Ecologismo de la clase trabajadora y justicia climática
Feltrin, Lorenzo y Emanuele Leonardi [2024], "Ecologismo de la clase trabajadora y justicia climática", Viento Sur, 2 de abril, https://vientosur.info/ecologismo-de-la-clase-trabajadora-y-justicia-cli...
Lorenzo Feltrin es doctor en filosofía por la Universidad de Birmingham, investigador en el Departamento de Ciencias Políticas y Estudios Internacionales de dicha institución.
Emanuele Leonardi es investigador del Departamento de Sociología y Derecho Empresarial en la Universidad de Bolonia, especializado en Sociología Económica y Sociología del Trabajo.
El 9 de junio de 2021 la planta automotriz de Campi Bisenzio (Florencia) se transformó en un espacio de resistencia obrera y lucha climática. Como se hace eco el artículo, las y los trabajadores decidieron hacer frente al cierre y despido masivo, ocupando las inmediaciones, movilizándose en las calles y emprendiendo un gran proyecto de reconversión sostenible de su espacio de trabajo.
La fábrica -alguna vez parte la campeona nacional de la industria automotriz FIAT- era hasta hace algún tiempo propiedad de la multinacional GKN Driveline (una de las mayores manufactureras de vehículos a nivel mundial). Sin embargo la compañía fue adquirida en 2018 por el fondo de especulación británico Melrose Industries (dato crucial 1 y 2), desde entonces la planta de autopartes vive un lento proceso de desmantelamiento. Finalmente en 2021, en el contexto de un gran programa de "reestructuración empresarial" posterior a la pandemia, Melrose decidió -de la noche a la mañana- cerrar indefinidamente la fábrica para su venta, despidiendo a sus mas de 400 empleados.
Hoy el conflicto sigue en pie y la fábrica permanece ocupada. Mientras, como parte su estrategia, las y los trabajadores -organizados colectivamente y en alianza con el movimiento por la justicia climática- decidieron elaborar un innovador plan de acción[1] reivindicando, ante el gobierno y la sociedad italiana, una propuesta reapropiación y reconversión sostenible de su espacio de trabajo.
El fracaso de la transición ecológica desde arriba
Desde la celebración de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, estados, empresas e instituciones internacionales impulsan un sin fin de políticas económicas y ecológicas para enfrentar el agravamiento de la crisis climática. El texto describe cómo, ferente a la urgencia de transición, la idea de "desarrollo sostenible" ha sido fundamental para idear la noción de una estrategia ecológica específica, que pretende conciliar las premisas de la preservación ambiental con el ideario capitalista de crecimiento económico.
Dichos intentos se enmarcan en lo que los trabajadores llaman transición ecológica "desde arriba": pretender "corregir" las fallas del mercado (contaminacion, destruccion ambiental, etc.), asignando precios a los servicios ecosistémicos (como la capacidad de los bosques para absorber CO2) y garantizando, sobre todo, grandes beneficios económicos para el capital. Detrás de esta aparente iniciativa de solución a conflictos medioambientales -promovida y perpetuada en posteriores acuerdos internacionales (el Protocolo de Kioto de 1997 y los Acuerdos de Paris de 2015)- se esconde, sin embargo, lo que El Colectivo advierte cómo los fundamento de un nuevo ciclo de acumulación, donde emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) siguen en aumento (dato crucial 3) y los intentos de "gobernanza climática" -mas allá de meros mecanismos para flexibilizar la mercantilización de la naturaleza- demuestran ser un "fiasco".
El empeoramiento de la crisis y la incapacidad de encontrar una solución en este marco productivo-ambiental es lo que los lleva a plantear otra respuesta: una convergencia necesaria entre las luchas de los centros de trabajo y la justicia climática[2].
La raíz obrera de la ecología política
Dentro de la narrativa de la transición "desde arriba" existen dos supuestos a desmitificar: la afinidad, muchas veces electiva, entre la protección medioambiental y el crecimiento/desarrollo económico. Su fin, advierten los trabajadores, es relegar la resistencia obrera contra la desigualdad económica y social a un segundo plano, mientras se convierte al empresario en un sujeto "concientizado" y fundamental para transitar a una economía "mas verde". Por otro lado se encuentra la contraposición errónea entre defensa de las condiciones de trabajo y enfrentamiento a la crisis climática. De él se desprende el pensamiento binario del capital (fundamental para el sistema productivo) que opone, por ejemplo, la salud médica al salario (bienestar económico).
El Plan para un Centro Público de Movilidad Sostenible tiene así el fin construir un nuevo imaginario colectivo, mas allá de la "interiorización" derrotista que sufre el movimiento obrero hoy en dia. Datando los profundos vínculos de la lucha ecológica y laboral en el "largo 1968", los trabajadores destacan el papel histórico que jugaron las demandas obreras al politizar la cuestión ecológica en su espacio de trabajo. Entre 1960-1970, una de las principales consignas políticas del movimiento sindical fue luchar por un medio ambiente sano en las fábricas[3].
