Hype and hyperopia. How Xi Jinping plans to overtake America

Cita: 

The Economist [2024], "Hype and hyperopia. How Xi Jinping plans to overtake America", The Economist, London, 6 de abril, https://www.economist.com/finance-and-economics/2024/03/31/how-xi-jinpin...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Domingo, Marzo 31, 2024
Tema: 
Dificultades en las metas económicas más ambiciosas de China
Idea principal: 

    The Economist sostiene que a pesar de los compromisos y políticas contundentes, las ambiciones económicas del gobierno de Xi Jinping enfrentan dificultades para materializarse, dado que China necesita mejorar sus industrias tradicionales, romper con el dominio extranjero sobre tecnologías y, sobre todo, contar con la ayuda de los gobiernos locales (con escasez de efectivo) y de empresarios privados (que carecen de confianza). Por lo tanto, China debe atender primero sus problemas económicos inmediatos, para asegurar el éxito de sus planes más ambiciosos.

    La provincia de Heilongjiang, ubicada al noreste del país, ilustra los problemas que atraviesa la economía China: tiene la tasa de natalidad más baja del país, los precios de la vivienda en su ciudad más grande están cayendo y está sumida en una profunda deflación (Dato crucial 1).

    Durante su visita a Heilongjiang, el presidente Xi Jinping señaló que hay que cultivar “nuevas fuerzas productivas” frase que Wang Xianqing, de la Universidad de Pekín, comparó con el término de “reforma y apertura” (la fórmula del éxito económico de China a partir de 1978 que descansó en la adopción de las fuerzas del mercado).

    Lo cierto es que tal pronunciamiento de Xi Jinping denota que el gobierno de China está buscando nuevas formas de impulsar la economía del país, lo cual The Economist subraya que es una hipermetropía, pues es una visión a largo plazo que impide a sus dirigentes centrarse en las preocupaciones económicas inmediatas. Hasta el momento, sus fuerzas productivas se basaron en movilización de mano de obra y acumulación del capital (Dato crucial 2), sin embargo, tras la crisis financiera mundial de 2007-2009, la acumulación de capital se basa en nuevas propiedades o infraestructura.

    No obstante, tanto la fuerza laboral como la demanda de propiedades en China se está desplomando. Esto se debe a que el país atraviesa una crisis inmobiliaria que ha afectado la confianza de los consumidores, privando a los gobiernos locales de ingresos por la venta de tierras. Cada vez menos personas se mudan a las ciudades de China, las ganancias especulativas en bienes raíces no están aseguradas y los potenciales compradores de viviendas temen comprar por adelantado por la falta de confianza en los promotores.

    Lo anterior representa un problema para la economía de los gobiernos locales, privados de ingresos cruciales por la venta de tierras. Por otro lado, el gasto no ha sido suficiente como para emplear plenamente las fuerzas productivas de China, las cuales habían sido clave en su crecimiento económico.

    The Economist sugiere que, en la etapa de desarrollo económico en la cual se encuentra China, lo ideal es un giro hacia los servicios. Sin embargo, los planes gubernamentales apuestan por la sofisticación y autonomía de su industria manufacturera (así lo sugiere el decimocuarto plan quinquenal que abarca el período 2021-2025, dato crucial 3). Más aún después de que la pandemia impulsó la demanda de productos manufacturados provenientes de China, además de los controles de Estados Unidos a las exportaciones de tecnologías de punta, frente a lo cual China busca impulsar sus alternativas locales, sobre todo en lo referente a la manufactura de alta tecnología.

    Para alcanzar sus objetivos económicos, el gobierno de China ha impulsado diversas políticas. El Ministerio de Educación aprobó una especialización universitaria en ciencia e ingeniería de conductores de alta gama. Por otra parte, el gasto en políticas industriales (incluidos subsidios, exenciones fiscales y crédito barato) es más de tres veces el porcentaje gastado por Estados Unidos, de acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (Dato crucial 4).

