Ensayos sobre el abismo: políticas de la mirada, violencia, tecnopolítica

Cita: 

Reguillo, Rossana [2023], "Ensayos sobre el abismo: políticas de la mirada, violencia, tecnopolítica", Encartes. Revista digital multimedia, 6(11): 3-36, https://doi.org/10.29340/en.v6n11.317

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Marzo, 2023
Tema: 
Reflexiones sobre la mirada, la violencia y la tecnología
Idea principal: 

    Rossana Reguillo es doctora en ciencias sociales con especialidad en antropología social por el CIESAS-Universidad de Guadalajara, es profesora-investigadora del Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO, sus principales líneas de investigación versan sobre comunicación, culturas urbanas y culturas juveniles.


    El texto agrupa con fines analíticos tres dimensiones muy importantes de las transformaciones actuales. Una es el deterioro institucional, otra el estallido de los pactos sociales y, por último, el agotamiento de los ecosistemas biológicos y sociopolíticos. El objetivo es reflexionar sobre el impacto de estas transformaciones en las formas de pensar y abordar el trabajo crítico en la producción de saberes. Se trata de poner en el centro la pregunta por la imaginación metodológica para iluminar el trabajo académico, que usualmente está atado a metodologías desarrolladas para contextos muy distintos del actual.

    Asimismo, el texto desarrolla tres ejes, el análisis de imágenes y los regímenes de visibilidad; la violencia y lo atroz; y el análisis de redes mediante grandes volúmenes de datos. Estos tres ejes son fundamentales para profundizar la comprensión sobre la producción social de sentido y las dinámicas de poder.

    Políticas de la mirada: Entender la (in)visibilidad

    El libro de ensayos Horizontes fragmentados. El desorden global y sus figuras (2005) se centra en los regímenes de visibilidad, una de las categorías fundamentales del análisis de Rosana Reguillo. Dicho concepto refiere a complejas construcciones sociohistóricas que se articulan en:

    a) Formaciones sociohistóricas particulares. Por ejemplo: centro/periferia o modernidad/transmodernidad. Es decir que la in-visibilidad siempre está situada.

    b) Instituciones socializadoras e intermediarias que moldean lo visible y lo in-visible, como la familia, la escuela, la industria cultural, entre otras. Se aprende a ver y esto tiene repercusiones culturales y sociopolíticas.

    c) Lógicas de poder político que derivan en poder cognitivo. Los sujetos que determinan qué es lo visible y lo invisible configuran lo que podemos conocer y enunciar.

    Primero, Reguillo se preguntó por las tecnologías de la mirada y su relación con las ciencias de proximidad-lejanía, es decir, las miradas y entendimientos de lo lejano y lo cercano (una especie de analogía entre el telescopio y el microscopio). Pero después, pasó a una metarreflexión centrada en las disputas por la representación de la realidad; pues las formas de mirar, siempre producidas y nunca neutrales, permiten adentrarse en el terreno de la disputa sociocultural por la definición legítima de lo real.

    Poco a poco el interés de Reguillo por las políticas de la mirada fue aumentando. Las políticas de la mirada son un conjunto de técnicas y estrategias que de forma cotidiana administran la forma en que percibimos y en que somos percibidos, se trata de políticas de la vida cotidiana que se vuelven invisibles porque, precisamente, vemos a través de éstas.

    Sobre las políticas de la mirada es preciso destacar tres planos. Primero, la forma en que la mirada construye representaciones que se asumen como -ordenes naturales-, doxas que no admiten ningún cuestionamiento. El segundo plano es la construcción de la invisibilidad que domestica lo real para no mostrar, para que los ojos no vean. Finalmente, el proceso de estetización y vaciamiento de lo que es mirado, que lo visto pierda su significado, que el consumo de imágenes solo sea estético y no político.

    Hay que abordar las formas de mirar la violencia, lo atroz. Para esto es interesante focalizarse en determinadas imágenes, en escenas límite que alteran lo cotidiano, pues producen conocimiento sensible; es decir imágenes que producen emociones que conmocionan y transforman. La mirada es un espacio de conflicto entre lo que produce conocimiento sensible y lo que es visto pero ha sido vaciado de significado.

    Para la discusión es importante destacar dos ideas clave. Una de estas ideas, siguiendo a Foucault, es el obsesivo poder de control y vigilancia que busca someter todo lo distinto, lo anómalo, que elimina el exceso de significantes mediante técnicas diseñadas para reducir la incertidumbre y fijar límites precisos para el ejercicio del poder. La otra idea, siguiendo a Barthes, tiene que ver con los artificios del mensaje lingüístico como dispositivo de control sobre la imagen, que opera mediante la normalización social y el control de las emociones. La imagen porta una intensidad emocional que es dominada mediante la razón letrada y la represión cartesiana de las pasiones.