Encarar las desigualdades socioeconómicas sigue siendo una condición necesaria para combatir el deterioro de las "bases materiales de la reproducción de la naturaleza", mas tomando en cuenta que la marginación de las condiciones del trabajador en las últimas décadas coincide con el aceleramiento de la crisis (dato crucial 4). El "ecologismo de la clase trabajadora" nace así como un saber partidario centrado en el lugar de trabajo que, influido por los desarrollos ecologistas y feministas sobre la reproducción social, entiende al espacio laboral como ecosistema: el habitat particular de quienes reproducen su fuerza de trabajo degradado por las formas de riesgo laboral y la monetarización de la salud.
Ante el resurgimiento del movimiento climático y social en nuestro siglo, el Plan de los trabajadores de Campi Bisenzio busca superar anteriores tensiones al interior de la lucha obrera entornó al trabajo[4] que la llevaron a su derrota y a una violenta reacción del capital (fragmentación del trabajo, reducción del Estado del bienestar y la construcción de la transición ecológica desde arriba) y “(re)vincular” nuevamente ambas luchas (ambiental-laboral), negando la posibilidad de una transición desde y por el capital
Converger para levantarse, en y contra la crisis ecológica
La derrota del "largo 1968" devino en la imposición de un gran proceso de “desindustrialización nociva” a escala mundial. La fragmentación y disminución del trabajo en zonas industriales "nocivas" son las nuevas características inherentes de la estrategia de transición desde arriba: mientras se pierden puestos de trabajo en aras de “disminuir la contaminación”, los empleos "sobrantes" y sus condiciones laboral se precarizan. Sin embargo, la transición ecológica empresarial vuelve a fracasar en sus premisas pues, a pesar de la reducción del empleo mas dañino para el medio ambiente, la crisis medioambiental no para de agravarse. La lógica del beneficioso se traduce en pérdidas relativas de empleo, precarización y profundización de la devastación medioambiental (dato crucial 5).
Para el ecologismo de la clase trabajadora es necesario entender el impacto desigual de la crisis ecológica y la desindustrialización en el espacio de trabajo, tomando en cuenta que las condiciones meteorológicas extremas y los estagos de la explotación se agudizan en función de la clase, la raza y el género de quien trabaja: nuestra sociedad depende del trabajo capitalista y del crecimiento infinito de la producción de mercancías, donde quienes trabajan en las industrias altamente nocivas (los sujetos mas precarizados económicamente) son a su vez parte de los sectores mas vulnerables al cambio climático.
El Colectivo comprende este impacto transversal pero diferenciado entre trabajadores. Su Plan contempla la exigencia de formar una unión interseccional, actualizando el "método de análisis de la composición de clase" desde las categorías del sistema clase-raza-género: 1) Incorporando “una concepción ampliada de la clase obrera, definiendola por la obligación de vender su fuerza de trabajo” (personas desempleadas, trabajos informales, autónomos, reproductivos, intelectuales subordinados). 2) Proponiendo un concepto de trabajo que se posicione fuera de la “frontera de la mercantilización” e “incluya tanto la producción como la reproducción” (incorporando la concepción feminista de la reproducción social). 3) Entendiendo los intereses de clase obrera sin distinciones territoriales entre “lugar de trabajo/comunidad”, uniendo ambos espacios (el de trabajo y el de la lucha comunitaria).
"La triple expansión de los intereses de la clase obrera" propuesta supera así las narrativas convencionales del trabajo "asalariado e industrial" -donde todo lo que existe fuera de "la fábrica" carece de carácter de clase (excluyendo los trabajos reproductivos y racializados del sur global). Fuera la composición técnica de la clase trabajadora (procesos de producción, niveles tecnológicos, diferencias salariales, cadenas de valor, etc.) existe una composición política -basada en la lucha, organización y formas de conciencia- y social[5]. La última es definida por las formas en que "las y los trabajadores se reproducen en la comunidad" (familia, vivienda, bienestar), lo que hace posible analizar a la clase trabajadora mas allá de las limitantes de la teoría "obrerista", en relación con la degradación medioambiental, la transición ecológica y un amplio sistema de explotación que contempla las categorías raza-generó.
El Plan para un Centro Público de Movilidad Sostenible incluye así a las trabajadoras y los trabajadores situados de forma diferenciada en sistema de género-raza-clase, contemplando además la convergencia entre las luchas en el lugar de trabajo y las luchas comunitarias, que adquieren relevancia para superar las divisiones aparentes en las condiciones "objetivas" de trabajo.