    Para ser “líder de la próxima revolución industrial” China debe mejorar sus industrias tradicionales y romper con los dominios extranjeros sobre las industrias existentes. No obstante, las ambiciones gubernamentales no pueden tener cabida sin el apoyo de los gobiernos locales (que carecen de recursos) y de empresarios privados (que no tienen confianza).

    El búho extiende sus alas

    Barry Naughton, de la Universidad de California, evoca a Hegel y Marx para definir las implicaciones de lo que Xi Jinping quiso decir cuando se refirió a “nuevas fuerzas productivas”. De acuerdo con el economista, el término se asemeja a la dialéctica de Hegel, en el sentido de que una acumulación de cambios cuantitativos puede resultar en una ruptura cualitativa. Por otro lado, para Marx, cuando las nuevas fuerzas productivas tienen suficiente peso en la economía, pueden rehacer el orden social.

    Sin embargo, Xi Jinping ha mencionado que para impulsar las nuevas fuerzas productivas, el gobierno impulsará mejoras en la “productividad total de los factores” (es decir, aumentos en la producción que no pueden atribuirse a aumentos en insumos mensurables como capital físico y humano), término propio de la economía neoclásica. Así las cosas, Naughton señala que el concepto, tal y como lo plantea el presidente de China, es una extraña combinación.

    Los dirigentes de China, de acuerdo con declaraciones del presidente, sugieren que las nuevas fuerzas productivas surgirán de la aplicación de ciencia y tecnología a la producción para garantizar, entre otras cosas, su autosuficiencia (Dato crucial 5). Lo cierto es que no se trata de una meta que el gobierno se haya planteado recientemente, aunque sí ha cambiado su enfoque. En 2006, un plan de 15 años estableció objetivos para aumentar el gasto en investigación y desarrollo y reducir la dependencia de tecnología externa, además de que estableció 16 megaproyectos. Sin embargo, estos eran intentos de replicar tecnologías existentes.

    Después, en 2010, los esfuerzos se dirigieron hacia las industrias estratégicas emergentes (tecnologías de la información, energías renovables y vehículos eléctricos). Luego, en 2016, China impulsó una estrategia de “desarrollo impulsada por la innovación” consistente en emplear las tecnologías más recientes (Internet de las cosas, tecnología verde, inteligencia artificial, etc.) de forma simultánea y complementaria. Tal era el compromiso con la innovación tecnológica industrial, que el gasto en este rubro era excesivo (Dato crucial 6).

    Los resultados de estos esfuerzos gubernamentales han colocado a China dentro y a la cabeza de ciertas innovaciones tecnológicas, aunque The Economist sugiere que no son tan impresionantes como esperaban los líderes chinos. China se encuentra bien posicionada en lo que respecta a comercio electrónico, tecnología financiera, trenes de alta velocidad y energía renovable. También se encuentra al frente en drones, robótica, radares y criptografía poscuántica. En 2023, fue el mayor exportador de autos del mundo. Además, ocupa lugares principales a nivel mundial en otros rubros de innovación, ciencia y tecnología (Dato crucial 7).

    El impacto económico del giro tecnológico de China es difícil de cuantificar, aunque existen ciertas mediciones estadísticas que indican que no ha sido tan prometedor (Dato crucial 8), lo cual denota que sus dirigentes deben atender primero los problemas económicos más inmediatos.

    Por otro lado, China se enfrenta a los embargos tecnológicos de Estados Unidos, tales como los controles de exportación sobre los equipos de fabricación y venta de chips. Tal situación ahonda en la urgencia de China de buscar la autosuficiencia tecnológica a través del impulso de sus industrias locales, ya que es altamente dependiente de componentes, software y equipos provenientes del exterior. Además, Estados Unidos se encuentra como el principal competidor de China en el liderazgo tecnológico, abarcando campos en los cuales China tiene ventaja (como fue el caso de la Inteligencia Artificial, con la llegada de Chat en 2022, un modelo de lenguaje desarrollado por Open).