    Primer Encuadre: Escena de tortura

    En 2004 circularon por televisión fotografías y videos que mostraban el trato que recibían los prisioneros iraquíes en el antiguo centro de detención de Sadam Huseín que el gobierno estadounidense renombró como Camp Redemption. El material era brutal y diecisiete militares estaban implicados en los casos de tortura. Algunos de estos militares, como Sabrina Harmon y el propio sargento a cargo de la cárcel, Iván Chip Frederick, destacan por su porno-sadismo (Dato Crucial 1).

    La información más relevante que proporcionan dichas fotografías es la de la complicidad de la mirada y el de sus grotescas consecuencias. En otras palabras, la mirada sobre las fotos propone un pacto de lectura en el que todos nos vemos involucrados en una escena que solo podemos resistir transformando el cuerpo torturado en una anomalía y vaciando de humanidad al cuerpo sometido.

    En esta fotografía, el perfil de Sabrina Harmon muestra que el prisionero es dócil, que no opone resistencia, que no hay fuerza bruta; aunque hay un pequeño gesto pues con uno de sus brazos el prisionero ejerce fuerza para impedir que su cabeza llegue al suelo. Ese pequeño gesto representa un punctum, es decir un detalle que atrae la mirada y muestra que quien toma la foto se encuentra ahí, que esa es su videncia y no puede capturar el objeto total sin ese detalle. En esta fotografía, el brazo es una mínima muestra de humanidad, es un minúsculo gesto de resistencia que el -arte- del fotógrafo no puede aislar, y al mismo tiempo se convierte en información incómoda. A pesar de todo, el escenario, el brazo se convierte en una línea de fuga indicando que la dominación no es total; por tanto, la anomalía no logra instaurarse totalmente pues el sujeto apela, con un gesto mínimo a su humanidad.

    Segundo Encuadre: El cuerpo roto y la guerra de necropsias

    Em marzo de 2007 Ernestina Asencio, una mujer de 73 años de un pueblo originario en Zongolica, Veracruz, fue brutalmente violada y asesinada por varios militares. En un primer momento las autoridades locales confirmaron lo sucedido y levantaron una autopsia que señalaba que Ernestina fue violada y falleció por múltiples traumatismos. En consecuencia se levantó una investigación al interior de las autoridades federales en la que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) jugó un papel clave. Pero Felipe Calderón, en ese entonces presidente de México, declaró que no hubo ninguna violación, que Ernestina murió por gastritis crónica y anemia aguda asociada al sangrado digestivo, y que no había ningún rastro de que fuera violada por las fuerzas armadas.

    La fotografía de Ernestina que circuló en los medios fue impactante, muestra una horrible deshumanización, una apropiación terrible del cuerpo roto e inerte. Se trata de una foto filtrada que se convirtió en el centro de una disputa nombrada como -guerra de necropsias-, en las que por una parte estaba la necropsia realizada por los peritos locales, y por otro lado la practicada por especialistas federales y personal de la CNDH.

    Los informes presentan narrativas antagónicas. Mientras uno ve gastritis y anemia por sangrado intestinal, otro claros signos de violación y traumatismos. Ante este panorama surge la duda por cómo un cuerpo inerte puede responder de forma tan contradictoria a la mirada de la ciencia forense. Ante informes tan distintos la opinión pública se dividió, y, una vez más, el cuerpo de Ernestina se volvió “motivo de disputa y enfrentamiento político y la víctima qued[ó] fijada en esa imagen terrible que la congela e invisibiliza su condición humana” (p.12). El cuerpo medido y analizado, se vuelve portador de indicios, el cuerpo roto confirma la disputa política por establecer la narrativa legítima. La cuestión clave es que el cuerpo roto sigue atado a la verdad política que el soberano instala para protegerse.

    Con estos dos ejemplos se puede afirmar que la fotografía estructura acontecimientos, donde el objetivo de la escena es encuadrar la interpretación de la mirada tanto de quién toma la foto como de quien la produce. Los cuerpos de prisioneros iraquíes torturados y el de Ernestina se convierten en vidas desechables, sobrantes, no llorables, el poder los somete a estrategias de vaciamiento interpretativo o los instrumentaliza para normalizar el ejercicio de la violencia.

