Jack Nicas es corresponsal y jefe de la oficina del periódico The New York Times en Brasil.

Los marubo son un pueblo indígena que habita los alrededores de río Ituí, casi totalmente aislados en lo profundo del Amazonas brasileña. Sin embargo, la llegada a Brasil de la empresa de internet satelital del magnate tecnológico Elon Musk Starlink (que promete conectar a los rincones más aislados del planeta) amenaza ahora con transformar radicalmente el estilo de vida de los marubo. El artículo de Jack Nicas hace un seguimiento de la compleja situación.

Como señala la nota de The New York, el pueblo marubo -que ha resistido por generaciones la modernidad- ahora se enfrenta a los pros y contras de la expansión de la red; la conexión se vuelve esencial y a la vez perjudicial en su vida cotidiana. Internet representa para ellos un gran salto técnico que, no obstante, también crea nuevos dilemas culturales e identitarios.

Desde 2019, la puesta en órbita de 6000 satélites de SpaceX (empresa matriz) no solo ha llevado la red hasta zonas remotas (antes impensables), también ha creado un monopolio en el mercado mundial de internet satelital. Como alude Nicas en el artículo, Starlink tiene un gran control tecnológico y estratégico de buena parte de infraestructura crucial en muchos países (dato crucial 1) -incluido Brasil- lo que le reporta beneficios multimillonarios (dato crucial 2).

El servicio de internet satelital transformó rápidamente la conexión en la región de los marubo en Amazonas (dato crucial 3). Para los marubo internet ha mejorado el acceso a los servicios públicos, pero a su vez ha traído problemas más complejos a su comunidad -redes sociales adictivas, violencia, estafas y pornografía en la red- así como nuevas posibilidades al tráfico maderero y a la minería ilegal en la región.

El pueblo indígena

El difícil acceso de las tierras indígenas del Valle del Yavarí ha condicionado su forma de vida y su poco contacto con el exterior. Aislados hasta finales del siglo XIX -con la llegada de las explotaciones de caucho a Amazonas- Nicas relata cómo los marubo han iniciando en las últimas décadas un proceso gradual de aculturación y cambios tecnológicos: comenzaron a usar prendas, armas, herramientas eléctricas (como los botes a motor), aprendieron portugués y algunos incluso comenzaron a migrar fuera de la selva.

La benefactora

En 2022 Elon Musk -junto al por aquel entonces presidente Jair Bolsonaro- anunció la llegada de Starlink a la Amazonia. Aunque los marubo llevan desde entonces solicitando al gobierno brasileño su implementación el servicio solo fue una realidad hasta septiembre del 2023 cuando Allyson Reneau -empresaria estadounidense y "filántropa" controvertida- apadrinó el proyecto con 15 mil dólares (destinados a adquirir 20 antenas para las aldeas). "Nunca había estado en Brasil, pero pensó que el retorno de la inversión era alto" apunta Nicas en el artículo.

La conexión

El reportaje de The New York ha arrojado -en los primeros días de seguimiento- repercusiones inmediatas, contradictorias y profundas. Internet ha trastocado la rutina de las aldeas hasta un punto que puede considerarse dañino para una comunidad donde, confiesa Enoque (uno de los líderes e impulsores del proyecto): "si no cazas, pescas o plantas, no comes”.

Al mismo tiempo la tecnología ha ayudado a resolver problemas cotidianos hasta entonces difíciles de subsanar por la distancia, ahora: “los líderes se coordinan entre las aldeas y alertan a las autoridades de problemas de salud y de la destrucción ambiental. Los maestros marubo comparten lecciones con sus estudiantes en diferentes comunidades” lo que parece ser para todos una gran ventaja.

El debate

Las divisiones al interior de la comunidad sobre el uso y el impacto de la tecnología han comenzado a aflorar. Los marubo se encuentra ahora atrapado entre dos visiones concretas: quienes ven en la modernidad tecnológica una fuente de beneficios para la comunidad -además de una gran herramienta de resolución a sus dificultades históricas-. Mientras algunos otros sopesan preocupados sus defectos y peligros, temiendo el fin de la identidad, cultura, forma de vida y conocimientos ancestrales de su pueblo.

El futuro

La tecnología digital toma nuevos ritmos y formas en su expansión cada vez más acelerada, llegando hasta los grupos y aldeas más apartados de Amazonas, generando contradicciones a su paso.

A la vez que esta levanta preocupaciones entre líderes indígenas y autoridades brasileñas por su falta de control y posible repercusiones en su modo de vida. Miembros de la comunidad y activistas -como Enoque y Flora Dutra (quien acompañó la exigencia de los marubo y planea llevar internet a otros grupos en la Amazonia)- critican la falta de compromiso de un gobierno que -a sus ojos- "cree saber qué es lo mejor para las comunidades indígenas, incluso mejor que ellos".

Mientras tanto para los marubo, atrapados entre la modernidad tecnológica y la lucha por la preservación, una cosa parece estar clara -como recoge Nicas- "No podemos vivir sin internet".