A growing problem. China is obsessed with food security. Climate change will challenge it
The Economist [2023], "A growing problem. China is obsessed with food security. Climate change will challenge it", The Economist, London, 15 de julio, https://www.economist.com/china/2023/07/13/china-is-obsessed-with-food-s...
Las inundaciones, sequías, olas de calor y fuertes lluvias en China provocan que la fuente de alimentación (granos, hortalizas, ganado) de su población, peligre. The Economist señala que atribuir solo al cambio climático todos los efectos de los fenómenos naturales sobre el sistema alimentario es cuestionable. Aún así, es claro que en la medida que las condiciones del planeta se agravan, los fenómenos naturales extremos aumentan su frecuencia y gravedad.
Satisfacer las necesidades alimentarias en China es crucial dado que el incremento en el tamaño de su población ha urbanizado varias zonas del país, disminuyendo la cantidad de tierras cultivables. Esto ha hecho que la nación asiática recurra a las importaciones de productos primarios para asegurar las necesidades calóricas de una población que, en buena parte, todavía se encuentra en la pobreza.
Esto también es importante porque las tensiones geopolíticas de China con Occidente se suman a los problemas derivados del cambio del clima, que en última instancia pondría en una situación crítica la autosuficiencia alimentaria de la nación asiática (datos cruciales 1 y 2). Además, es un tema elemental en la agenda política del Partido Comunista Chino (PCC) puesto que se juega su legitimidad frente a los ciudadanos, quienes aún recuerdan la hambruna provocada por las políticas de Mao Zedong en 1950 y sus efectos catastróficos sobre la población.
Ante los escenarios que pueden derivar del incremento de temperaturas, The Economist sugiere soluciones para no afectar a los cultivos y ganado (dato crucial 3) en China. En tal sentido, se sugiere que los alimentos se trasladen hacia invernaderos donde puede controlarse la temperatura y humedad y así aumentar los rendimientos (dato crucial 4); asimismo, se puede trasladar la siembra de cultivos hacia las zonas más convenientes, y por último, mover al ganado hacia interiores para sobrellevar el calor extremo (prácticas que de hecho ya comenzaron a hacerse en la industria porcina y láctea en China).
Semillas mágicas
El cultivo de cereales presenta un reto más difícil porque necesitan de grandes espacios para cultivarse y las semillas tienen que hacer frente a los cambios de clima, así como a la de gestión de recursos hídricos.
En este contexto, para resistir a sequías e inundaciones, el gobierno chino ha optado de manera cautelosa por semillas genéticamente modificadas para arroz, trigo, maíz y otros cultivos. Algunas las importa de Argentina y otras de Estados Unidos, país que lo ha acusado de robo de propiedad intelectual (por usar sus semillas). Ciertamente en el largo plazo, China espera hacerse autosuficiente en este tema.
Asimismo, China mejora y amplía la infraestructura de sus sistemas de irrigación para contrarrestar el impacto de las sequías (dato crucial 5). Del mismo modo, también ha optado por la siembra de nubes (inyectan productos químicos en las nubes para que el vapor se condense y caiga en forma de lluvia) para crear más lluvia donde se necesita; sin embargo, no se tiene certeza de que esta técnica haga que se precipite más agua de la que se precipita en un chubasco común.
Por último, se encuentra el tema de la adaptación de los agricultores chinos, quienes son mayoritariamente ancianos y tienen que exponerse a los efectos del cambio climático. En suma, los agricultores chinos tienen que atenerse a las pérdidas económicas y de salud derivadas de los cambios de temperatura sobre sus cultivos.
1) China cuenta con 20% de la población mundial pero posee menos de 10% de tierra cultivable.
2) Un estudio financiado por el Ministerio de agricultura chino encontró que más sequías podrían reducir el rendimiento del maíz, trigo y arroz en 8% en 2030.
3) La infografía 1 pronostica el grado de afectación que sufrirían los cultivos de trigo, maíz y arroz en China de 2000 hasta 2041-2059, bajo el supuesto de emisiones muy altas de gases de efecto invernadero. Dichas emisiones son representadas como incremento de temperatura en la escala de -600 (el rojo más intenso) hasta 400 (el azul más intenso), siendo este último parámetro el clima más extremo. En tal sentido, el ejercicio hipotético no sugiere incrementos de temperatura tan abruptos en China para el periodo seleccionado pero sí indica que la región norte del país asiático es la que más se calentará.
4) En 2023, el estado chino hizo un llamamiento para que 40% de las hortalizas se cultiven dentro de instalaciones como invernaderos para 2030 debido a que el agua y el abono se aprovechan mejor. En el presente año estas prácticas representan 30% de los vegetales cultivados.
5) El gasto público en infraestructuras hídricas en China superó 1 billón de yuanes (129 miles de millones de dólares) en 2022. Esto representó 44% más que en 2021.
6) El gobierno chino comenzó a registrar la temperatura y las precipitaciones de su territorio hace 61 años. Tomando eso en consideración, el verano de 2022 se consideró el más caluroso y seco.
Esta nota representa la adaptación climática frente a la degradación de las condiciones del sistema Tierra, otro de los problemas que vienen de la mano con el colapso del sistema. Así, lo que sucede en China con la agricultura y ganadería no es un caso aislado, porque en todas las regiones del mundo los cambios bruscos de temperatura han afectado a diferentes actores, siendo los campesinos de los países más pobres los más afectados.
En otro sentido, analizar las dinámicas que se presentan en la agricultura de subsistencia refleja cómo los campesinos no han tenido si quiera la posibilidad de pensar en la obtención de un excedente económico derivado de las prácticas agrícolas porque su realidad social refiere al principio de Safety first (seguridad ante todo) planteada por James A. Roumasset, donde el campesino prefiere minimizar la probabilidad de un desastre en lugar de maximizar sus ganancias. Ganancias que están sujetas a precios de mercado que terminan favoreciendo más a quienes poseen mayores capacidades económicas y técnicas, como las empresas transnacionales.