    Violencias, el abismo de lo atroz

    En 2009, la artista Teresa Margolles y el curador Cuauhtémoc Medina presentaron la obra artística ¿De qué otra cosa podríamos hablar? en la que mediante trozos de tela con sangre de víctimas de ejecuciones se muestra la atrocidad de las violencias en nuestro país. De esta obra, una pieza destacable es “Tarjeta para picar cocaína”, que consiste en repartir tarjetas de plástico duro en las que uno de sus lados muestra el rostro de una persona asesinada. Se trata de un recurso para obligar al público a tomar conciencia de su eventual participación en la economía de sangre.

    Siguiendo a Adorno, se puede decir que, en una época de horrores incomprensibles solo el arte pueda dar cuenta de la materialidad y brutalidad de la verdad; en este sentido, el trabajo de artistas como Margolles es crucial para hablar de lo atroz, sin caer en la espectacularización o en la banalización. La verdad que aparece (Enríque Díaz 2021) en la obra de Margolles muestra de forma apabullante los efectos de la violencia vinculada al narcotráfico.

    La cuestión es, si esa pieza puede provocar una transformación en la sensibilidad tecnosocial; es decir, si la obra puede conducir a la reflexión sobre aquello que los poderes gubernamentales y mediáticos callan, ocultan y normalizan. El arte y el perfomance tienen el potencial de acceder a regiones de la experiencia, activar emociones, sentidos, dolores y significados, que no logran ser despertados por otros medios como el periodismo o la academia tradicionales.

    La subjetividad trastocada

    Además del arte, la crónica, el periodismo de investigación y el trabajo documental pueden producir conocimiento sensible. Es urgente usar otras cartografías para mapear la geografía de los miedos, producir otras hablas, otras narrativas. Diseñar gramáticas del horror que haga de los mapas lugares de representación simbólica que nos permitan documentar la catástrofe al tiempo que nos guían para encontrar alternativas.

    Cartografías digitales y sus desafíos: registros y algoritmos

    La acelerada evolución tecnológica de los últimos años ha redefinido todas las dimensiones de la vida social. Esto no ha implicado la resolución de los enormes problemas sociales; pero sí se han creado las condiciones de posibilidad para hacerlo. Asimismo, el desarrollo de las diversas ciencias del campo tecnológico y su hibridación con las ciencias sociales y las humanidades construye importantes y prolíficas conexiones. Se fortalece la cultura del do it yourself, la ética hacker, la producción entre pares.

    De forma creciente, el conocimiento se va produciendo en red, con la combinación de saberes que provienen de distintos campos mediante proyectos e investigaciones basadas en el aprendizaje colaborativo a través de múltiples herramientas tecnológicas. La aparición de redes sociales reconfiguró internet y las formas de sociabilidad. Redes como Facebook revolucionaron lo que se entiende por espacio público, interacción, comunicación y la propia forma de producir conocimiento. Para abordar la relación entre tecnología, innovación y espacio público es útil abrevar del conocimiento de la cibernética, la teoría del actor-red, y la tecnopolítica.

    De la cibernética a la tecnopolítica en clave social

    El crecimiento exponencial de los datos del mundo no ha resuelto los problemas sociales, pero han creado las condiciones de posibilidad para hacerlo.

    La teoría del actor red

    La teoría del actor red (TAR) plantea que lo social es construido por conjuntos temporales de ensamblajes de diversos elementos que se irán reconfigurando por factores internos y externos. La TAR propone una metodología de investigación que pone en el centro conjuntos de asociaciones (que pueden ser desde naciones hasta equipos deportivos) que se rearticulan de manera constante a través de elementos aglutinadores. Desde la perspectiva de la TAR es un error metodológico tomar esos conjuntos de asociaciones como entidades cerradas o aisladas; pues este enfoque busca investigar la multiplicidad de relaciones que un determinado conjunto de relaciones articula con los demás elementos con los que interactúa. Y, precisamente, mediante la lógica de la TAR se analizan las interacciones en redes sociales.

    En las ciencias sociales, el impacto de la TAR ha ayudado a construir pensamientos más abiertos y relacionales. Lo social no es una cosa homogénea, y el desafío para abordarlo consiste en rearticularlo con diversos elementos heterogéneos (Latour, 2008). En otras palabras, la TAR busca asumir la heterogeneidad de diversos elementos y las conexiones que hay entre éstos (aun cuando aparentemente no la haya); por ejemplo, la conexión entre democracia, feminismo, y tecnología. Por tanto, es un error separar lo social de otro tipo de asociaciones, como las de otras especies bióticas, pues lo social no constituye un dominio especifico de la realidad, sino que es un principio de conexiones.

