The World May Be Entering a Much Bloodier Era
Wallace-Wells, David [2024], "The World May Be Entering a Much Bloodier Era", The New York Times, New York, 28 de febrero, https://www.nytimes.com/2024/02/28/opinion/international-world/coups-cli...
David Wallace-Wells es un periodista de Nueva York que actualmente ejerce como editor adjunto en la revista New York Magazine, habiendo desempeñado previamente el mismo cargo en The Paris Review.
La cantidad de conflictos armados a nivel mundial ha experimentado un notable aumento en los últimos años (Dato crucial 1), destacándose los numerosos golpes militares que han ocurrido en la región conocida como el “cinturón de golpes” del Sahel en África (Dato crucial 2). A pesar de que hace unos diez años se sostenía la idea de que el mundo estaba volviéndose más pacífico, los datos actuales muestran lo contrario, con un incremento en la violencia tanto por parte de actores estatales como no estatales.
El número de muertes debido a conflictos armados ha aumentado significativamente en los últimos años, pasando de cerca de 40 mil en 2011 a más de 238 mil en 2022, según estimaciones de Uppsala, lo que representa un aumento de casi seis veces en el periodo. Para los estadounidenses, este cambio se ha marcado con las guerras en Ucrania y Gaza. Sin embargo, hay más de dos guerras en el mundo, muchas de ellas con conexiones mucho más tenues con los intereses estadounidenses y, por lo tanto, con mucha menos atención por parte de Estados Unidos.
En la actualidad, unas de las mayores crisis humanitarias del mundo están ocurriendo también en Sudán (Dato crucial 3), en República Democrática del Congo (Dato crucial 4), en Yemen (Dra crucial 5), en Etiopía (Dato crucial 6) y en la República Centroafricana (Dato crucial 7).
En muchos aspectos, de acuerdo con el autor, la agitación más notable ha ocurrido en la región de Sahel, en la franja de golpes militares que se extiende por el continente justo al sur del Sahara, desde Guinea en el oeste, hasta la cuenca del Nilo y el Cuerno de África en el este. En esta zona, los golpes de estado pueden recorrer 4 600 millas desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo.
Así pues, este es un fenómeno geopolítico notable y puede ser el episodio más conspicuo de inestabilidad cívica y agitación en cualquier parte del mundo desde la caída del Telón de Acero, con más gobiernos cayendo por tomas militares en una región que los derrocados durante la Primavera Árabe de principios de la década de 2010, que derribó gobiernos en cuatro países, o las revoluciones de color de la década anterior, que derribaron cuatro.
Cada golpe de estado en Guinea, Burkina Faso, Chad, Níger, Mali y Sudán tiene su propia historia única y complicada. Aunque podría ser una coincidencia que estos golpes hayan ocurrido en la misma región, la región de Sahel es conocido por su falta de desarrollo, crisis humanitaria y problemas políticos. A pesar de ello, algunos expertos lo consideran una crisis para la democracia africana y un ejemplo destacado de la disminución global de las normas democráticas.
Se plantea también la posibilidad de que un golpe de estado pueda incitar al siguiente, aunque históricamente las juntas militares han sido más influenciadas por motivaciones internas que por factores externos. Mientras que algunos analistas estadounidenses culpan a la desaparición de la Pax Americana, los observadores cercanos al Sahel ven la intervención de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo, especialmente su invasión en Libia en 2011, como una causa significativa de la inestabilidad en la región. Además, hay un fuerte sentimiento anti-francés y una intervención estratégica evidente por parte de varias potencias internacionales, lo que alimenta la desconfianza generalizada hacia Rusia.
Los últimos años han sido particularmente difíciles en la región del Sahel debido a factores como la pandemia de COVID-19, las recesiones económicas derivadas de esta enfermedad y un aumento en la escasez de alimentos, en parte impulsada por la guerra en Ucrania. Esto ha resultado en una disminución en los ingresos públicos, crisis de deuda soberana y un aumento en la inflación. Aunque los militantes islamistas continúan siendo una fuente de inestabilidad en la región, este tema es en gran medida ignorado o pasado por alto por los civiles en Estados Unidos. Además, existe una tensión generacional, con una población joven cada vez más frustrada con el liderazgo más antiguo, así como una rápida urbanización desordenada desde las áreas agrícolas afectadas por conflictos.
También es importante mencionar otro factor que, el autor considera, puede estar contribuyendo a esta situación: el cambio climático.