    Además, entre otras dificultades que enfrenta China en sus metas económicas, The Economist identifica las medidas rígidas tomadas por sus dirigentes para regular muchas de las empresas tecnológicas del país en 2021 (sobre todo aquellas enfocadas en plataformas orientadas al consumidor como Alibaba y Meituan) acusadas de mal manejo de datos, competencia desleal y explotación de trabajadores independientes. Las empresas afectadas por las medidas gubernamentales son también grandes inversores en tecnologías de vanguardia, cuya confianza e incentivos fueron afectados (Dato crucial 9).

    Socialismo científico

    En lo que respecta al crecimiento de la productividad total de los factores, hay una desaceleración (Dato crucial 10) lo cual sugiere que China está lejos de cumplir su meta de impulsar las nuevas fuerzas productivas. A pesar de las innovaciones tecnológicas de China, las estadísticas de productividad no crecen, lo cual sugiere que su economía se encuentra inmersa en la “paradoja de Solow” (la era tecnológica no habilita por sí sola el crecimiento de la productividad).

    Con el objetivo de impulsar las nuevas fuerzas productivas, la innovación tecnológica en China descansa en tres ámbitos: replicar “tecnologías de estrangulamiento”, impulsar las tecnologías del futuro (computación fotónica, interfaces cerebro-computadora, fusión nuclear y gemelos digitales; dato crucial 11), así como mejorar las industrias existentes a través de la implementación de tecnologías (por ejemplo, plantación automatizada o cría selectiva utilizando Big Data).

    The Economist advierte que dichos objetivos tecnológicos son una “locura que China no puede permitirse”, sobre todo porque le impiden concentrarse en el desarrollo de tecnologías locales para reducir su dependencia del exterior en dicho ámbito. No obstante, de acuerdo con Zhang, de la consultora Gavekal, los líderes chinos prevén que las industrias del futuro funjan como “monedas de cambio” con el resto del mundo para alcanzar su soberanía tecnológica.

    La experiencia histórica de los años noventa (en la cual China fracasó en su intento de desplazar a los fabricantes tradicionales de vehículos) ha demostrado que el área de oportunidad de China descansa en ir un paso adelante en el ámbito tecnológico, para adquirir una ventaja que sus adversarios no tienen. De acuerdo con Jie Mao, de la Universidad de Economía y Negocios Internacionales de Beijing, las políticas de China en materia tecnológica entre 2000 y 2012 impulsaron más la productividad en industrias nacientes que en las industrias tradicionales.

    No obstante, aunque China apunta hacia el futuro en sus metas económicas más ambiciosas, la realidad es que los recursos para el financiamiento están decreciendo. No sólo porque los presupuestos de los gobiernos locales están ajustados (dadas las dificultades que enfrentan para la venta de tierras, fuente que sostuvo en el pasado una parte importante de los fondos para el impulso tecnológico), sino también por el clima de inseguridad por parte de los inversores.

    Antes de reinventar la economía de China, sus dirigentes deben enfocarse en impulsar sus fuentes de acumulación. Li Qiang, primer ministro de China, ha expuesto en las dos sesiones de 2024, que las principales tareas del país para el próximo año son la modernización del sistema industrial y el desarrollo de nuevas fuerzas productivas de calidad. No obstante, antes debe atenderse la deflación y reactivarse los mercados, dadas las dificultades que los gobiernos locales enfrentan para reponer sus recursos.

Datos cruciales: 

    1) La provincia de Heilongjiang creció solo 2.6% en 2023. Además, se encuentra sumida en una profunda deflación, dado que su nominal, antes de ajustarse a la inflación, apenas creció.

    2) Entre 1996 y 2015, la fuerza laboral de China creció en 100 millones de personas. Por otro lado, de acuerdo con la Organización Asiática de Productividad, su stock de capital aumentó de 258% en 2001 a 349% dos décadas después.

    3) La industria manufacturera de China disminuyó de casi un tercio en 2006 a poco más de una cuarta parte en 2020.

    Porcentaje del PIB de China que representa la industria manufacturera

    De 2004 a 2023 la industria manufacturera de China ha caído casi cinco puntos porcentuales.