    Siguiendo esta línea de pensamiento, Reguillo se pregunta qué color tiene una tragedia, cuáles son los emojis de un sentimiento, y si la tragedia tiene rostro. Para estas dudas hay que preguntar a los datos por las conexiones, abordando lo digital como un modelador de la producción social de sentido. Los emojis permiten captar las tonalidades afectivas de las conversaciones digitales, tal como mostró el cambio de narrativa cuando en el terremoto del 17 de septiembre de 2017 en México, se pasó de la alerta por sismo a la verificación de la catástrofe.

    La tecnopolítica

    Desde finales del siglo XX se ha transitado de forma muy acelerada hacia la organización en red. Es decir, que se transitó del control monopólico de los medios mediáticos tradicionales, a la autotransmisión que ha posibilitado la Web 2.0 y la proliferación de redes, plataformas, y aplicaciones que democratizan el espacio público al desestabilizar los lugares tradicionales de enunciación.

    El término Web 2.0 sirve para describir la posibilidad que se da mediante los servicios de internet de brindar participación a los usuarios, que pasan de ser consumidores a producir sus propios contenidos. Se trata de una arquitectura de la participación en la se multiplican distintas formas de organización en internet, produciendo nuevas gramáticas, políticas y formas de participación ciudadana.

    Activistas-intelectuales del movimiento autodenominado #15M plantearon el concepto de tecnopolítica (2012) como una reapropiación de las redes sociales corporativas y la creación de herramientas libres que, junto a estrategias hacktivistas de gran escala, sirvan a la organización y comunicación político-vírica y la creación de un nuevo campo de experimentación sociotécnica. La tecnopolítica “opera como una herramienta de transformación radical en las culturas políticas, en el aprendizaje, en las formas organizativas, en la comunicación, que rompe el esquema emisor-mensaje-receptor, para constituirse en un mapa complejo de multitudes conectadas y en interacción constante” (pp.20-21).

    La tecnopolítica es el eje que articula la indignación que moviliza a una diversa gama de sujetos que interactúan en el espacio-red para intervenir en el espacio público a través de las tecnologías conectivas. Esto sucede pues ahora las personas cuentan con nuevas herramientas para construir espacios informativos y de discusión. Los sujetos se vuelven productores de contenido, críticos de la información, favoreciendo la creación de imaginarios colectivos sobre las cuestiones que las personas identifican como los problemas del común que nos interpelan en comunidad de formas tanto cognitivas como emocionales. Algunos de estos casos se pueden ver con la viralización que tuvieron los casos de Ayotzinapa y el movimiento #Yosoy132.

    Con la irrupción de internet la participación como mecanismo de conexión deja de estar situada en un espacio regulado para abrir las posibilidades mediante un sistema multicapa en el que la información, la atención y el afecto se concentran y difunden mediante diversos dispositivos que están conectados entre sí. Estas relaciones convierten las conexiones digitales en puntos de entrada a un espacio global. Además, mediante la ciencia de redes y el big data aumentan las posibilidades de crear conocimiento situado, abierto y reproducible. De tal manera que la tecnopolítica se constituye como una estrategia de producción de conocimiento que permite experimentar e intervenir en aspectos sensibles de la realidad.

    Bajo estos enfoques, el laboratorio en el que colabora Reguillo, Signa_Lab, analizó el brutal feminicidio de Ingrid Escamilla. Mediante el seguimiento del caso se observaron dos narrativas antagónicas, una que luchaba por dignificar a Ingrid y otra que convirtió el terrible suceso en un espectáculo difundiendo las fotos del cuerpo de Ingrid.

    La información obtenida mediante Google Trends, una herramienta que permite medir y analizar las búsquedas en Google, muestra que la violencia ha colonizado gran parte del imaginario en México. Los resultados de los datos indican que en un primer momento la mirada que predominada sobre el caso de Ingrid estaba anclada a las gramáticas del terror. En otras palabras, la forma de acercarse al caso se basaba en el consumo de información “heredado de estrategias mediáticas que tienden a atenuar la sensibilidad frente a la barbarie” (p.25); en el caso de Ingrid las búsquedas utilizaban palabras que muestran una narrativa que exacerbó la brutalidad del feminicidio.

    Ante la dinámica que adquirió el comportamiento en las redes, la inteligencia colectiva de la comunidad digital/presencial de afectos buscó revertir la forma terrible del relato de la violencia, y logró viralizar miles de imágenes y paisajes bellos para apagar el horror. Se trató de una resistencia colectiva frente a la colonización del horror.

