If You Want Our Countries to Address Climate Change, First Pause Our Debts
Ruto, William et al. [2023], "If You Want Our Countries to Address Climate Change, First Pause Our Debts", The New York Times, New York, 8 de octubre, https://www.nytimes.com/2023/10/08/opinion/climate-change-africa-debt.html
Guillermo Ruto es el presidente de Kenia.
Moussa Faki Mahamat, es un político y diplomático de Chad, actualmente es el presidente de la Comisión de la Unión Africana.
Akinwumi Adesina es ex ministro de Agricultura y Desarrollo de Nigeria, actualmente es el presidente del Banco Africano de Desarrollo.
Patrick Verkooijen formó parte del grupo que diseñó el Acuerdo de París, y actualmente es presidente del Centro Global de Adaptación.
Cuando los países pobres se ven obligados a incumplir el pago de su deuda externa no pueden acceder a ningún crédito; por tanto, se reduce la inversión en servicios públicos y en los gastos para enfrentar el cambio climático.
Occidente suele solicitar a los países africanos que inviertan en costosos proyectos de resilencia climática para que el mundo pueda enfrentar el calentamiento mundial. La cuestión es que África no puede abordar la cuestión medioambiental sin que se solucione el problema de la deuda (Dato Crucial 1). El continente carga con una deuda cada vez más grande debido a múltiples factores como las consecuencias de la pandemia de coronavirus, alzas en los precios de combustibles y alimentos, tasas de interés más altas, catástrofes climáticas, etc.
Durante la pandemia de Covid-19 los gobiernos africanos tuvieron que aumentar su deuda para sostener a sus países. Esto, sumado al aumento de las tasas de interés, ha elevado mucho los pagos de la deuda (Dato Crucial 2). De hecho, África gasta más en el pago de la deuda que el presupuesto que Global Center on Adaptation estima necesario para la resiliencia climática africana (Dato Crucial 3).
Mientras tanto, en lugar de que se envíen recursos para que África pueda enfrentar la crisis climática, esta región sigue endeudándose a un ritmo demasiado rápido (Dato Crucial 4). África necesita pausar los pagos de deuda para invertir en proyectos de resiliencia climática, y aprovechará las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que comenzaron el 10 de octubre, para exponer sus necesidades.
El sistema financiero mundial actual se diseñó con el objetivo de proteger a los países más pobres del mundo y prevenir la inestabilidad financiera, según el artículo. Pero desde su diseño ha pasado casi un siglo, y ahora es obsoleto e injusto.
Las instituciones financieras internacionales que se crearon son demasiado pequeñas para los desafíos actuales, todo el sistema en conjunto es demasiado lento para la urgencia de problemas como el cambio climático y discrimina a los países pobres. De hecho, António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, solicitó al FMI recanalizar 100 mil millones de dólares en derechos especiales de giro para pagar inversiones en desarrollo sostenible y combate al cambio climático.
África solicitó una pausa de 10 años sobre el pago de los intereses de la deuda externa para que los países más vulnerables puedan invertir en resiliencia climática y en servicios públicos como salud y educación. Se solicitaron otros mecanismos para pagar la deuda, como condonar la deuda externa a cambio de inversiones en conservación medioambiental; además de ciertas flexibilidades, como la suspensión del pago de deuda cuando ocurren desastres climáticos. De hecho, este tipo de mecanismos permitieron a la República de Seychelles invertir en conservación marina para proteger sus océanos y salvaguardarse del aumento del nivel del mar. Además, es necesario crear procesos ágiles que brinden apoyo rápido a los países que han incumplido el pago de deuda.
Llevar a cabo todo esto no es fácil, todos los acreedores deben estar de acuerdo, pero son demasiados. Incluso el problema no es tanto la magnitud de la deuda, pues la deuda de Alemania es más grande que la del conjunto de gobiernos africanos (Dato Crucial 5). La cuestión es que los gobiernos africanos le deben a múltiples entidades, bancos multilaterales, países (principalmente China), y diversos sujetos del sector privado (Dato Crucial 6).
China es el mayor prestamista bilateral de África, y recientemente se mostró dispuesta a renegociar la deuda externa de Zambia, por lo que es posible que apoye a los países africanos.
Mientras tanto, África busca adaptarse al cambio climático; pero necesita ayuda financiera. La fuerza laboral y la riqueza natural de dicho continente lo vuelven una pieza clave para la prosperidad global, por lo que es necesario hacer que las finanzas globales respondan ante las necesidades climáticas de África.
1.-Entre 2021 y 2023, 52 países de ingresos medios y bajos han incumplido en el pago de deuda. De ese total 23 son países africanos.
2.- En 2023 el pago de deuda en Africa ascenderá a 62 mil millones de dólares, lo que representa un incremento de 35% respecto a 2022.
3.-De acuerdo con el Global Center on Adaptation, África debe invertir 50 mil millones de dólares anuales en resiliencia climática.
4.-África se endeuda a un ritmo 8 veces mayor que el de los países metropolitanos cuando necesita recuperarse de las consecuencias de catástrofes climáticas.
5.- Los gobiernos africanos deben alrededor de 1.8 billones de dólares, y la deuda de Alemania asciende a 2.6 billones de dólares.
6.- La deuda de África se distribuye en el sector privado (40% de la deuda); en bancos multilaterales como el Banco Mundial (38%), y otros países como China (21.5%).
El cambio climático en curso cada vez genera desastres más grandes y costosos. Las peores consecuencias se están produciendo en países que no son los principales responsables de la debacle climática, como los países de África. Ante esto, algunos líderes políticos buscan articular un frente denunciar la injusticia climática y exigir que se les brinde la ayuda necesaria para proyectos de resiliencia climática. Mientras tanto, las potencias desarrolladas prefieren destinar sus recursos a la guerra que ayudar proteger a las personas del desastre climático del que son responsables.