Conclusiones: el conflicto en GKN y la transición ecológica desde abajo
La organización y lucha comunitaria del Colectivo de la fábrica de Campi Bisenzio junto al movimiento por la justicia climática es un gran paso para construir una alternativa desde abajo a la transición ecológica dominante. En su crítica al "sistema productivo que produjo la crisis", los trabajadores han demostrado práctica y teóricamente de que la convergencia entre centro de trabajo y comunidad territorial es posible, siendo capaces de convocar movilizaciones multitudinarias y uniendo a miles de personas para resistir el curso general de la reestructuración de su espacio de trabajo, concluyendo que:
“Una verdadera transición climática, ecológica y social no puede prescindir de la capacidad de una sociedad para establecer formas de planificación integrales y sostenibles. Y esa planificación no puede generarse a través de chantajes y jerarquías laborales o en la opresión y represión de las comunidades –como ocurre desde hace años, por ejemplo, en el Valle de Susa–, sino que debe provenir de un despertar de la democracia radical y participativa”
La mercantilización del trabajo separa y subordina irremediablemente la producción capitalista y la reproducción de la vida. Sin embargo el beneficio real no debería basarse en el crecimiento infinito, sino en la capacidad de producir cosas mas allá de las opciones de consumo existentes en el mercado "intrínsecamente individualistas y a corto plazo". Es por esto que el Plan propone la "desmercantilización" de la producción, nacionalizando la fábrica bajo control obrero y creando un "Centro Público de Movilidad Sostenible" en su lugar, para formar un nuevo horizonte contrapuesto al modelo de grandes beneficios y crecimiento sin límite: reduciendo la jornada laboral sin recortes salariales y redistribuyendo las cuotas de trabajo equitativamente entre la población, demostrando que: "Es posible trabajar menos si todo el mundo trabaja, y es un derecho por el que todo trabajador, de hoy y de mañana, debe luchar"
Notas
[1] El Plan, publicado en 2022 por la Fundación Feltrinelli como “Plan para un Centro Público de Movilidad Sostenible”, fue escrito por el Colectivo de la Fábrica GKN “Insorgiamo” (Levantémonos) y un grupo de investigación solidaria con el fin de crear la primera fábrica sostenible y socialmente integrada de Italia.
[2] Por "justicia climática" se entiende aquella perspectiva que considera el calentamiento global como un síntoma de desigualdad a escala planetaria.
[3] La lucha de los trabajadores de la planta química Montedison en en Venecia (1960) y de las unidades de pintura FIAT en Turín (1969) son algunos ejemplos.
[4] Refiere al conflicto entre la perspectiva obrerista/sindical de "redención" del trabajo y la idea de liberación del trabajo asalariado enarbolada por el operísmo italiano.
[5] Propuesta de Seth Wheeler y Jessica Thorne en el articulo “The workers’ inquiry and social composition” https://notesfrombelow.org/article/workers-inquiry-and-social-composition
1) Melrose Industries es controversial por sus "reestructuraciones". Su modus operandi como fondo de "recuperación" es descrito como "adquirir empresas industriales de bajo rendimiento, reducir costos y revenderlas". Su lema “Buy, Improve, Sell" (comprar, mejorar, vender). Adquirió GKN por 8,1 mil millones de libras esterlinas.
2) Hasta 2021, Melrose se había beneficiado de fondos y créditos fiscales del Estado italiano para llevar acabó la transición tecnológica 4.0 de la industria automotriz de Campi Bisenzio.
3) La gráfica (1990-2022) muestra el aumento continuo desde 1992 a la actualidad de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) generadas por combustibles fósiles (e industrias). (https://ourworldindata.org/grapher/annual-co2-emissions-per-country?coun...).
4) En las ultimas tres décadas la cantidad total de emisiones de gases de efecto invernadero supera el total producido entre el siglo XVIII y 1990.
5) De 1991 a 2021 el porcentaje mundial de empleo en el sector manufacturero ha disminuido (15,6% a 13,6%) mientras las emisiones de carbono generadas por combustibles fósiles aumentaron de 23 a 36 mil millones de toneladas (al año) y las emisiones generadas directamente por la industria pasaron de 4,4 a 7,6 mil millones de toneladas.
Collettivo di Fabbrica GKN [2022], Insorgiamo: Diario collettivo di una lotta operaia (e non solo), Alegre, Roma.
Wheeler, S. y Thorne, J. [2018]. The workers’ inquiry and social composition, Notes from below, https://notesfrombelow.org/article/workers-inquiry-and-social-composition
El caso del movimiento de los trabajadores en Campi Bisenzio es un ejemplo paradigmático de lucha transversal contra el cambio climático, que propone nuevas estrategias y visiones ante el agravamiento de la crisis climática.
Su análisis metodológico, el "ecologismo de la clase trabajadora" (influido por el movimiento de la justicia ambiental y el feminismo) es fundamental para tejer conexiones vitales entre lo ecosistémico y lo laboral. En el la observación alcanza nuevos horizontes críticos, donde la producción en el espacio de trabajo y reproducción social se relacionan con todos los ámbitos de la vida comunitaria, incluyendo esencialmente lo ambiental. Es así que podemos comprender el impacto histórico de los procesos de financiarización, fragmentación, deslocalización y desposesión: la "desindustrialización nociva", como forma de relación empresa/estado/sociedad está intrínsecamente relacionada con la destrucción y crisis medioambiental, incluso desde el núcleo productivo (los sujetos y su territorio).
El Plan propuesto también es un ejemplo de investigación militante, cuestionando el el status quo dominante en el sistema económico/productivo y su concepción sobre la "transición ecológica", desafiando desde "abajo" las jerarquías laborales y proponiendo nuevas alternativas, socialmente y ecológicamente integradas, que respondan a los intereses comunitarios, laborales y sociales.