    Bitácoras Covid-19

    La pandemia de coronavirus transformó el modo de hacer trabajo académico, algunos de los ejemplos más evidentes son el trabajo mediante aplicaciones como Zoom (Dato Crucial 3).

    En el monitoreo que realizó Signa_Lab al inicio de la pandemia, se encontró que uno de los hashtags más utilizados por personas hispanohablantes durante las primeras semanas de pandemia fue #Cuandoestoseacabe. Las emociones vertidas en las conversaciones con dicha etiqueta se relacionan con deseos como visitar personas queridas o ir de vacaciones. Además, este hashtag se vinculó a #compra local, el cual invitaba a favorecer al pequeño comercio.

    Después de dicho análisis, Signa_Lab, dio seguimiento a palabras relacionadas con emociones. Los resultados arrojaron que al inicio de la pandemia afloraron palabras que daban cuenta de lo que experimentaba la sociedad, de sus preocupaciones y sus miedos. De hecho, algunas de las palabras más buscadas fueron insomnio, pesadilla (usada para describir la situación de pandemia), miedo, y tristeza. Cabe destacar que la palabra esperanza no adquirió una preponderancia algorítmica.

    Por tanto, se observa que el inicio de la pandemia configuró un escenario de pasiones tristes, activadas por la precariedad, la exclusión, la vulnerabilidad, y la incertidumbre.

    Analizar grandes volúmenes de datos permite observar la realidad de otra forma. Las redes operan como sistemas de paso, sus trayectorias están abiertas, pero se intersecan.

    A modo de cierre

    Para cerrar articulando los tres ejes que guían el trabajo de Reguillo, se presenta un análisis realizado en Signa_Lab sobre el caso del asesinato de la periodista Lourdes Maldonado. Dicho laboratorio rindió un homenaje digital al tiempo que realizó una denuncia mediante un mural con diversas publicaciones en Instagram que referían a la periodista y que conformaban una imagen de cuando Maldonado fue a la conferencia matutina del presidente López Obrador a denunciar que estaba siendo amenazada. El asesinato de Lourdes fue atroz. La representación mural de este tipo logra activar reacciones y sentimientos empáticos que se derivan de todo lo que dicen las múltiples imágenes que conforman el cuadro.

    El siguiente mural de una mujer con un hiyab, realizado cuando los talibanes ingresaron a Kabul el 15 de agosto de 2021, fue un acto de solidaridad con las mujeres afganas. El mural está compuesto por rostros de mujeres con velo, con el rostro descubierto y de la bandera de Afganistán. No es solo una representación estética vaciada de sentido, se trata de una manera procesal que deja rastro del posicionamiento de las personas frente a un acontecimiento.

    Las nuevas herramientas tecnodigitales posibilitan nuevas formas de mapear diversos problemas que se articulan con la experiencia de sujetos cada vez más conectados. La “visualidad, lo atroz y la tecnicidad, son estrategias para romper el mapa policial de lo posible y trazar de nuevo las coordenadas que habrá de transitar para que el conocimiento crítico incomode, sacuda, interpele” (p.33).

Datos cruciales: 

    1.- En 2004, tras la presión ejercida por el Sindicato de las Libertades Civiles de Estados Unidos, el Pentágono reveló 198 fotografías de los abusos de soldados contra prisioneros de la cárcel de Abnu Ghraib.

    2.- Datos arrojados por Google Trends sobre las busquedas relacionadas al caso de Ingrid Escamilla

    3.-Entre 25 de marzo y 1 de abril de 2020, la aplicación Zoom registró 1.4 millones de descargas en Brasil, y 745 700 descargas en México. Fue la segunda aplicación más descargada solo por detrás de TikTok. Además, en las aplicaciones para Android durante 2020 la segunda aplicación más descargada fue Zoom, la quinta fue Google Meet, y en sexto lugar Microsoft Teams.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    Uno de los mecanismos más poderosos del ejercicio de la dominación es normalizarla y volver invisibles los múltiples problemas que existen. En este sentido, una de las vertientes del colapso es el incremento de la violencia, la brutalidad se extiende y manifiesta de forma cotidiana, pero en vez de horrorizarnos y llamarnos a la acción y organización, parece que hay un proceso de aceptación y normalización. La dominación capitalista comprende la producción de miradas que anestesian la acción colectiva mediante saturación y/o manipulación, de suerte que las peores expresiones del capitalismo no están ocultas si no naturalizadas, a la vista de tod@s. Reguillo aporta un análisis crítico sobre esta operación de producción de subjetividades que es fundamental para entender las inercias de sociedades que como la mexicana, se desintegran aceleradamente .