscará a los aliados de Estados Unidos para impulsar el crecimiento.

La segunda fuerza es la tecnología. La computación avanzada, y en particular la Inteligencia Artificial (IA), se abren camino en el sector de las armas y en los sistemas de mando y control que las conectan entre sí. El Pentágono está mirando más allá de sus contratistas habituales hacia lugares como Silicon Valley, cuyas habilidades de aprendizaje automático [machine learning] avergüenzan a los gigantes de la defensa como Raytheon o Lockheed Martin.

En lugar de comprar plataformas aisladas, al Departamento de Defensa le gustaría construir más redes de unidades de combate más baratas. En 2021, Israel demostró cómo podría funcionar esto al desplegar enjambres de drones conectados. El Pentágono espera hacer algo similar a través de su sistema de Comando y Control Conjunto de Todos los Dominios (JADC2), que permite compartir datos entre sensores y unidades de combate en tiempo real. Esto ha llevado a un cambio en la forma en que el Pentágono ve la tecnología.

La gran tecnología ya equipa a las fuerzas armadas y las fuerzas del orden con almacenamiento en la nube, bases de datos, soporte de aplicaciones, herramientas de administración y logística. Se espera que Alphabet, Amazon, Microsoft y Oracle se repartan el contrato de cinco años por 9 mil millones de dólares para operar la capacidad de nube de guerra conjunta (JWCC, por sus siglas en inglés) del Pentágono.

En 2021, Microsoft obtuvo un contrato de 22 mil millones de dólares por hasta 10m años para suministrar HoloLens, artefactos utilizados para simular batallas del entrenamiento para ejército. También está ayudando a desarrollar el sistema de gestión de batalla de la fuerza aérea, cuyo objetivo es integrar fuentes de datos de todo el campo de batalla.

Las empresas más pequeñas también ven una oportunidad. Anduril obtuvo un contrato para construir defensas anti-drones por un valor de mil millones de dólares durante diez años. Skydio ganó un contrato para vender drones por valor de 100 millones de dólares al Ejército de Estados Unidos. Palantir es una de varias empresas de tecnología con contratos para desarrollar la visión de JADC2. Raytheon seleccionó a C3.ai, una empresa de software para desarrollar IA para un sistema de orientación de precisión de largo alcance.

La mayoría de las nuevas empresas más pequeñas están "esperando para ver si van a obtener un contrato importante". Eso parece ser de interés no solo para las empresas tecnológicas, sino también para el Pentágono. En 2020, Estados Unidos finalmente derrotó a China en uno de los juegos de guerra del Departamento de Defensa. La jugada ganadora fue el lanzamiento de sistemas inteligentes habilitados por software como JADC2.

Datos cruciales: 

1. El 8 de agosto de 2022, Palantir, una empresa de análisis de datos que cotiza en bolsa y que trabaja con espías, informó ingresos del segundo trimestre mejores de lo esperado: de 473 millones de dólares, un aumento interanual del 26%.

2. Citigroup calcula que 2% del PIB pasará a ser ignorado para el gasto en defensa entre los miembros de la OTAN .

Nexo con el tema que estudiamos: 

Las empresas estadounidenses de tecnología cada vez más están teniendo presencia y participación en la creación de armamento de grado militar con corporaciones militares de Estado, con la finalidad de superar la capacidad militar y tecnológica de China y no caer en una posible guerra por defender Taiwán.