With Ban on Micron, China Escalates Microchip Clash With U.S.
Mozur, Paul y John Liu [2023], "With Ban on Micron, China Escalates Microchip Clash With U.S.", The New York Times, New York, 22 de mayo, https://www.nytimes.com/2023/05/22/business/micron-technology-china-ban....
Paul Mozur es corresponsal mundial de tecnología de The New York Times, con sede en Taipei. Anteriormente escribió sobre tecnología y política en Asia desde Hong Kong, Shanghai y Seúl. Formó parte del equipo que ganó el Premio Pulitzer 2021 al servicio público por la cobertura de la pandemia de coronavirus.
John Liu es un reportero taiwanés establecido en Yangon que trabaja para The Myanmar Times. Escribe sobre la transición económica y política de Myanmar. Trabaja en varios departamentos y cubre una amplia gama de temas, como las inversiones extranjeras, la crisis rohingya y la industria energética.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China por el liderazgo tecnológico continúa. En un repentino pero claro movimiento, el gobierno chino —específicamente el Organismo de control de internet de China—prohibió la participación del fabricante de semiconductores estadounidense Micron Technology acusándolo directamente de “problemas a la ciberseguridad relativamente graves”. Desde el punto de vista político esto representa una contraofensiva china frente a las represalias comerciales de Estados Unidos.
Dicha prohibición también muestra el calibre del gobierno chino a la hora de tomar medidas cruciales; debido a su carácter autoritario, las empresas no tienen más opción que seguir las instrucciones gubernamentales. En tal sentido, el gobierno estadounidense junto con sus políticas restrictivas anunciadas en 2022 sobre el bloqueo al acceso de semiconductores y tecnologías esenciales para la fabricación de equipos de tecnología avanzada (desde electrodomésticos hasta supercomputadoras), no ha resultado tan autoritario puesto que las empresas estadounidenses han encontrado formas de evadirlo y continuar con sus operaciones dentro y fuera del mercado chino, tal como sucedió con Huawei.
En China, esto también representa una medida más para impulsar a su sector tecnológico nacional. Ciertamente, se ha dejado claro que no se trata tampoco de sustituir todo con productos nacionales sino desarrollar capacidades para evitar la dependencia excesiva.
Así, entre hackeos informáticos y políticas para adquirir la propiedad intelectual por parte de China junto con el peligro de confiar en la “vulnerable” tecnología estadounidense, los semiconductores (cada vez más sofisticados) han sido el punto crucial en esta guerra tecnológica al ser esenciales para el funcionamiento de cualquier dispositivo electrónico. Mientras Estados Unidos esperaba estrangular la tecnología china con estas medidas, el gobierno de Xi JinPing concedió subsidios a los fabricantes nacionales.
Los subsidios del gobierno chino ayudaron a mantener en pie a la tecnología nacional con piezas menos sofisticadas, tal es el caso de la fabricación de chips de memoria y lógicos con la capacidad suficiente para funcionar en teléfonos inteligentes y coches más baratos. Ante esto, el gobierno de Joe Biden promovió políticas similares en octubre de 2022 con subsidios a las empresas nacionales de semiconductores. China lo ha catalogado como una acción principalmente política.
El bloqueo a la empresa Micron Technology es en parte la respuesta de China a las políticas restricitivas estadounidenses. En palabras del economista chino Teng Tai, impedir la entrada a competidores de Estados Unidos tiene sentido desde un punto de vista estratégico (aunque China sigue dependiendo de Estados Unidos para obtener chips avanzados); el último objetivo de las represalias contra Micron es instar a empresas estadounidenses a contenerse para que se pueda seguir promoviendo la cooperación tecnológica y comercial.
Finalmente, quedará por ver cómo se llenará el vacío que dejará Micron Technology con un valor en ventas en China que ascendieron a 3.3 mil millones de dólares en 2022. Bien podría beneficiar a los fabricantes nacionales chinos o quizás instar a algunos países “aliados” de Estados Unidos —como Corea del Sur— a repensar qué tanto les conviene seguirlo ciegamente.
A pesar de las medidas gubernamentales, la competencia sino-estadounidense mantiene sus coordenadas centrales: codependencia económica y medidas restrictivas limitadas. Al parecer, la interdependencia entre estas potencias solo podrá ser alterada por un evento mayor de carácter militar, pues la dependencia china de tecnología estadounidense se equilibra con el interés de las corporaciones estadounidenses por el mercado chino.
La presente nota deja ver que Estados Unidos no se podrá librar de la globalización y el libre comercio aceleradamente como así lo desea, muestra de ello es la laxitud de sus políticas restrictivas en la práctica puesto que sus empresas transnacionales han hecho casi oídos sordos a los vetos de empresas chinas; siendo un mercado demasiado grande, es lógico que sus empresarios velen por sus intereses en la nación asiática, desestimando las decisiones de sus gobernantes. Si fuera el caso contrario, Huawei ya no existiría hoy en día, algo que también denota que la influencia estadounidense en el terreno internacional sigue en picada.