Clicks and control. America is concerned about social media. China is, too
The Economist [2024], "Clicks and control. America is concerned about social media. China is, too", The Economist, London, 23 de marzo, https://www.economist.com/china/2024/03/21/america-is-concerned-about-so...
La vigilancia en las redes sociales ha escalado a niveles importantes. Con el crecimiento de la influencia mediática de las empresas de redes sociales, la “preocupación” por la difusión de contenido falso ha llevado a países como Estados Unidos y China a imponer controles y restricciones de diferentes maneras.
En el caso estadounidense, la administración de Biden intenta frenar la “desinformación”. Las estrategias que utiliza el gobierno van desde lo general hasta lo particular, dependiendo de la gravedad de la situación: pueden invitar a eliminar cierto contenido hasta amenazar con vetos, a través de proyectos de ley o juicios en tribunales (dato crucial 1).
En el caso chino, la lucha por la erradicación de todo contenido de Occidente, llevó a prohibir las redes sociales occidentales para sustituirlas con propias. No obstante, sus empresas del ramo tampoco escapan del escrutinio del gobierno, a pesar de que en algún punto fueron consideradas “motores del crecimiento económico” (dato crucial 2). Así, en la medida en que estas compañías fueron ganando poder, las regulaciones gubernamentales se fueron endureciendo. En todo caso, el objetivo primordial del gobierno es evitar la filtración de contenido indecente que pueda dañar la imagen o los valores que promueve el Partido Comunista Chino (PCC). De este modo, desde 2020, los reguladores e inversionistas estatales adquirieron mayor libertad dentro de la gestión interna de las empresas en la toma de decisiones (dato crucial 3).
A pesar del control continuo del contenido en redes sociales, la nota indica que aún se filtra información “no deseada”, en donde los usuarios se destacan por los trucos que utilizan para evitar ser detectados (como la difusión de videos sobre las restricciones impuestas por la cuarentena de 2022 en Shanghai, China, a causa del COVID-19).
Contenido hostil
La nota redacta este apartado centrándose solo en el caso chino, en el que expone que la mayor preocupación del gobierno de Xi es la injerencia extranjera en los asuntos internos. Es por lo que obliga a las empresas de redes sociales desde 2022 a registrar y explicar la lógica de sus algoritmos ante los reguladores, en tanto insta a anteponer su propaganda política. A pesar de sus esfuerzos, la filtración de contenido “inapropiado” sigue sin vislumbrar su fin (datos cruciales 4 y 5).
1) El 13 de marzo de 2024, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que obligaría al propietario chino de Tik Tok (ByteDance), a vender la aplicación. En caso de no aceptar, se enfrentaría al veto estadounidense.
2) Datos de una encuesta realizada en 2022, indican que 46% de los chinos se informan a través de aplicaciones de videos cortos como Douyin; dicha aplicación cuenta con 740 millones de usuarios activos al mes (China tiene 1 400 millones de habitantes). Por otra parte, se estima que 33% se informa a través de plataformas como Weibo (similar a X) o WeChat (aplicación de mensajería).
3) De acuerdo con Jamestown (grupo de reflexión estadounidense), el gobierno de China gasta 6 600 millones de dólares anuales en censurar contenidos en línea. En 2023, en un periodo de dos meses, las autoridades afirmaron haber eliminado 1.4 millones de publicaciones de redes sociales y 67 mil cuentas.
4) La gráfica 1 muestra el crecimiento de usuarios activos de dos de las redes sociales más importantes en China en el periodo 2014-2023.
5) En 2020, investigadores de la Universidad de Stanford analizaron los videos que fueron tendencia en Douyin durante un periodo de cuatro meses. Descubrieron que 57% fueron creados por organizaciones gubernamentales o afiliadas al Partido Comunista Chino (PCC).
En el siglo XXI, la competencia por la hegemonía se trasladó hacia nuevos espacios. En este sentido, la disrupción en los espacios virtuales ha provocado que el estado busque re-legitimar su poder mediante la subversión de la información como herramienta para el control de la población.
No obstante, tal control cada vez escapa más de las lógicas capitalistas de antaño, en donde los motores del crecimiento económico a la vez se convierten en barreras para que las distintas formas de gobierno continúen con su reproducción. En tal sentido, llama la atención que la mercantilización de los datos de la población es fundamental para el estricto control y la vigilancia, de modo que empresas y gobiernos cuentan con nuevos medios para ejercer el poder. En cualquier caso, la posesión de la información es una nueva arma para subordinar a la población