Los científicos climáticos han pronosticado durante mucho tiempo que la región del Sahel sería una de las regiones más amenazadas por los efectos del calentamiento global. Diversas organizaciones han identificado al Sahel como uno de los puntos críticos de amenaza ecológica (Dato crucial 8). Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas, los impactos del cambio climático podrían exacerbar la inestabilidad política y los conflictos en varios países del Sahel (Dato crucial 9).
La lucha por el medio ambiente ha tenido un profundo impacto en la historia de la región durante medio siglo, pero los recientes trastornos son significativos. Se resalta especialmente la situación en Níger (Dato crucial 10), Mali y Chad (Dato crucial 11), y el Cuerno de África (Dato crucial 12).
Estos desastres no son la única causa de los recientes trastornos políticos. Como en muchas partes inestables del mundo, el cambio climático puede no ser la causa directa de las alteraciones políticas, pero está ejerciendo presión sobre sistemas ya frágiles. En agosto de 2023, Roland Ngam, de la Fundación Rosa Luxemburgo, escribió en el Daily Maverick de Sudáfrica que “detrás de todos los golpes de estado” se encuentran “instituciones débiles y especialmente el cambio climático, que ha causado un colapso masivo del ecosistema en el último siglo”.
Y en noviembre de 2023, Abdoulie Ceesay, el líder adjunto de la mayoría de la Asamblea Nacional de Gambia, escribió en The New Internationalist: “El simple hecho es que el aumento del militarismo ha ido de la mano del aumento de la pobreza, la inseguridad alimentaria, las crisis económicas y el clima extremo”. Por lo que concluye que “menospreciar el papel del cambio climático en estas crisis [le] parece obsceno”.
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1. En la Encuesta sobre Conflictos Armados del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres se contabilizaron 183 conflictos en todo el mundo en 2023, una cifra superior a la registrada en 30 años.
2. Seis países del Sahel africano han sufrido 11 intentos de golpe de Estado, ocho de ellos con éxito, desde 2020.
3. En Sudán, la guerra civil ha cobrado la vida de más de 10 mil personas, desplazado a casi ocho millones.
4. Casi siete millones de personas han sido desplazadas por los enfrentamientos en la República Democrática del Congo, en medio de acusaciones de asesinatos masivos, y las Naciones Unidas planean retirar a sus cascos azules en 2024.
5. El conflicto en curso en Yemen ha dejado más de un cuarto de millón de muertos y más de 20 millones necesitan asistencia humanitaria.
6. Algunos estudios estiman que la reciente guerra de Etiopía contra sus separatistas puede haber causado la muerte de hasta 600 mil personas en dos años.
7. En la República Centroafricana, un informe de 2023 publicado en la revista Conflict and Health sugirió que cerca de 6% de la población total podría haber muerto en 2022.
8. Se ha identificado al Sahel como uno de los puntos críticos de amenaza ecológica por parte del Instituto de Economía y Paz, y según el índice de la Iniciativa Global de Adaptación de la Universidad de Notre Dame, los seis países de la región se encuentran entre los menos preparados del mundo.
9. En noviembre de 2022, las Naciones Unidas advirtieron que los impactos del cambio climático podrían provocar inestabilidad política y conflictos adicionales en 10 países del Sahel ampliado. En los últimos cinco años, estos 10 países han experimentado un total de ocho intentos o golpes de estado exitosos.
10. En los últimos 20 años, Níger ha sufrido nueve sequías y cinco inundaciones importantes, con crisis alimentarias cada cuatro años y muchas áreas sin buenas cosechas durante una década.
11. En 2022, una temporada de lluvias intensas causó inundaciones devastadoras en Mali y Chad, eventos que se estimó que eran 80 veces más probables debido al cambio climático.
12. Una sequía de tres años en el Cuerno de África ha dejado a más de 4 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria; según estimaciones conservadoras, la sequía fue 100 veces más probable debido al cambio climático.
La región del Sahel ha sido testigo de una intensificación significativa de la inestabilidad política y la violencia, marcada por una serie de golpes militares, conflictos armados y desastres naturales exacerbados por el cambio climático. Esta crisis multidimensional ha puesto de manifiesto la fragilidad de las instituciones democráticas y ha exacerbado las tensiones socioeconómicas en la región. Es fundamental abordar tanto las causas estructurales como los desafíos inmediatos en el Sahel y más allá.