    4) El gasto en políticas industriales en China ascendió 1.7% en 2019.

    5) El presupuesto del gobierno central de China, presentado en marzo de 2024, aumentó en 10% el gasto anual en ciencia y tecnología, fue el mayor aumento porcentual de cualquier división.

    6) En 2020, China gastó casi 2.9 billones de yuanes (420 mil millones de dólares, o 2.8% del total) en ciencia y tecnología, según la consultora Rhodium Group. La contribución del gobierno superó 60% si se incluyen generosas exenciones fiscales. De los destinatarios, una sexta parte terminaron en universidades o institutos de investigación, mientras que 60%, aproximadamente, fluyó hacia empresas.

    La gráfica 1 muestra las fuentes de financiación para ciencia y tecnología en China en 2020, los valores se muestran en billones de yuanes. Se observa que el gasto gubernamental en este rubro se dirigió hacia los institutos de investigación y las universidades, además de que hubo gastos gubernamentales extrapresupuestarios para la construcción de nueva infraestructura y para aportar a la iniciativa privada.

    7) En una lista de 64 tecnologías “críticas” identificadas por el Instituto Australiano de Investigación de Políticas, China lidera el mundo en todas menos 11, según su proporción de los artículos más influyentes en estos campos. El país es número uno en 5 y 6 comunicaciones, así como en biofabricación, nanofabricación y fabricación aditiva.
    Además, China ocupa el puesto 12 en el Índice Global de Innovación, publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, el cual combina alrededor de 80 indicadores (que abarcan infraestructura, regulaciones y condiciones de mercado, así como esfuerzo de investigación, concesión de patentes y recuento de citas). Es una posición importante considerando que un país de ingresos medios con el promedio per cápita de China esperaría ubicarse en los 60.

    8) Los estadísticos de China estiman que las industrias emergentes estratégicas representaron 13,4% en 2021, frente a 7,6% en 2014, pero por debajo del objetivo original para 2020 de 15%. En comparación, el valor añadido de la construcción de propiedades y los servicios (sin tener en cuenta los vínculos iniciales con el acero, el mineral de hierro y otras industrias similares) fue de alrededor de 12%.

    9) De acuerdo con la consultora Rhodium, las grandes empresas de Internet de China redujeron su gasto en casi 7% en el primer semestre de 2023, en comparación con el año anterior.

    10) Los esfuerzos en materia tecnológica de China en 2006 preveían que su contribución al crecimiento aumentara a 60%, sin embargo ha caído a menos de un tercio, de acuerdo con Louis Kuijs de & Global Ratings, una agencia de calificación crediticia.

    11) El gobierno de China está alentando a los laboratorios e institutos de investigación a gastar más de la mitad de su financiación en científicos menores de 35 años, bajo la idea de que estos tienen más probabilidades de alcanzar los avances que el país requiere.

    La gráfica 2 muestra el desempeño de innovación de acuerdo al nivel de ingresos, medido de acuerdo al producto interno bruto por persona en Paridad del Poder Adquisitivo (PPA).

    China posee un índice mundial de innovación de casi 60, posicionándose sobre las expectativas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    La competencia económica entre China y Estados Unidos no es más que el acaparamiento para el dominio total de los circuitos de capital y las fuentes de acumulación, cuyos principales protagonistas son las empresas transnacionales, quienes moldean el resto de aspectos de la vida social en donde concentran su poder.

    En un contexto en el cual se valorizan más servicios y mercancías con “tecnología de punta”, no es de extrañar que el giro de las economías en auge se concentre en el impulso tecnológico e innovación industrial. No obstante, vale preguntarse el poder que descansa en las corporaciones que lideran los giros industriales y a costa de quienes se libra esta disputa por la hegemonía económica, sobre todo por el crecimiento económico desigual evidente en China, pero también en el resto de Estados arrastrados a seguir la receta de éxito económico hegemónica para estar dentro de la competencia intercapitalista.